Rubén Orihuela, el campeón de España que superó los obstáculos para llegar a lo más alto

En Valladolid conseguiste recuperar el título nacional en gimnasia rítmica. ¿Qué ha significado para ti la competición de este año?

Ha sido el título que más he disfrutado. Desde 2007 a 2014 fui capaz de conseguir todos los títulos, pero en 2015 hice una competición muy mala y no puede conseguirlo. Este año ha sido muy complicado emocionalmente, he tenido que luchar por seguir adelante sin derrumbarme. El campeonato de este año es el que guardo con mayor cariño.

¿Cómo te afectó no haber conseguido el título en el 2015?

No me dolió tanto el no haberlo conseguido sino ser consciente de que había hecho una muy mala competición. Fallar los tres ejercicios que tenía que realizar fue muy duro porque nunca me había pasado, estaba mal acostumbrado y la derrota me pudo psicológicamente. Bajé hasta el tercer puesto pero esta medalla no me servía porque era consciente de los malos ejercicios que había realizado.

¿Cómo te recuperaste de ese golpe?

Tras esa competición tuve mucho tiempo para pensar si quería continuar. Era consciente de que me podía volver a pasar y eso habrían significado dos golpes muy duros de manera consecutiva.

Por suerte eso no ha ocurrido y has recuperado el título de campeón. ¿Cuál fue la clave que hizo que te hicieras con el oro en Valladolid?

Los dos gimnastas que estábamos compitiendo por la primera posición fallamos, fue una competición bastante reñida. La viví con muchísimos nervios porque hasta el último momento no sabía lo que iba a pasar. El catalán Gerar López falló más que yo en el último ejercicio, lo que hizo que me proclamara campeón. Pero realmente ninguno de los dos hicimos una buena competición, estábamos pendientes de quién fallaba menos porque a los dos nos influyeron mucho los nervios.

Entre las mazas, pelota y cinta ¿cuál dirías que es la modalidad en la que te sientes más cómodo compitiendo?

Siempre me he sentido más como con la cinta y anecdóticamente, en la competición fue donde más fallos cometí.  Y con la pelota, que me sentía más inseguro, fue el ejercicio que mejor me salió. Creo que esa inseguridad fue la que hizo que me centrará más en la pelota para intentar no fallar y por eso me salió mejor.

Al no conseguir el título el año pasado, ¿cómo fue tu entrenamiento de cara a la competición de este año?

El entrenamiento fue duro, pero me centré más en el ámbito psicológico. Después del fracaso el año pasado me entrené más psicológicamente, me lo tomé de distinta forma porque si volvía a fracasar, ya sabía qué sensación experimentaría. Iba con la mentalidad de intentar hacer una buena competición y que el jurado decida. Pero yo quería tener esa tranquilidad de que había luchado por el título.

Hablas mucho del entrenamiento psicológico, ¿crees que es tan importante como el físico?

Creo que es más importante la psicología porque al final, aunque tu cuerpo no esté al 100%, tiene memoria y es capaz de sacar adelante todo lo que has trabajado mejor o peor pero lo saca. Pero cuando la psicología falla, aunque hayas entrenado mucho, todo el ejercicio falla. Solo tenemos un minuto y medio para demostrar lo que hemos trabajado, no es como en el fútbol, por ejemplo, que son 90 minutos y puedes tener mejores o peores momentos.

En la rítmica tienes muy poco tiempo para dar el máximo y si no vas mentalmente preparado no importa el entrenamiento físico previo.

Tu palmarés está compuesto por 9 oros y un bronce ¿Cuáles son tus objetivos actualmente?

Como gimnasta hace tiempo que me podría haber retirado, porque un gimnasta en rítmica tiene pocas opciones ya de mejorar, el límite es ser campeón de España, no es como en las mujeres que pueden llegar a un equipo nacional, europeos, mundiales, juegos olímpicos… Si continúo es porque me encanta y porque no veo el momento de vivir sin ello. Desde hace años soy entrenador, entreno en un club y es duro compaginarlo. En el momento que no pueda seguir siendo gimnasta le dedicaré todo mi tiempo a ser entrenador.

¿Qué te hizo comenzar con la gimnasia rítmica?

Empecé cuando tenía once años. Fue porque compañeras mías del colegio comenzaron con la rítmica en el pueblo. En los descansos de clase las veía haciendo volteretas y entrenando. Me di cuenta de que me llamaba muchísimo la atención, tomé la decisión de ir a verlas a los entrenamientos. Estuve yendo dos meses todos los días a verlas,  y desde las gradas intentaba imitarlas. Finalmente la entrenadora me invitó a bajar a la pista. Me pregunto si estaba en algún equipo porque tenía mucha flexibilidad, le dije que no y me dio la hoja de inscripciones. Lo hablé con mis padres en casa y finalmente comencé a entrenar.

¿Cómo te hace sentir?

Al principio siento muchos nervios, pero una vez empiezo el ejercicio me meto en una burbuja  y lo disfruto al máximo. Me lo paso súperbien, cosa que cuando era joven no hacía. Ahora estoy en la etapa de madurez, de disfrutarlo al máximo. Quiero mostrar la historia de cada ejercicio al público.

