Vicente Boix
Tras 36 años dedicados al deporte, Eduardo L. Gómez no cesa en su empeño por seguir cumpliendo sus sueños a base de constancia, esfuerzo y dedicación
Corría el año 1981, había nervios, algún que otro nudo en el estómago y, para más inri, enfrente estaba toda la armada maratoniana. Y fue allí, en la primera edición de la Maratón de Valencia, donde Eduardo L. Gómez se enfundó la coraza de luchador infatigable para protagonizar una auténtica hazaña.
Entre la incomprensión del entorno y las críticas más feroces, erigió la figura de ‘Eduardito’, un crío que con apenas 12 años se armó de valor para recorrer sus primeros 42’195 kilómetros y, de esta manera, acallar las bocas de aquellos que vaticinaron el desastre.
Toda una vida dedicada al deporte
La Escuela Profesional Luis Amigo y, más tarde, el Colegio Sagrado Corazón de Godella vivieron los primeros pasos de todo un campeón. Tras sentir la llamada del atletismo, Eduardito, como aún le tildan sus amigos, se calzó unas zapatillas y empezó a recorrer kilómetros y kilómetros como si no hubiera un mañana.
Amante del deporte y competitivo como nadie, decidió adentrarse en el mundo del atletismo a lo grande. Y es que, a sus 13 años, hizo gala de su constancia y ambición para dejar atrás nada más y nada menos que dos maratones con unas marcas dignas de elogio.
Asimismo, a sus 17 años, Gómez decidió dar vida al proyecto más importante de su vida. De la mano de su entrenador Javier Llorens, fundó el Club de Atletismo Els Sitges para, tiempo después, ejercer el cargo de presidente y director técnico del club.
La llamada del ultrafondo
Con varios rasguños en las piernas y algunas que otras cicatrices de guerra tras recorrer una infinidad de maratones, el de Burjassot decidió aparcar las carreras populares para dar el salto al ultrafondo.
A sus 38 años, la casta y el coraje propio de un campeón le otorgaron a sus piernas y a su cabeza ese plus que distingue a un superclase. Y es que, en apenas cinco, consiguió formar parte de esa retahíla de corredores que ya han saboreado las mieles del éxito.
Tercero en la categoría general del Campeonato Nacional de Madrid, segundo español en el Wings For Life y campeón veterano en la edición de Santander, Eduardo espera seguir cumpliendo sus sueños como mínimo 35 años más.
