Proyecto Solidario Sáhara Lliria | Yo soy noticia


El deporte es uno de los mejores transmisores de valores, de eso no hay duda. Año tras año vemos como los jugadores y jugadoras de cualquier modalidad deportiva intentan promover proyectos solidarios y, por supuesto, las entidades más importantes de este país. Uno de los deportes que mejor contagia los valores más positivos es el baloncesto, que en la Comunidad Valenciana ha querido dar un paso más allá.

‘Una cistella al Sàhara’ es el último proyecto solidario que ha surgido desde el baloncesto valenciano para los más necesitados y que hemos querido conocer al detalle en Yo Soy Noticia. Para ello, charlamos con Paco Jiménez, director de l’Escola Bàsquet Llíria. Con una sonrisa que solo genera el saber que estás haciendo algo muy importante por los demás, Paco detalla los inicios de un proyecto y, sobre todo, los objetivos del mismo.

Todo comienza a través del Ayuntamiento de Llíria. La concejala de Políticas Inclusivas e Igualdad del mismo, Vallivana Murgui, que realizó un viaje a los campamentos de refugiados del Desierto del Sáhara. Tras regresar, Murgui reúne a diferentes estamentos baloncestísticos para comenzar la iniciativa llamada ‘Una cistella al Sàhara‘. El camino había dado sus primeros pasos.

Para entender los motivos de este proyecto y, sobre todo, los porqués de la aparición del baloncesto en un proyecto solidario, Paco Jiménez explica la situación real de estos campamentos: «Tienen cubiertas las necesidades básicas a través de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero no tienen nada más. No tienen ningún tipo de ocio ni posibilidad de realizar artesanía, agricultura porque no pueden cultivar…».

Fue entonces donde la figura de Murgui toma protagonismo: «Lo que ella pretendía era hacer algo que, de alguna forma, fuera a nivel de formación y de ocio. Nos juntamos y vimos la posibilidad de realizar un proyecto como este que no hizo más que progresar en las reuniones siguientes hasta llegar al punto en el que estamos».

El baloncesto y la formación como partes fundamentales del proyecto

Tras conocer de primera mano la situación real de los refugiados en Sáhara a través de la Federación De Asociaciones De Solidaridad Con El Pueblo Saharaui (FASPS-PV) se creó la posibilidad de unir el deporte de la canasta con la formación para que diera un resultado de ocio didáctico.

Y es que, ante situaciones tan precarias, cualquier paso hacia adelante por muy pequeño que sea ya ayuda a intentar desconectar de la realidad: «Al no haber nada, todo lo que sea formación y deporte ya es bueno para ellos. Ni siquiera hay porterías ni balones de fútbol, que parecen cosas universales».

Aprovechando el proyecto ‘Vacaciones en Paz’, en que varios niños y niñas saharauis pasan unos meses fuera de sus campamentos, la escuela de Llíria organizó este verano algunos entrenamientos para comprobar si el feedback era positivo. Mezclados con jugadores de la escuela, el evento fue un éxito que ayudó a confirmar que había que seguir en el camino.

Tal y como cuenta Paco, la Wilaya de Bojador fue el primer punto en el que se iba a llevar probar de manera real el proyecto: «Es un campamento con 36.000 personas en el que existen 4 colegios y 1 instituto. Montamos dentro las pistas ya que fuera podían no mantenerse. Y, cuando hemos ido, hemos llevado un montón de material: balones, hinchadores, equipaciones… Ya hemos generado el vínculo con Bojador».

Recién aterrizados en Valencia prácticamente, el proyecto ya está en proceso de consolidación. Y esa es la principal preocupación de la organización: «No podemos montar 4 pistas y ya está». La formación y más en situaciones como estas es un trabajo constante y duro, por lo que ‘Una cistella al Sàhara’ tomó una posición firme ante las autoridades saharauis para acelerar la burocracia e intentar hacerlo todo más sencillo.

Viajes de ida y vuelta para fortalecer ‘Una cistella al Sàhara’

Parte de la formación se dará también en la Comunidad Valenciana. Aprovechando que algunos niños y niñas ya han estado en España por el proyecto solidario ‘Vacaciones en Paz‘, aterrizarán en abril o mayo algunos que sepan hablar castellano para que la formación tenga un éxito total desde que empiece hasta que finalice.

Es aquí donde entra el papel de la Federación de Baloncesto de la Comunitat Valenciana. Y es que la formación se realizará de manera conjunta con la Federación y las prácticas y entrenamientos, en la escuela de baloncesto de Llíria. Así, el curso terminará con el título de monitores de baloncesto a través de una Federación volcada.

Todo este camino se ha realizado antes de dar por acabado el año 2018. Un semestre ha sido suficiente tiempo para poder crear un vínculo que ahora se pondrá a prueba con estas formaciones que comenzarán en unos meses: «El trabajo es lento, es largo. Una vez establecido el vínculo tenemos que ver cómo funciona, por un lado, la formación aquí y luego, la formación allí».

Dentro de ese proceso largo es importante saber qué pasos de deben dar. Ante situaciones así, la necesidad y las ansias de querer ayudar multiplican las ideas y acaban apagándose más pronto que tarde. ‘Una cistella al Sàhara’ acaba de asentarse y el objetivo no es otro que ver cómo evoluciona el proyecto de un orden lógico y cronológico que haga que el resultado sea el mejor posible.

La sonrisa de los niños y niñas, un motor más

Las personas que se lanzan, que se atreven a ayudar a los más necesitados no buscan el reconocimiento de los demás. El mero hecho de ver una sonrisa en los niños y niñas que viven en situaciones precarias es el mayor premio posible. Paco Jiménez lo sabe de sobra ya que no es su primer proyecto solidario, aunque cada viaje de ida y vuelta le supone una mayor realización.

«He tenido la suerte de haber viajado mucho por África y haber estado en muchos proyectos. Es una expedición muy bonita y generar este tipo de vínculos enriquece mucho. Éramos seis y el haber estado en 2 ó 3 proyectos me hace ya no tener tanto impacto, pero siempre te acaba enriqueciendo al máximo nivel».

De hecho, solo ofrecer la posibilidad de diversión para niños y niñas en esta situación ya es importante: «Lo primero que queríamos era saber si podíamos llevar el proyecto allí. Algunos no sabían ni qué era el baloncesto. Pero poder aportar solo ocio ya es bastante para ellos. No tienen nada para llenar ese vacío y darles esa formación es un pequeño grano de arena».

Ferran Pizcueta, director técnico de la Academia Víctor Claver; Jorge Silvestre, director técnico del CB La Pobla; Marc Torres, Maties Iborra y Vallivana Murgui fueron los que acompañaron a Paco Jiménez en esta expedición que ya está en casa y que volverá a reunirse dentro de unas semanas. «El proyecto va a evolucionar» dice Paco antes de acabar, consciente y sabedor de que algunos clubes y algunas empresas querrán unirse y ayudar.

Asentado y creado el vínculo, el trabajo silencioso seguirá para que la ayuda y la formación sean las mejores. Lo que está claro es que el deporte en general y el baloncesto en particular son mucho más que actividades físicas: «Es una herramienta esencial y algunos no valoran lo importante que es hacer deporte».

La solidaridad es otra herramienta esencial en el motor de la vida que, por suerte, cuenta con personas como las que han formado esta expedición histórica. Y es que, al final, la Comunidad Valenciana puede volver a estar orgullosa de su deporte y de su gente.

Fotografías cedidas por Paco Jiménez.

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