Guerrera dentro y fuera del agua | Yo soy noticia

banner-hidraqua

Con la amplia sonrisa que adorna el rostro de Laura Larios (12 diciembre, 1997) se hace imposible adivinar que haya podido padecer tanto dolor, demasiado sufrimiento para sus apenas casi 19 años. Laura es protagonista de otra de esas historias memorables, casi épicas, que pasan desapercibidas a diario.

Laura, que estudia actualmente un Grado Medio de Gestión Administrativa, es la Capitana del División de Honor del Club Waterpolo Turia. Uno de los clubes de waterpolo más importantes no sólo a nivel autonómico sino también a nivel nacional y que recientemente ha sido galardonado por la Fundación Deportiva Municipal de Valencia como el club más destacado en edad escolar .

Es un lujo recibir este premio de mérito deportivo porque nos movemos mucho para buscar nuevos niños para el club. Todos colaboramos poniendo carteles en diferentes centros para captar niños…”, señala Laura.

“Somos un club muy importante a nivel nacional, por eso muchos jugadores se van a otros clubes más destacados o acaban en las selecciones. Esto se debe a que son muy estrictos a la hora de entrenar, has de cumplir determinadas reglas si quieres jugar, siempre están pendientes del error para corregirlos, te ayudan siempre en todo”, agrega.

thumb_img_0236_1024

Los comienzos de Laura en un deporte tan abandonado mediáticamente, excepto en los Juegos Olímpicos, fueron provocados. A los 8 años sus padres decidieron apuntarla obligada porque su hermano mayor, Manolo, jugaba. No obstante, en el primer mes de practicarlo Laura quedó prendada por completo del waterpolo en una especie de flechazo. Y desde entonces mantienen una relación estable de casi 11 años que sólo se ha visto interrumpida por una de esas desgraciadas casualidades que en ocasiones te depara la vida en su cara de la moneda menos amable.

Tenía 16 años, rondaba el mes de octubre cuando Laura se nota un bulto en la pierna izquierda y decide acudir al médico. En el Clínico y tras realizarle todas las pruebas pertinentes le diagnostican fibromatosis y deciden operarla.

Era mi primera operación y no sabía muy bien qué era la enfermedad por lo que estaba muy asustada. Encontré en el waterpolo una distracción porque mi mente se evadía y no cabía nada más que no fuera el deporte”, relata Laura.

Aunque los bultos que le detectaron a Laura eran benignos era necesario extirparlos porque había riesgo de que pudieran pegarse al nervio aciático y convertirse en peligrosos. Tras esa primera operación le siguieron dos más, la última el pasado julio, en la misma pierna y zona.

thumb_img_0281_1024

Una larga cicatriz, que va desde la nalga a la parte posterior de la rodilla deja constancia de lo padecido. Pero Laura, tan sonriente, le resta importancia, no se avergüenza, no posee ningún tipo de complejo en enseñarla, y es meritorio resaltarlo.

Un fisioterapeuta acude cada día a casa de Laura para acomodar la zona, es el único tratamiento que recibe. Asimismo cada mes y medio se realiza una revisión para asegurarse de que no le han salido más bultos. Dicho así suena sencillo, pero no siempre fue así. La primera operación, la dejaría marcada y le cambiaría radicalmente su mentalidad.

Me quitaron el músculo del isquio por completo. Al tocar el nervio aciático me dejaron la pierna como dormida. Tuve que hacer muchísima rehabilitación, tuve que aprender a andar de nuevo”, indica Laura.

Durante 8 meses Laura tuvo que dedicarse por completo a una dura rehabilitación y renunciar al waterpolo, lo que la destrozó. “Era una sensación durísima ver jugar a tus compañeras que ya eran amigas desde la grada porque no podía siquiera andar por mí misma. Querer jugar y no poder era frustrante. Lloré en casa muchísimo”, recuerda.

El único pensamiento de Laura era poder volver cuanto antes al waterpolo, una tarea harto complicada porque la rehabilitación fue tan dolorosa que pensó en varios momentos desistir y dejarla.

Tuve que ejercitar otros músculos para que sustituyeran la función del que me habían quitado. Fue muy doloroso, casi insoportable y quise dejármelo. Tenía tanta impotencia, tanta rabia, sólo quería volver a andar y era frustrante no conseguirlo”, apostilla.

 

thumb_img_0300_1024

Sin embargo su familia, apoyo clave para Laura, estuvieron a su lado en todo momento para animarla a que no lo dejase diciéndole que “era cuestión de tiempo que volviese a jugar a waterpolo”. Su madre le puso diferentes clases particulares a domicilio para que Laura pensase lo menos posible en el waterpolo, pero como ella misma reconoce “nada puede sustituir al waterpolo, nada”. El apoyo recibido por parte del club y de sus compañeras también fue crucial para que Laura continuase su lucha.

Cambió mi mentalidad. Me di cuenta de la importancia de esos pequeños detalles rutinarios que pasan desapercibidos en el día a día”, anota Laura.

Pero como ocurre tras cualquier tormenta, acabó llegando la calma. Laura pudo volver a jugar al deporte que tanto ha añorado prácticamente como si nada hubiese acaecido, aunque reconoce que “tengo que hacer mucha más fuerza para poder elevarme en el agua”.

Laura, eres una guerrera dentro y fuera del agua.

banner-hidraqua

Aviso de cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Puede cambiar la configuración u obtener más información ‘aquí’.

Aceptar Cookies