Alberto Carretero
El siguiente ejemplo sirve para englobar a todos aquellos grupos de amigos que cada semana sacan unas horas de sus ajetreadas rutinas profesionales para entrenar, jugar y sobre todo compartir risas y momentos distendidos en torno a un balón de fútbol
La excusa del balón
Rocafort es un pueblo que está a diez minutos de Valencia, y allí cada semana nos reunimos un grupo de amigos para jugar un partido. Se le puede llamar equipo de fútbol ya que es lo que somos, pero en realidad este grupo es más que eso.
No solo nos reunimos los miércoles para entrenar y los sábados para competir, sino que es tras el día de entrenamiento cuando luego se hace una cena en el mítico ‘Xipri’. Allí se reúne parte del equipo ya que no todos se pueden quedar, al día siguiente hay que madrugar para trabajar, pero lo importante es que cada semana se repite esta tradición seamos más o menos.
Uno más de la familia
En este equipo no hay estrellas, habrá jugadores mejores o peores pero eso no importa ya que aquí cada uno es parte del grupo. La unión de fuerzas, el esfuerzo común, la entrega y la lucha es lo que nos hace grandes.
Como en todo deporte el ganar siempre es mucho mejor, pero aquí no es lo primero. Lo que se busca es pasarlo bien, ser parte de este grupo de personas que ya puedes estar mejor un día o peor, más acertado o menos pero te apoyan y te respetan. Puedes ser nuevo o llevar mucho tiempo, pero te sientes como uno más de ellos.
Cuando llega el día del partido los sábados por la tarde, normalmente entre las 15:00 y las 17:00, algunos llegan sobrados de tiempo y otros llegan más justos. A veces somos los cambios que tocan y otras sólo somos uno o dos en la banda.
Las lesiones y la familia influyen, y el trabajo es lo primero, pero se gane o se pierda siempre al final del partido hay algunos que se quedan en el bar del polideportivo a tomarse alguna que otra cerveza, se juegue donde se juegue y ya sea en nuestro campo o en otro de fuera.
La amistad
La diferencia de este equipo con los demás es la amistad que los une a todos, en los buenos y malos momentos pero sobre todo con los churrascos que se organizan cada dos meses en casa de uno de los del equipo. ¡A eso sí que se le puede decir que es una reunión familiar!
Yo, como integrante de este humilde equipo y siendo uno de los últimos que entraron en esta familia, puedo decir que me alegro por el día que decidí ser parte de ellos. Aprendes, haces deporte y sobre todo disfrutas de los pequeños placeres de la vida junto a estas personas.
