Historia de David Guardia | Yo soy noticia


Viajar a Islandia nunca ha sido tan sencillo y rápido como el trayecto que hemos tenido. Allí, en un país considerado un ejemplo a seguir en Educación y, sobre todo, en Economía tras sus decisiones con los bancos; allí, a casi 3.000 kilómetros de España, encontramos a David Guardia, un joven valenciano de 28 años de 2 metros con apellido ilustre en el mundo del baloncesto nacional.

Aterrizamos prácticamente a la vez, aunque él lo hace de manera literal. Hace apenas unas semanas, David Guardia decidió cambiar, apostar y, sobre todo, pelear por su felicidad. Cumplir los objetivos en un deportista no es solo levantar títulos. Para otros, los que no tienen los focos de las cámaras, los objetivos se basan en ser feliz. Y eso, posiblemente, lleve un mayor sacrificio.

Porque, aunque algunos no lo crean, ser deportista de élite no es sinónimo de éxito por mucho que la televisión quiera venderlo de esa manera. Para David, el deporte se ha convertido en la mejor manera de convivir con su principal objetivo personal: las oposiciones de bombero. Algo, por otra parte, nada sencillo ni física ni económicamente.

Poco tardó en decidirse David por la opción de Islandia, atractiva porque ofrecía todo lo que él necesita: «Me estoy preparando la oposición de bombero y tenía la necesidad de encontrar un sitio donde me pagaran y poder continuar con mis estudios«. Y para llegar a localizarlo, la figura de su representante fue vital.

«Surgió está posibilidad gracias a mi representante, David González, director de Free Agency Basketball. Le dije que necesitaba ayuda para buscar equipo y que no me importaba que fuera en España o fuera, pero que reuniera un mínimo de condiciones necesarias para poder estudiar y mantener un buen tono físico».

Islandia era el lugar ideal y Höttur Basketball sería su destino: «Buenas condiciones, una liga competitiva, un entrenador con buena filosofía de trabajo y, además, tiempo para la oposición. Con todas estas ventajas no podía decir que no a la oferta del Höttur Basketball (Egilsstadir, Islandia)».

Casi sin tiempo para hacer las maletas, David aterriza en un lugar desconocido para muchos pero que pronto sería su casa: «Por muchos años que haya jugado fuera de casa, no es lo mismo jugar en España que estar en un país extranjero radicalmente distinto a mi hogar. Otra cultura, otro idioma, distintas costumbres…».

«Pero tengo que decir que el recibimiento por parte del club ha sido excelente y cualquier problema que he tenido lo han solventado rápidamente. Los islandeses me han hecho sentir como en casa«.

Entre España e Islandia hay concretamente 2.892 kilómetros, aunque la manera de gestionar un club no cambia tanto: «El club tiene sección de baloncesto y de fútbol. Durante los meses de verano se juega la temporada de futbol y durante los de invierno, la de baloncesto. Es un club muy profesional que trabaja muy bien el basket. Saben lo que hacen».

Höttur Basketball vivió una situación de descenso la campaña pasada, pero tanto él como David tienen los objetivos claros: «Lo que quiere el club es poder subir de categoría otra vez. En cuanto a mí, mi idea es conseguir ese ascenso y ayudar al equipo en todo lo que sea posible para estar lo más arriba en la clasificación».

La vida de David Guardia no se centra en el baloncesto, en los entrenamientos y en los partidos. El deporte profesional lo combina con un trabajo totalmente diferente: «Trabajo en un taller de coches ayudando en lo que puedo. Mis compañeros de trabajo me ayudan en todo y me enseñan una cosa nueva cada día. No tiene mucha más complicación cuando tienes a compañeros así».

Trabajo por la mañana, baloncesto por la tarde y, lo más importante para David, tiempo para estudiar: «Solo trabajo cinco horas por las mañanas de lunes a viernes y por las tardes entreno. Lo dicho, no tiene mucha más complicación con estas condiciones. Los ratos libres que son muchos los dedico a estudiar».

«Vine a Egilsstadir ya con todo resuelto, trabajo y piso. El taller donde trabajo es un patrocinador del club y el piso donde vivo pertenece al ayuntamiento. Estos asuntos están solucionados en el contrato que firmas antes de venir».

Islandia es un país modelo. Me gusta mucho su ética, son muy trabajadores

Islandia se convirtió en un país modelo por su manera de gestionar la crisis económica al no rescatar a los bancos gracias a los movimientos sociales que se promovieron con el estallido de la ya manida pero no olvidada crisis que devastó la economía europea.

