Alejandro Lizondo: Un hombre y su gran desafío | Yo soy noticia

Él se aleja del asfalto y busca territorio de montaña, donde en agosto del 2016 le aguarda la meca mundial de estas carreras en un entorno solo apto para los más fuertes física y mentalmente.

170 kilómetros y 9.600 metros de desnivel acumulado

Lizondo nos da la bienvenida al Ultra Trail del Mont-Blanc, la carrera más dura que un asiduo practicante de este deporte puede encontrar. Reúne cada año a casi 3.000 participantes llegados de lo largo y ancho del planeta, atraídos por la adrenalina y el carácter extremo que desprenden citas como ésta.

Empiezas a las 17:00 horas de la tarde y tienes un máximo de 46 horas para completarla (el primero la suele hacer en 20-21 horas), lógicamente sin descanso para dormir, con el cuerpo exigido al máximo y comprobando si los duros meses de preparación previa han servido para algo. Y si antes de una gran carrera conviene haberla planificado a conciencia, ésta todavía más, y Lizondo sabe muy bien de lo que hablamos porque él sintió en sus propias carnes lo que te puede hacer el Mont-Blanc cuando no lo tratas con el respeto que se merece.

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“El año pasado me lo planteé pero no lo preparé bien. Llegué allí y el tema de la altura me pasó factura cuando iba por el cuarto o quinto pico de 2.500 metros, me quedé sin poder respirar, vomitando y muy mareado. Para el 2016 voy con la lección aprendida y sé que físicamente voy a ir incluso mejor, y tengo en mente quedar entre los 10-15 primeros de Mont-Blanc”, afirma este entrenador personal y preparador físico valenciano cuando se le pregunta por su próxima ‘misión’, la actual motivación que le hace levantarse cada día a las 6 de la mañana.

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Exigencia física en jornadas interminables 

Y es que para dar la talla en una carrera de nivel internacional donde acuden profesionales de esta disciplina hay que sufrir mucho y además diariamente, a veces incluso dando de lado a pareja, familia y amigos para sacarle el máximo partido a tu cuerpo. No vale otra cosa porque al Mont-Blanc van los mejores, los 80-100 primeros viven de esto y Lizondo se ha propuesto hacerlo y hacerlo bien.

Pero cuidado que no solo consiste en pagar e inscribirse, no todos tienen la suerte de participar ni aunque lo deseen. Primero toca estar en 3 carreras de montaña de más de 100 km y encima quedar en posición aceptable, para luego entrar en un sorteo que finalmente decidirá si formas parte de los elegidos. “Si no me cogen en ésta iré a otra similar poco antes, tengo un as en la manga, pero si me aceptan en las dos una me la tendré que quitar y no será el Mont-Blanc”.

Este 2015 no ha podido correrla tras la mala experiencia del año pasado, y ya está poniendo a punto su físico junto a un entrenador especializado en Trail Running de la empresa ‘Oveja Negra’ para el cara a cara que confía en que ocurrirá dentro de 11 meses. Acaba de volver de entrenar en los Pirineos para ir cogiendo el tono adecuado que requiere su gran desafío, el mismo que le hará cruzar 3 países como Francia, Suiza e Italia, y en su rutina diaria parece imposible atisbar algo de espacio para coger aire.

“Mi trabajo es mi vida, y menos mal que me gusta porque lo cierto es que es un ‘coñazo’ cuando te levantas a las 6 de la mañana y llegas a casa a las 8-9 de la noche. Me paso el día entrenando a gente en el río y en el gimnasio donde trabajo, el día fuera de casa y de aquí para allá porque también colaboro en dos campos de golf, y luego a entrenar por la noche cuando llevo tanto tiempo de pie”, explica alguien que no hace tanto todavía se despertaba antes, a las 4 y media de la mañana, tratando de arañarle horas al descanso y así poder compaginar la vida personal con la laboral.

«Solo tengo los sábados por la noche para hacer algo de vida social con amistades y me apetece algo tranquilo”, apunta este apasionado de las pruebas extremas que es su propia empresa, su propia marca, y que como él dice “mi tarjeta de visita son las carreras, es lo que me ayuda para que más gente confíe en mí”.

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¿Y luego qué?

Es inevitable preguntarle por si hay algo más allá del Mont-Blanc, si alguien como él a quien ya no le ‘ponen’ carreras de montaña que bajen de los 70 kilómetros puede encontrar nuevos desafíos. Y su respuesta es que sí, y da miedo imaginarse qué debe sentir el cuerpo humano cuando lo sometes a castigos como el que se detalla a continuación: “el año que viene también quiero correr, si todo va bien, un tipo de carrera que son 330 kilómetros por todos los picos de Los Alpes, con 28.000 metros de desniveles, al que va muy poca gente y donde como máximo te tiras como 150 horas corriendo”.

Los que mejor le conocen no salen de su asombro cuando le escuchan decir esto y recuerdan que no hace tantos años Alejandro era ‘carne de gimnasio’ sin tocar el cardio o los ejercicios de piernas, habiendo practicado fútbol y también deportes acuáticos como el surf. Hasta que llegó una media maratón y luego ya no hizo falta saltar al maratón, “directamente a los 100 kilómetros para acabar encontrando la pasión por las pruebas extremas”.

No es profesional de estos eventos, pero intentará derrotar a los que sí lo son el próximo verano porque cuando completas una gran carrera de montaña “a nivel mental te da una satisfacción increíble, te sientes capaz de hacer todo lo que te propongas”. Ahora vosotros ya sabéis lo que Lizondo se ha propuesto y contra lo que va a luchar cuando llevas al cuerpo hasta el límite (deshidrataciones que él ya ha tenido, pérdida de hasta 6 kilos de peso durante las carreras), pero claro, “si no tiene un puntito peligroso como que no me motiva”.

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