Marta Bonilla
Saber dónde dirigir la bola y a qué velocidad requiere de la misma maestría que desprende un jugador de ajedrez al mover sus piezas. Una destreza producto de la experiencia y la formación. La veteranía en el padel es un grado y la confianza la asignatura por excelencia, en la que obtener la matrícula de honor es una garantía para destacar dentro del circuito profesional. Un requisito donde solo las mentes más fuertes y disciplinadas son capaces de conseguir
Sergio Icardo, a sus 26 años, ha demostrado la capacidad y convicción para aspirar a este reto. Sus resultados así lo avalan: medallista del campeonato de España universitario en 2013, campeón de España de 3ª y 2ª categoría en 2014 y 2016, respectivamente, cinco veces campeón del Campeonato Autonómico del Deporte Universitario (2009-2013) y proclamado número uno de la Comunidad Valenciana en 2015. Un amplio abanico de títulos que incitan a pensar en el futuro prometedor que le aguarda a Icardo.
No obstante, no le gusta hablar del mañana, dado que no concibe metas ni objetivos próximos, todo lo reduce al presente y a una preparación óptima. Tampoco cree en la suerte, en rituales ni lleva consigo un amuleto o reserva un pensamiento motivador para los partidos. Tener la certeza del buen trabajo realizado es el único complemento que le acompaña a los torneos. Indispensable es también el apoyo que recibe desde casa. «Cuando no pueden venir a verme a los campeonatos me siguen por Internet».
Además de los ánimos, la pasión por este deporte es así mismo fruto de su familia. «Mi padre jugaba a pádel y a raíz de ello empecé a jugar con él. Participé en torneos por Valencia, obtuve buenos resultados y es por esto que decidí dar el salto al nivel profesional«.
Análoga estela recorrió su hermana, Támara Icardo. La número 1 de la Comunicad Valenciana es, a su vez, una de las grandes promesas del World Padel (posición 21 del WPT), lo cual lleva a afirmar que los Icardo como el pádel valenciano gozan de una salud de hierro. Así lo recalca el jugador, quien confiesa sin vacilaciones encontrarse en un gran momento.
«Este ha sido mi mejor año, conforme a resultados y en cuanto a cómo estoy jugando«
Llegar a semifinales del Campeonato de España o posicionarse en dieciseisavos del World Padel Tour es un logro del que no cualquiera puede enorgullecerse. De las experiencias que le está brindando este 2016 resalta gozar del privilegio de sentir tan próximos a los top de este deporte.
«Estar en el World Padel es como entrenar contra tus ídolos. Juegan una barbaridad, te preguntas: ¿qué me van a hacer? o esperas presenciar lo mismo que ves en la tele. Es una pasada».
Lo que es fascinante es la emoción que refleja su expresión cuando habla de la élite. Su referente y ejemplo a seguir es el número uno de todos los tiempos, Fernando Belasteguín. «Me gustaría algún día estar en frente de Belasteguín y Lima. Son la pareja que considero los mejores y quiero saber por qué lo son, qué hacen». Ganar o perder se sitúa en segundo término cuando el sueño es «poder competir con los buenos cada semana».
Para ello se requiere horas de entrenamiento. «Me ejercito aquí en Valencia y una vez cada dos semanas me subo a Madrid donde vive mi compañero. Durante unos días entrenamos con Cristian Gutiérrez, Juan Martín o Chico Gomes».
Su reciente y actual pareja es Antonio Fernández con el que admite estar muy contento y con quien aspira a grandes cosas. Satisfecho y muy agradecido se muestra también del trabajo desempeñado por su cuerpo técnico. «Tengo entrenador, preparador físico y psicólogo. Gracias a la preparación que llevamos a cabo he conseguido ser más profesional, más serio. Me veo con más confianza a la hora de jugar buenos partidos, más estructurado.
La obtención de puntos o la escala de puestos en el World Padel no es donde el jugador sitúa el foco, sino en seguir trabajando como lleva realizando hasta la fecha, es decir, «todo lo mejor posible«, comenta. «No concibo presionarme más, puesto que si te planteas quiero estar en cierta posición te estás poniendo la soga en el cuello».
Actualmente Sergio Icardo se encuentra en el puesto 78 del ranking mundial. Parece que le separa una gran frontera entre los grandes pero no es así. «A excepción de las ocho mejores parejas del mundo, el juego es muy similar«, explica el jugador. «A cierto nivel la diferencia es tan mínima que pequeños detalles como el tener un mal día o no dormir lo suficientemente bien influyen en gran medida«. Ingredientes a los que añade un tercer factor y es la confianza. Algo que en estos momentos Sergio Icardo desprende tanto en su habla como en el juego.
“Soy consciente de que puedo hacer mayores resultados«. Y llegarán debido al ímpetu que demuestran sus palabras. A los espectadores tan solo les cabe esperar que siga en su línea, compitiendo con la seguridad y la clase que caracteriza a su juego. Algo que gusta y se agradece, como también se premia el afán de superación que jugadores como Sergio Icardo desprenden. Precisamente lo que este deporte necesita para seguir creciendo.
