Luis Barrachina
El atleta gandiense (09/03/1994, Oliva) ha renovado recientemente con su club, el Garbí, después de unos Juegos Paralímpicos en los que se quedó a las puertas de la medalla. Ahora, regresa con las pilas cargadas y con ganas de afrontar nuevos retos. El próximo: la Spartan Race que realizará junto a Kim López el próximo sábado
¿Dónde radica tu afición por el deporte?
Mi afición por el deporte se remonta a cuando yo tenía cinco años. Empecé a jugar al fútbol federado y hasta los nueve estuve practicándolo con normalidad. A partir de esa comenzó mi discapacidad pero no fue hasta los 11 cuando me la diagnosticaron. Empecé en multideporte, conocí los artefactos ligeros y a partir de ahí ya empezó mi carrera por el mundo del atletismo.
¿Cómo cambió tu vida a partir de que te diagnosticaran la enfermedad de Stargardt?
Comencé a conocer otros deportes y me enamoré cuando empecé a practicar el atletismo. En el colegio, la única diferencia es que debía sentarme en primera fila y hacer los exámenes más grandes. Pero en general, para las personas con discapacidad cuanto más normalizado esté mucho mejor, siempre dentro de las pequeñas actuaciones que podamos tener. Agradezco más una normalización que una adaptación.
¿Qué sacrificios has tenido que hacer en favor del deporte?
El mayor esfuerzo lo estoy haciendo actualmente porque me levanto sobre las 6 de la mañana para ir a la Universidad. Entro a las ocho de la mañana y salgo a las dos del mediodía. Cojo el tren de vuelta a casa y a las 4 aproximadamente tengo que estar en el gimnasio entrenando durante cuatro horas, prácticamente no llego ni a casa y a veces como en la Universidad. Termino sobre las nueve y media de la noche, más o menos, y me voy a casa de mi novia a dormir. Este es mi día a día y es muy sacrificado porque son muchos viajes
¿Quién dirías que es la persona que más te ha apoyado?
En el mundo del deporte, yo considero que hay 4 pilares fundamentales. Los amigos, que te quitan de la cabeza todo lo que no es puramente deportivo. La familia es fundamental, ellos han ido a todos los viajes y competiciones conmigo, quienes me han apoyado cuando yo he querido hacer deporte. Luego tenemos al entrenador, es la persona que te enseña todo lo que sabes tanto personal como deportivamente y que te debe educar. Y el cuarto sería, como todo el mundo tiene, mi ídolo. En mi caso fue mi abuelo que me enseñó la parte de fuera del deporte, en cómo ser buena persona y aprender de las experiencias con él. Cuando salía alguna foto mía en el periódico la llevaba todo el día en el bolsillo, se la enseñaba a la gente y te hacía sentir el más grande.
Un nuevo reto: la Spartan Race junto a Kim López.
Este es un año diferente. Después de los Juegos intentamos hacer cosas que durante cuatro años no hemos podido hacer. La Spartan fue un reto por parte de un amigo nuestro, lo aceptamos aprovechando ahora que la intensidad es más baja y seguro que va a ser una experiencia inolvidable, nos vamos a divertir. La hacemos juntos Kim López y yo porque somos como uña y carne en el mundo deportivo. ¿Qué mejor forma de hacerla que con él?
¿Cómo te estás preparando?
Nosotros no estamos haciendo una preparación específica más allá de nuestros entrenamientos. Yo empecé la pretemporada en mi deporte y como tenemos un poco más de fondo, la vamos a hacer pero es una competición que es apta para cualquier persona que quiera hacerla.
¿Qué opinas entre las diferencias entre Paralímpicos y Olímpicos en España?
Poco a poco se nota el cambio en el reconocimiento a los paralímpicos. Transmitimos unos valores que en el mundo olímpico no se puede transmitir. Las diferencias son bastante amplias, ya sean a nivel económico como mediático. A los olímpicos se les dedica más horas, se les da más importancia cuando los paralímpicos hacemos el mismo esfuerzo y estamos las mismas horas entrenando. La verdadera injusticia es a nivel económico. Una medalla olímpica se paga 13 veces más que una paralímpica. Esto ocurre en muy pocos países de Europa. Por lo general se ha normalizado mucho más. En Italia, por ejemplo, les pagan absolutamente lo mismo a ambos. Tenemos la esperanza de que la situación cambie, los patrocinadores se vayan animando y que las ayudas que recibimos puedan subir un poco más.
¿Cuál es la solución?
Esto es sencillo. Si todos llevárabamos el mismo camino y fuéramos de la mano tanto olímpicos como paralímpicos, encontraríamos la solución. Se vio claramente en el uniforme en su momento y es una cosa que no debería haber pasado nunca. Vamos a intentar remar a contracorriente para ir hacia arriba.
¿Es cuestión de voluntad política?
No exclusivamente. Es necesario que los comités y federaciones se pongan de acuerdo, se unan y que cada uno no busque su propio beneficio. Cuando seamos todos uno, lo lograremos.
¿Qué te ha enseñado el deporte?
El primer valor que he aprendido es la organización. Los padres deberían saber que el deporte enseña a los niños qué minuto tienen libre para poder hacerlo todo. Nada más entrar en mi club, en el Garbí, mi entrenador me enseñó la regla de los tres 8. Hay ocho horas para estudiar, ocho para entrenar y ocho para hacer lo que quieras, que es dormir prácticamente. Normalmente, estás dos o tres horas entrenando así que te queda tiempo para terminar lo que tengas que estudiar, ayudar en casa o cualquier otra actividad. El deporte también te enseña la constancia y la superación como en ningún otro sitio. También aprendes a trabajar en equipo, un aspecto fundamental para las empresas.
¿Cuál es tu meta deportiva?
A largo plazo quiero ser campeón olímpico y conseguir el récord del mundo. Es muy ambicioso pero creemos que este año puede caer. Tendríamos que haber estado muy cerca en Río porque calentando estuvimos cerca. Este año es el Mundial de Londres y hemos empezado ya a prepararnos. No obstante, tener una medalla de oro va a ser más complicado porque el nivel está subiendo muchísimo pero estaremos luchando en Tokyo 2020 para estar ahí arriba.