Pocos días ha necesitado David para confirmar que es un espejo en el que mirarse. «En efecto es un país modelo. Lo que más me gusta es la ética de los islandeses, son muy trabajadores. No hay más que ver lo que han conseguido como país: una tasa de paro que es bajísima, una educación envidiable, están muy concienciados con el respeto al medio ambiente… Nos deberíamos fijar más en ellos y aprender de su forma de vivir».

Pero, como suele ocurrir en este tipo de situaciones, la tierra tira muchísimo: «España es España y creo que no cambiaría el vivir en España por nada. Echo mucho de menos mi casa, pero no me voy a quedar aquí toda mi vida. Mi contrato me vincula a este club hasta el 1 de abril, después de eso veremos qué pasa».

De Valencia Basket a Islandia pasando por Alicante y la ACB

La maleta de David Guardia no está solo llena de ropa de abrigo y zapatillas de baloncesto. Los recuerdos son muchos. Y es que David volvió a poner el apellido Guardia en la ACB como ya hiciera su hermano Salva durante muchos años. Dejó Llíria para estar en la cantera de Unicaja de Málaga, pero las puertas del primer equipo nunca se abrieron.

Fue en la temporada 09-10 cuando, ya en la Comunitat, David Guardia debuta en ACB con el Meridiano Alicante disputando 4 partidos. Cuatro campañas después y tras pasar por Ávila y Andorra, el destino le hace llegar al EBA de Valencia Basket y debutar bajo las órdenes de Velimir Perasovic. Pero llegó el momento de decidir.

«Soy quien soy hoy en día gracias al baloncesto. He vivido cosas que no habrían sido posibles si no es por el basket, pero llega un punto en el que tienes que decidir. Ves que llegar a ACB es muy, muy difícil y te tienes que labrar un futuro fuera de las canchas porque la realidad es que jugando en LEB no te va a dar para comer toda tu vida. La vida del deportista es corta y tienes que saber reciclarte».

Muchos jóvenes proyectos de jugador de baloncesto no llegan, algo que David basa en la necesidad del triunfo: «Faltan fundamentos y trabajo con conocimiento de lo que se hace. Hoy en día muchos entrenadores base buscan más las victorias que enseñar a sus jugadores los fundamentos básicos del baloncesto».

«Otro factor que también afectan es de las prisas. Queremos ¨Rickys Rubios¨ ya y no tenemos paciencia, las cosas no son así. El baloncesto tiene un proceso de aprendizaje el cual lleva su tiempo y hay que saber lo que se está haciendo en cada etapa del jugador, mas aun en edades tempranas».

Algo que se está consolidando en los últimos años es el fichar a jóvenes extranjeros para las canteras para evitar el proceso de formación: «Hay que estimular y saber transmitir al jugador, y eso escasea hoy en día. A los clubes les resulta más fácil fichar a una joven promesa extranjera que dejarse el dinero trabajando con jugadores españoles».

Pero en la variedad está el éxito. Uno de los ejemplos es Valencia Basket, que realiza movimientos de ese tipo pero sin olvidar la formación: «Todavía hay clubes como Valencia Basket que han hecho un apuesta muy fuerte por el deporte creando L´Alqueria del Basket. Tenemos buena materia prima, solo hay que saber explotarla y apostar por el jugador español».

Precisamente, David no desconecta del equipo de la Fuente de San Luis: «Sigo a diario la actualidad. Son 4 años que he pasado allí y tengo muchos amigos. He echado muchas horas allí y le tengo cierto cariño a Valencia Basket. Es un club donde me he sentido muy querido y me gusta enterarme de la actualidad del club».

Queremos ¨Rickys Rubios¨ ya y no tenemos paciencia

La vida nos regala situaciones inesperadas, como la que se encontró David sobre la mesa, algo que resume como «vida caprichosa»: «Muchas veces pienso que si me llegan a decir hace un año que me vendría a jugar a Islandia no me lo habría creído. La vida es muy caprichosa y a veces te lleva a sitios que ni te imaginas».

De hecho, gracias a David, también hemos viajado hasta Islandia. Apenas aterrizado, descubrimos su historia y no dudamos en tomar los pasajes. Aunque, eso sí, los nuestros fueron de ida y vuelta. David ha conseguido que ahora, además de ser seguidores de los equipos de la Comunitat, lo seamos del Höttur. ¿Quién nos lo iba a decir hace unos meses?

Los caprichos de una vida que, con el tiempo, sitúan a cada uno en un sitio. Una vida en la que David prefiere guardar sus deseos para la temporada: «Soy muy supersticioso, así que… Mejor no te cuento mi deseo. Si no, no se cumplirá».

Fotografías cedidas por David Guardia.

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