El valenciano que afronta 483 kilómetros a 50 grados bajo cero

En cualquier caso hablamos de la misma persona, de Kike Trull Maravilla (Valencia, 1972), y por supuesto que existe un motivo para que lleve un año y medio siendo ‘el loco de las ruedas’.

En pie antes de las 04:00 de la mañana

Es el momento de iniciar un durísimo entrenamiento que durante los últimos 18 meses ha atrapado a este arquitecto técnico municipal del Ayuntamiento de L’Eliana. Luego a las 08:00 directo a sus labores profesionales, tras cumplir a rajatabla con un plan de trabajo que le ha hecho famoso entre vecinos y autoridades locales. Ayudado por AGM Entrenadores, esta empresa de San Antonio de Benagéber ha contribuido en su intensa y milimétrica preparación para llegar a punto a una cita con la naturaleza más extrema.

Solo Kike sabe contar con la gracia que merecen sus encuentros con la Guardia Civil, “que alucinaba a las 4 de la mañana viéndome arrastrar las ruedas por L’Eliana”. La policía local de la zona que ya le conoce se ‘parte’ al verle, y también ha despertado la curiosidad de aquellas personas que se ha cruzado en sus rutas de fin de semana, cuando sale de casa los sábados a las 03:00 de la mañana y se va a la Calderona con los neumáticos a cuestas para finalmente acabar comiendo en Llíria.

“Cuando llego a la base militar Jaime I de Bétera y me ve el vigilante a las 5 de la mañana, en la oscuridad arrastrando ruedas, estoy convencido de que ha estado pensando en pegarme un tiro. También he acabado dentro de una acequia, se cayeron los neumáticos y me fui yo detrás de ellos”, explica este valenciano amante del deporte y que ha recogido sus experiencias y sensaciones del último año y medio en un blog, ‘Conquistar lo inútil’, impregnado de humor y buen rollo.

La carrera más fría y dura del mundo

Todo esto tiene una explicación. Lógica para algunos, una auténtica locura para muchos otros: la Yukon Arctic Ultra 2016 que tendrá lugar del 4 al 12 de febrero en Whitehorse (Canadá). Una prueba donde se juntan resistencia y frío, dos cosas que le encantan a este titulado en técnico deportivo de montaña y triatlón que además ya ha hecho 6 Ironmans.

La modalidad en la que él se ha inscrito, un reto que ya va camino de costarle 8.000 euros entre alojamiento, equipamiento o billetes de avión y que le ha obligado a pedir un crédito bancario, es la más dura. Son casi 500 kilómetros a pie al este de Alaska, un territorio salvaje y nevado donde los osos y los lobos se complementan con temperaturas que el año pasado rozaron los 50 grados bajo cero para ‘deleite’ de estos aventureros.

Además de Kike hay otros 35 participantes, pero él será el único valenciano y el primero que se embarque en una misión de supervivencia que tiene casi 15 años de antigüedad y que en el pasado apenas han acabado 4 españoles con esta distancia de 300 millas.

“A esa temperatura si te mueves pasas hasta calor, pero con el viento fuerte y ese frío notas que en el momento que te paras se te está yendo la vida. Literalmente notas como se está marchando el calor del cuerpo, he tenido congelaciones en dedos por quitarme el guante unos segundos para hablar por el walkie talkie”, indica el único inscrito que viaja desde España, a quien no le asusta la prueba.

“Es un poco el morbo que te da el cómo responderé a ciertas situaciones, estar sólo de noche en el territorio de Yukon. Una de las zonas con más lobos por metro cuadrado, los que ya han estado dicen que no hacen nada pero bueno…”, advierte.

8 días de soledad

Uno de los hándicaps es que ‘sólo’ tienen 8 días para recorrer los casi 500 kilómetros que componen la Yukon Arctic Ultra 2016. “No tienes prácticamente tiempo para dormir, para que salgan la cosas tienes que descansar una media de 4 horas, es lo mas amateur que existe en el deporte”, reconoce con admiración nuestro protagonista.

Y siempre manteniendo la concentración, confiando en la suerte para que no falle nada porque “un error a esas temperaturas puede marcar la diferencia entre acabar intacto o con 10 dedos menos en las manos”. Le pasó hace años a un español que manipulaba el hornillo con el que calentar comida y descongelar hielo. Tocó directamente con la piel el combustible y estuvo a punto de perder todos los dedos de las manos.

Por eso al menor síntoma de congelación estás descalificado, hay unos puntos de control y todos saben que lo más peligroso de esta carrera es el rescate. Con mal tiempo o de noche no se rescata, todos los corredores llevan un localizador que les indica a los organizadores su posición exacta, pero si pasa algo ya están avisados de que pueden tardar hasta 48 horas en mandar ayuda. “Nunca nadie ha fallecido aquí y tocamos madera para que así siga siendo, pero firmamos en la inscripción un descargo de responsabilidad para la carrera que nos afecta a nosotros y a nuestros descendientes. El rescate en la carrera se cobra, y si te tienen que sacar de un punto de control porque no puedes seguir también te cobran”, afirma Kike.

Todo lo que necesita lo lleva en un trineo que arrastra durante los 8 días y de ahí su entrenamiento nocturno con dos o tres neumáticos a cuestas. Es una prueba donde cada uno tiene que llevar su comida y todo lo que considere necesario para sobrevivir durante ese tiempo, como el saco de dormir homologado para temperaturas de hasta 45 grados bajo cero. El mejor y casi único compañero de viaje, porque en una extensión de terreno tan grande como comprende el Yukon es casi imposible toparse con otros aventureros que la realizan al mismo tiempo.

Pero Kike no ha estado sólo durante todo este tiempo de preparación. Le hubiera sido imposible sin la ayuda de colaboradores como AGM Entrenadores, sin José Patricio que es un experto en medicina china que le lleva el tema de recuperaciones y nutrición, y también ha estado contribuyendo otro patrocinador como Carmen Daries. Su historia merece atención y que sirva de ejemplo para los que sólo buscan excusas en la vida. El ‘loco de las ruedas’ no las ponía a las 04:00 de la mañana…