La importancia de la figura del psicólogo en el éxito deportivo de un equipo | Yo soy noticia


El estrés y la ansiedad que generan la competencia, o el trabajo de formación de deportistas, suele desencadenar marcada merma en el rendimiento en equipos, jugadores y entrenadores; lo que ha llevado a los clubes punteros a incluir psicólogos dentro de sus estructuras.

El jugador que pierde sorprendentemente y sin motivo aparente su efectividad, concentración o capacidad estratégica; el grupo que pierde la química y con ello se resiente su funcionamiento colectivo: o el entrenador que preocupado por cuestiones técnico-tácticas no puede poner el foco en la parte anímica de su plantel, son solo algunos ejemplos de las innumerables situaciones en las cuales contar con un psicólogo en la estructura del plantel podría contribuir, en pos de potenciar o al menos mantener en alto el rendimiento de un equipo.

Un psicólogo deportivo debería ser parte del cuerpo médico de un plantel, trabajando mancomunadamente con médicos, kinesiólogos, preparadores físicos y hasta utilleros; a las órdenes del entrenador jefe, que es en definitiva quien marca tiempos y pautas en el andamiaje del equipo.

El psicólogo debe estar a la mano, sin forzar situaciones, aportando lo suyo cuando se lo requiera, sin interferir o buscar lugares de protagonismo innecesarios, porque solo a partir de allí logrará ganarse el lugar de confianza necesario para serle útil a su equipo de trabajo. Todos los que somos aficionados al fútbol hemos sentido muchas veces esa ansiedad que se vuelve horrible en momentos claves, como por ejemplo en los últimos minutos de un partido cuando el rival nos está acorralando y un gol de éste nos quitaría de la competición; o en los temidos penaltis.

Creo que todos los aficionados nos hemos preguntado alguna vez qué siente el jugador que lanza un penalti cuando se está decidiendo la semifinal o la final de un campeonato. Quizá nos preguntemos si está aterrado de miedo y ansiedad, o por el contrario está totalmente seguro de sí mismo y al margen de la tensión que se respira en el ambiente. Es evidente que en este tipo de situación es donde el papel del psicólogo puede ser decisivo en el resultado de toda una temporada.

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El aporte de una visión periférica o global de la energía que se mueve en el grupo y el trabajo individual con algún integrante del mismo, son algunas de las tareas que puede cumplir el psicólogo dentro de un plantel, contribuyendo con su aporte a que el grupo o sus individualidades (quien lo necesite) aprendan a trabajar y manejar las situaciones de estrés que trae consigo la competencia propiamente dicha.

El psicólogo, adaptado al deporte, puede ser una herramienta de valor incalculable para el entrenador, su equipo de trabajo y el plantel todo, pero para ello, decía, es fundamental que tenga sobrada experiencia. Experiencia no sólo en las técnicas que vaya a utilizar, como por ejemplo las herramientas para calmar la ansiedad o para transmitir seguridad, sino también en el manejo de grupos. Haber vivido, de una u otra forma, experiencias deportivas propias que le permitan comprender, en términos reales, de que se trata eso que sienten el entrenador o el jugador cuando empieza a correr el reloj.

También es interesante el trabajo con las categorías inferiores, aportando en la formación intelectual del novel deportista para que, depende el caso, aprenda a ampliar su visión estratégica, a manejar las emociones durante el juego, a relacionarse bien con el grupo y, fundamentalmente, a sobrellevar la presión que suele venir del entorno. El causante de que más de una promesa quede en el camino, como consecuencia del hastío que termina poniéndole freno al crecimiento intelectual y deportivo.

Es común a todos los deportes ver quedar en el camino una gran cantidad de promesas o buenos proyectos. Depende el caso, la culpa será atribuida al entrenador que lo quemó, al club que no lo supo valorar, a los problemas de su núcleo familiar, a las excesivas presiones y la ansiedad a la que le expusieron, o a la novia que le cambió la cabeza. Invariablemente, siempre hay una razón, pero no siempre hay un motivo o un culpable para que “se pierda en el camino” un valor que promete, y un psicólogo integrado al equipo de trabajo de las divisiones formativas de un club puede ser de vital ayuda para evitar que esto pase.

Los psicólogos de un club a veces son los grandes olvidados, no salen en el telediario, no reciben la ovación de la afición, pero el valor de su trabajo es incalculable. Por eso creo que merecen el respeto y admiración de toda la afición».

El día a día más de una vez hace que la visión del entrenador esté centrada en trabajar sobre lo que el jugador o el equipo necesitan para la competencia propiamente dicha; dejando de lado la visión puntual sobre lo que pueda estar pasándole a tal o cual jugador. Los psicólogos de un club a veces son los grandes olvidados, no salen en el telediario, no reciben la ovación de la afición, pero el valor de su trabajo es incalculable. Por eso creo que merecen el respeto y admiración de toda la afición.

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