5 lesiones más habituales en los runners | Yo soy noticia


Hablamos de molestias que, sin la vigilancia adecuada, pueden convertirse en crónicas e impedir que sigamos disfrutando de la pasión por el running. Hace meses que la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología ya levantó la voz y advirtió a los corredores aficionados: a día de hoy, se están incrementando las lesiones en deportistas aficionados alcanzando cotas que están muy por encima de las que sufren atletas profesionales que se exigen el máximo en cada prueba y entrenamiento. ¿El motivo? Por un lado, el aumento de gente que se ha enganchado a esta práctica deportiva sin seguir ningún guión ni pauta.

Salir a correr es fácil, barato y te permite una gran flexibilidad horaria para conciliarlo con trabajo, familia y ocio. Ese es el gran secreto del running. No obstante, este deporte puede suponer un boom para nuestro organismo si se empieza de golpe. Es entonces cuando pueden aparecer las temidas lesiones que merman nuestros planes y nos dejan en el dique seco una temporada. Las cinco lesiones más típicas de los runners son las que os detallamos a continuación:

Fascitis plantar

Se trata de una inflamación de la fascia plantar en el área cercana al talón. Aquí influyen varios factores y uno de ellos puede ser una mala elección de las zapatillas para correr. En ese sentido, la mejor forma de evitarla es buscando un calzado adecuado, aunque una vez producida la molestia, lo ideal, antes de salir a correr, es estirar correctamente tanto la pierna como el pie.

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Periostitis tibial

Esta lesión genera dolor en la zona de las espinillas y en la parte interior de la tibia. Los síntomas son sufrir dolor en ese área al inicio de la carrera, y notar como disminuye conforme se entra en calor. En esta afección tiene mucho que ver el estrés al que se somete el tobilllo y, sobre todo, una mala postura y técnica de carrera. De nuevo es imprescindible contar con zapatillas aptas en incluso probar plantillas que minimicen el impacto de cada sesión de running. Si no remite el dolor, se debe hacer un parón en la rutina y cambiar a otros deportes para no perder el ritmo.

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Rodilla del corredor

La rodilla del corredor es una de las lesiones más clásicas del runner, de ahí su nombre. Se trata de un dolor que se sitúa en el centro de la rodilla e incluso se puede llegar hasta el muslo o la espinilla. En este caso, las principales formas de evitarlo es no hacer sobreesfuerzos, aunque también puede tener motivos puramente genéticos como tener la rodilla desalineada, muslos rígidos o hasta unos pies planos pueden influir. Para solucionar este problema, solo hay un camino: ponerse en manos de un especialista que proponga un tratamiento específico. Otras ayudas para evitar esta molestia es centrarse en potenciar las zonas de los gemelos, isquiotibiales, cuádriceps y glúteos.

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Tendinitis en el tendón de Aquiles

Es una de las peores lesiones para un runner. El tendón de Aquiles es el más largo y grueso del cuerpo humanos. De hecho, es así porque esta zona soporta mucha presión en cada paso o zancada que damos día a dia. El motivo de sufrir una tendinitis en este área también tienen que ver con unas malas zapatillas, pero sobre todo con la realización de una carrera excesiva en cuanto esfuerzo. También los aspectos técnicos de la forma de correr influyen. Para evitar esta temida lesión que te puede dejar meses en el dique seco y de un día para otro,  lo mejor es ser regular en us entrenamientos, mantener la línea y el peso correcto. Piensa que, cuanto más peso tenga que soportar el tendón, más sufrirá.

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Esguince de tobillo

Probablemente sea una de las lesiones más habituales en el runner. También es una de las más fáciles de evitar. Un buen calentamiento de los tobillos es clave en este sentido, aunque siempre se puede producir torceduras que son ajenas a nuestra forma de correr como puede ser un terreno en mal estado o un agujero o boquete inesperado. En este sentido, una vez producida la torcedura, lo mejor es hacer reposo absoluto, mantener el pie en alto y utilizar vendaje y hielo. Si sufres un esguince, lo sabrás enseguida, pues los síntomas son muy claros: dolor repentino, rápido hinchazón y aparición de un moratón en la piel de la zona afectada. Aquí, además del calentamiento, lo mejor para evitarlo es ir mirando por donde pisas. Así que ya sabes… ¡Corre con cuidado!

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