La gimnasia rítmica siempre ha sido considerada un deporte femenino, ¿cómo te afectó en tus comienzos?  

Cuando yo empecé era mucho más complicado porque era el único chico de la escuela que lo practicaba. Cuando alguien del colegio o de mi entorno me decía que estaba practicando un deporte de chicas, el único remedio que tenía era asentir, porque era cierto. No tenía argumentos para demostrar que no era así. Tenía que darle la razón a algo que me estaba haciendo daño.

¿Actualmente crees que esta situación ha cambiado para los gimnastas masculinos?

Sí, por suerte ahora ha cambiado un poco. Los niños no tienen que decir que están practicado un deporte de chicas, no está conocido aún como deporte de chicos pero ya tenemos nuestro campeonato oficial. La figura del hombre ya está representada, llevamos más de diez años de campeonatos y cada vez va a más. El que te juzguen siempre duele, pero ellos  ahora tienen un camino hecho y les resultará más fácil que a mí.

¿Cómo fueron tus primeros años de competiciones?

Cuando empecé a competir tenía un nivel muy bajo y competía a nivel escolar. No importaba que yo compitiese contra las niñas porque siempre quedaba el último. Los problemas surgieron cuando mi nivel fue en aumento porque ya no podía competir en este tipo de eventos, las propias entrenadoras lo veían injusto. Fue en este momento cuando se le propuso a la Federación Valenciana que yo pudiese participar. No hubo ningún problema mientras yo estuviera dentro de la Comunidad Valenciana.

Llegó un momento que mi nivel estaba a la altura del campeonato de España y ahí fue donde se formó el verdadero problema, porque había que cambiar las normas de la gimnasia rítmica que llevaban muchos años en vigor. Estuve luchando 3 años hasta que en 2009 lo conseguí.

¿Cuál considerarías que es uno de los mejores momentos en tu trayectoria deportiva? 

El mejor momento todavía está por llegar, estoy completamente seguro. He vivido muchos momentos estupendos, pero quiero pensar que me quedan más  y mejores.

¿Y el más duro?

Uno de los peores sin duda el campeonato de España del 2015. Creo que a día de hoy no lo tengo superado.

¿Te planteas abandonar la gimnasia?

Por supuesto que no. Yo creo que me doy un año más, quiero seguir entrenando, seguir compitiendo, porque me he demostrado que puedo conseguirlo. El año que viene ya veremos porque al competir con 30 años la cosa cambia.

¿Es duro compaginarlo con tu vida actual?

Sí, compaginar un trabajo, una casa y todo lo que eso conlleva. Si además le sumas la gimnasia rítmica, que quiere decir entrenar y competir, todo se complica porque compito contra gimnastas que tienen desde 15 años hasta 18, son niños que su vida gira entorna a la gimnasia y entrenamientos. Para mí ya es más complicado.

Entrenas a un grupo de niñas en el mismo club en el que compites en Sedaví, ¿En qué se basa el entrenamiento diario?

Voy de lunes a sábado con mis gimnastas. Intento enseñarles todo lo que he podido aprender en todos estos años no solo técnicamente sino emocionalmente. He vivido muchas experiencias, he aprendido a sobre llevar muchas situaciones y eso intento inculcarles a ellas. Saber defender cualquier situación.

Mis alumnas ya compiten en campeonatos de España y el camino que yo hice hace años, ahora lo hago con ellas

¿Hay algún niño en estas clases?

Sí, actualmente entreno a niños más pequeños. Pero hace tres años tuve dos chicos mayores, categoría senior. Yo los entrenaba pero a la vez eran rivales míos. Lo irónico es que uno de ellos en alguna competición llegó a quedar por delante de mí. Pero yo lo considero todo un logro, si ellos ganan yo también gano como entrenador.

¿Cuál es el mejor consejo que les darías en los momentos más duros de sus carreras?

Que escuchen a su alma, que esta es la que tiene toda la certeza. Que no se dejen llevar por lo que puedan escuchar o lo que puedan leer. Simplemente que comprendan que es lo que hay dentro de ellos, que con eso vayan hasta el final

La gimnasia rítmica es considerada como un deporte minoritario, ¿a qué crees que se debe?

Es curioso porque en cuanto a cantidad de deportistas no es minoritario porque es de los deportes que más licencias tienen junto al fútbol. Creo que la verdadera razón por la que no se le da tanta voz es porque está cubierto casi únicamente por mujeres. Pienso que es un gesto sexista, por completo.  Hablo desde la ignorancia con respecto a las estadísticas, pero pienso que la falta de atención hacia este deporte se debe a que en su mayoría lo practican mujeres.

¿Cómo te afecta esta desigualdad?

Me da rabia porque es con el deporte con el trabajo, con el que vivo,  que amo y siento.

¿Cómo luchas contra este tipo de desigualdades?

Yo ya hice mi lucha interna pero sigo ayudando a todos mis alumnos contra este tipo de cosas. Porque cuando tienen algún problema acuden a mí y yo contribuyo aconsejándoles lo mejor que puedo.