VÍDEO: CARLOS MARTÍNEZ
Jugaba el equipo Infantil Femenino local contra el visitante CD Escuelas Pías, y la igualdad del marcador hacía presagiar un final de máxima emoción.
Perdió finalmente (si a alguien le interesa el resultado de un partido en estas categorías de formación y diversión para los jóvenes jugadores y jugadoras) el CD Escuelas Pías, pero tras lo visto en un momento del encuentro sin duda que ganaron el baloncesto y unos valores que sirven tanto dentro de la pista, como sobre todo en la vida fuera de ella.
No es un rival, es una niña que quiere jugar a baloncesto
La conexión entre la joven jugadora Blanca Tarazona Sánchez, de la SD El Pilar, y la entrenadora Altea Bañuls del CD Escuelas Pías, arranca en ese partido ya mencionado de hace pocas semanas.
Hasta entonces ninguna sabía de la existencia de la otra, pero un gesto lo cambia todo. Un pequeño paso para Altea supuso un enorme alivio en la pequeña Blanca, que vive su primera temporada en competición junto a sus compañeras.
Blanca tiene Síndrome de Down, y viéndole lanzar a canasta y botar el balón de baloncesto con ambas manos se diría que lleva practicándolo toda su vida. No es así, aunque antes de llegar al basket (en el que tras dos cursos de entrenamientos ya ha podido saltar al entorno federado de la mano de un técnico que la entiende y arropa, Nacho Monzón) probó judo o natación.
Una niñez donde la practica deportiva es parte crucial en su crecimiento físico y psicológico, una forma de normalizar su día a día y de ayudarle, con los valores del deporte, a integrarse mejor en esta sociedad tan diversa que todos formamos.
Pero los obstáculos a superar siguen apareciendo por el camino, y cuando uno no acierta a sortearlos todos necesitamos esa mano amiga. Algo así ocurrió en el partido que centra la atención de este reportaje, cuando en un momento de un duelo de máxima igualdad Blanca perdió la referencia de la jugadora contraria a marcar sobre la pista.
Fueron para ella unos segundos de tensión, de no saber qué hacer sobre el parqué hasta que rápidamente Altea se dio cuenta de esta circunstancia. Pendiente de sus jugadoras, dedicó unos segundos a detener la acción y saltar a la pista en auxilio de Blanca, indicándole de inmediato con qué jugadora de Escuelas Pías debía emparejarse.
Emocionados en las gradas estaban los padres de la menor, que nunca han tenido malas experiencias en los meses de competición que en la presente temporada lleva jugando Blanca con el equipo de El Pilar, pero que jamás habían visto una implicación tan fuerte en un técnico del bando contrario.
Tanto es así que, en un arrebato de agradecimiento la madre de Blanca se encargó de mandar un mail al CD Escuelas Pías destacando lo ocurrido. «Ese gesto que ha tenido con la niña puede parecer una nimiedad, pero para mí no lo es. Creo que pone de relieve sus valores y por consiguiente los de vuestro equipo, así que no me queda más que daros las gracias y la enhorabuena», rezaba parte del escrito remitido al correo de la institución.
Para el club y su entrenadora, Altea, no debería ser noticia algo así ni por supuesto despertar tal ola de reconocimientos, pero la vida y las negativas circunstancias que muchas veces se dan en torno al deporte formativo nos llevan a buscar la esperanza en episodios como el que puede contar Yosoynoticia.es.
Por eso juntamos a todas las partes sobre las canchas de El Pilar, reviviendo días después un acontecimiento que debe servir de ejemplo y lección para que todos enfoquemos adecuadamente las competiciones de niños y niñas. Los valores del deporte y de la vida a escena gracias a Blanca, Altea y a una emocionada Reyes: