Adrián Rubio
El 2016. Ese año en el que una final de Copa del Rey de rugby fue capaz de abarrotar un estadio tan asociado con el fútbol como es el José Zorrilla de Valladolid, o la final de la Liga francesa, el Top 14, meter a casi 100.000 espectadores en un ‘templo’ futbolístico como el del Camp Nou en Barcelona para presenciar el choque entre el Racing-92 y el Toulon
Este ha sido el partido entre clubes que más aficionados ha congregado en un recinto deportivo en toda la historia del rugby. Fueron 99.124 espectadores en las gradas, otro dato a guardar en la memoria de un año en el que el balón ovalado también ha ofrecido emociones con esos sub 20 españoles capaces de tutear a la poderosísima Samoa en la final del World Rugby Trophy. Y qué decir del éxito en Seven, tanto masculino como femenino, modalidad con la que España estará luchando por el oro olímpico en Río 2016.
Una generación recompensada: Les Abelles S-18 se proclaman Campeones de España
Un año 2016 repleto de titulares relacionados con este maravilloso deporte, y todavía quedan meses por delante. Hazañas como también lo son las de un clásico del rugby valenciano, el C.P. Les Abelles, cuya generación sub 18 por fin ha alcanzado la gloria a nivel nacional para recompensa de todos aquellos que tanto lucharon y soñaron con alcanzar un éxito de tal calibre.
Una generación recompensada
No se puede definir de otra forma el significado que para jugadores, técnicos, familiares y club tuvo el triunfo en la final del Campeonato de España sub 18 contra el CAU Valencia.
Fue en los campos de El Pantano en la localidad alicantina de Vila Joiosa, y allí los juveniles ‘abejorros’ derrotaban por un ajustado 14-17 a un rival poderoso en lo que a rugby de cantera se refiere.
Era la venganza para esos sub 18 de primer año que finalizando su etapa como sub 16 habían perdido la final nacional contra el propio CAU en 2015, y para los de segundo año que finalizaban ciclo juvenil y se preparan para dar el salto a los ‘mayores’ ha sido el dulce final tras un camino previo donde nunca hubo ocasión para celebrar.
Así lo relata Pablo Franco, quien a sus 25 años combina su faceta como jugador del equipo Senior de Les Abelles en División de Honor B con la de entrenador de una generación sub 18 que ya forma parte de la leyenda triunfal del club.
Fue un título muy especial porque es una generación donde los de segundo año nunca habían ganado nada, y los de primer año siempre se habían quedado a las puertas”.
“Ganaron el campeonato autonómico el año pasado pero en el campeonato de España perdieron la final contra el CAU Valencia. Era una oportunidad de ganarlo todo para los mayores, y para los pequeños significaba quitarse la ‘espinita’ clavada frente al CAU”, explica Pablo, quien ya lleva una década defendiendo estos colores.
El triunfo del compromiso
No ha sido fácil. Ha tocado sufrir en silencio, trabajar dentro y fuera del campo, dedicarle a esto muchas horas y durante muchas semanas a lo largo de la temporada pero al final ha merecido la pena.
“Ha sido mucho trabajo hasta que ves el resultado y las mejoras, todo eso se culmina en el campeonato. Es trabajo de ellos, de nuestra Escuela pero sobre todo de que los chicos se lo han creído y han seguido trabajando siempre. Ahora ya les podemos decir que el trabajo que han hecho al final tiene recompensa”, afirma un entrenador orgulloso de los suyos.
Le ha tocado compaginar trabajo fuera del deporte, entrenamientos de jugador en el primer equipo y la labor de dirigir a un emblema de cualquier cantera como son los sub 18. Eso se traduce en incontables horas en las instalaciones de Les Abelles, en un fuerte compromiso por su parte y también de unos chavales que han respondido cuando el reto ha exigido lo mejor de ellos.
La clave ha sido una mezcla entre el creérselo y a la vez ser muy humildes. Creer en tus posibilidades y ser humilde en el sentido del compromiso, el trabajo y el esfuerzo. Son años de bachiller para los chavales, con la ‘sombra’ del Selectivo para los mayores de esta generación, y si no empiezas a gestionar tu tiempo y a organizarte luego no vienes a entrenar y eso se nota en los partidos”, apunta.
Cuenta que ha sido un año de «ayudarles a que gestionen el tiempo, a que crean en ellos y a que nunca pierdan de vista que son un equipo. Sin la humildad no se llega lejos en el rugby, ‘a fe de rugby’ que decimos aquí”. Y de eso han hecho gala dos piezas claves en este equipo, el capitán Lucas Martín que recién llegado del sub 16 representa ese hambre y ganas de estar centrado al completo en su objetivo, así como un Adrián Pastor que perteneciente a los de segundo año jamás se ha rendido por muchos obstáculos que le pusiera este deporte.
“Es una persona que representa el esfuerzo de los de segundo año, ha tenido el Selectivo y también ha tenido que tirar del grupo en ese sentido para que el resto no se descentrara y perdiera de vista el objetivo de esta generación sub 18. Además ha tenido mala suerte, al ser preseleccionado con la selección española se lesionó el hombro y fue duda para el Campeonato de España hasta el día de antes. Jugó todos los partidos con el hombro destrozado, pero le ves las ganas de querer jugar y ganar y no le puedes dejar fuera, no hubo más remedio. Son una generación de gente muy sacrificada”, destaca Pablo, el hombre que ha liderado a un grupo que ha hecho historia vistiendo los colores de Les Abelles.
Un homenaje a la altura
Es difícil concentrar tanta emoción, transmitir lo que significa un hito como éste para tantas personas, en un corto de apenas 17 minutos y 42 segundos de duración. Pero Carlos Garrido, ex jugador del club que también entrenó a estos chavales cuando eran más jóvenes, lo ha conseguido.
Su obra ‘Cuando fuimos campeones’, realizada gracias a su labor con ‘Estudio Jurásico’, detalla el camino hacia el éxito de una generación irrepetible. El sacrificio diario que jugadores, técnicos, familiares y demás personas vinculadas al club ha realizado para poder llegar a decir que son los mejores de España. Una trayectoria de muchos años, de jugadores forjados en la cultura de Les Abelles que explican en primera persona todo lo vivido en un viaje inolvidable dentro del mundo del rugby.
Y ahora a muchos de ellos les llega la ocasión de contribuir en el Senior, la oportunidad para seguir reforzando los argumentos de aquellos que piensan que el rugby valenciano está en auge gracias a la excelente labor de formación que realizan los clubes en sus Escuelas. “Siempre que te encuentras a jugadores así es un motivo de orgullo y de esperanza, son las bases para empezar a aspirar a algo más grande”, asegura Pablo Franco.
Cuando te empiezan a venir jugadores mejores desde la cantera, jóvenes con hambre de comerse el mundo que aprietan a la gente mayor eso es una dinámica positiva. Es entonces cuando a nivel de club es factible empezar a aspirar a otras cosas más ambiciosas, mira por ejemplo el CAU que ha estado a punto de subir y lleva muchísimos años destacando con sus equipos de formación”.
Para Pablo, el rugby valenciano y español se encuentra ante “una oportunidad única”. Frente a “un tren que como no lo cojamos dudo que tengamos otra oportunidad así. Es una gozada el poder vivirlo”, afirma con rotundidad, deseando que se siga potenciando un deporte como el rugby que en 2016 se ha llenado de historias inolvidables. Esas entre las que por supuesto merece un lugar de privilegio un grupo de chavales y entrenadores cuya ilusión y sacrificio les ha colocado en la cima nacional.
