Claudio Miravet: «Ojalá la gente conociera los valores del Aikido» | Yo soy noticia

Claudio Miravet, miembro y fundador del DAIKU KAN DOJO de Carcaixent, se ha proclamado recientemente Campeón de Europa de Aikido junto a Sandra Mulet en el V Campeonato Europeo Abierto por Clubes que tuvo lugar en Almussafes y que fue organizado por el ETAN (European Tomiki Aikido Network).

Miravet, que provenía de un quinto puesto en el mundial celebrado en Fiesch (Suiza), consiguió alzarse vencedor junto a su jovencísima pupila Sandra, quien sólo tiene quince años recién cumplidos y para la que se deshace en halagos.

“Venía de competir a nivel profesional en gimnasia rítmica desde pequeña y tenía unas cualidades físicas tremendas. Empezamos a trabajar juntos en enero y en sólo siete meses de entrenamiento ha sido clave para hacernos con el oro”, apunta Miravet.

“Cuando vi sus cualidades dije es imposible que en tan poco tiempo pueda realizar técnicas tan complicadas. Como eran innatas en ella decidí competir a su lado. Estoy orgullosísimo, es mi referente, mi ilusión y todavía tiene por delante una gran proyección ”, añade.

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Aunque Claudio reconoce que las sensaciones en los entrenamientos “eran buenas” nunca imaginó poder alzarse con el oro ya que “sólo pensábamos en participar y disfrutar”.

“A medida que íbamos pasando de ronda le dije a Sandra que cerráramos los ojos y que nos olvidáramos de que era una competición y que en frente nuestro teníamos una pareja. Le dije que disfrutáramos de nuestro momento, nada más, y salió genial”, agrega.

El próximo compromiso que tienen Claudio y Sandra es el Campeonato del Mundo que se celebrará en Japón en agosto. Para dicha competición, Claudio vuelve a aferrarse al mero disfrute y a dejarse llevar. “La humildad y el respeto son mi emblema. Pienso afrontar Japón como lo he hecho en Almussafes”, incide.

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Inicios Claudio en el Aikido

Claudio sufrió hace bastantes años, en 1994, cuando trabajaba como vigilante de seguridad un altercado importante donde los involucrados “podríamos habernos quedado ahí en el sitio” y que le hizo reflexionar acerca de los peligros a los que estamos expuestos e indefensos.

“Decidí que tenía que aprender un estilo de arte marcial que me permitiera defenderme sin necesidad de armas reglamentarias. Empecé con el full contact en un gimnasio pero me pareció demasiado agresivo. El propietario me habló de un profesor de Aikido, Nelson Casares, y aquí estoy”, señala.

Cuando Claudio pasa con éxito su primer examen de Aikido y obtuvo el cinturón negro se dio cuenta de que anhelaba seguir expandiendo este moderno y desconocido arte marcial. Nelson Casares le otorgó consentimiento para crear su propio dojo, que es el nombre que recibe el lugar de entrenamiento donde se imparten clases de Aikido. En la actualidad Claudio posee cinturón negro 5 Dan.

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“Ahora Nelson reside en Tokyo pero gracias a él empecé y siempre le estaré eternamente agradecido”, afirma.

Desde ese momento Claudio se dedica a la enseñanza y a difundir el Aikido lo máximo posible. El Ayuntamiento de Carcaixent puso a su disposición las instalaciones del polideportivo municipal para que pudiera crear su propia escuela: DAIKU KAN DOJO. Pero las aspiraciones de Claudio van más allá lo que desemboca en su intromisión en la Federación Madrileña de Lucha para conformar equipos con los que participar en eventos de renombre.

Qué es el Aikido

El Aikido, en japonés “el camino de la energía y la armonía”, es un arte marcial tradicional moderno japonés que fue desarrollado entre los aós 1930-1960 por el maestro Moriheu Ueshiba. La base del Aikido es buscar la neutralización del contrario hasta vencerle sin provocarle ningún tipo de daño. Al estar bajo la influencia del sintoísmo, y en menor medida por el budismo zen, trata de formar a sus practicantes como promotores de la paz.

El arte marcial que ha catapultado a Claudio Miraste y Sandra Mulet a la élite europea es en realidad el Tomiki Aikido, una modalidad de Aikido en la que sí forma parte la competición como «campo de pruebas» a diferencia del Aikido tradicional o Aikikai donde la competición no tiene cabida.

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Existen diferentes disciplinas dentro del Aikido. Tomiki Kenji fue el primer alumno del maestro Moriheu Ueshiba en obtener el primer octavo dan y también el alumno octavo dan del fundador del Judo, Vigoro Kano. De su experiencia en las competiciones de Judo así como la filosofía y técnicos del Aikido, estructura una nueva forma de practicar Aikido, que es la que Claudio y Sandra practican, introduciendo los katas y el randori. Así es como surge la parte competitiva.

“Es un arte marcial muy complicado que requiere involucrarte a otros niveles, no sólo físicos. Hay que aprovechar la fuerza del contrario para reconducirla a un punto de inestabilidad donde su cuerpo quede a nuestra merced y podamos reducirlo sin agresiones”, incide Miravet.

Binomio Aikido y Violencia de género

Claudio Miravet concibe el Aikido como la defensa personal idónea ya que “la fuerza no es necesaria para reducir a la persona” y por tanto cualquiera “independientemente de su edad, sexo y corpulencia” puede encontrarlo muy útil. Precisamente esta premisa le ha conducido a trasladar las técnicas del Aikidio a mecanismos de defensa propia para las mujeres que han padecido violencia de género.

“Imparto bastantes cursos donde enseño a las mujeres a defenderse a través del aikido. Intento estar siempre en contacto con ayuntamientos para poder promocionarlos”, explica.

Deporte minoritario

El Aikido conforma otro de esos deportes minoritarios cuyas noticias nunca copan los medios y que el momento en el que se consiguen logros como el de Claudio Miravet y Sandra Mulet se convierte en una perfecta ocasión para darles visibilidad y acercarlos a la gente.

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A diferencia del Karate, Taekwondo o Judo, el Aikido es un arte marcial cuya difusión es irrisoria como el propio Claudio reconoce. “El 99% de los gastos de competiciones como el Campeonato Europeo de Almussafes corren por propia cuenta” y además la gente “no ve al aikido como una posibilidad, como un posible aprendizaje en muchos aspectos sino que todos acaban optando por dar patadas, puñetazos y buscar enfrentamientos”.

“Me gustaría que se concibiera el Aikido como un arte marcial noble que puede ayudar a ser buenas personas, a tener más confianza en nosotros mismos. El aikido te aporta un estilo diferente de vida, muchos valores, respeto absoluto por todo… Ojalá la gente quisiera conocerlo por todas las cosas positivas que tiene”, concluye.

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