Adrián Rubio
La histórica entidad de la ciudad de València no vive una temporada nada fácil, pero entre las alegrías que le han llegado este curso hay una muy especial llamada 2º equipo Senior.
Tatami Rugby Club, por desgracia para ellos y el rugby valenciano, ha sido noticia en las últimas semanas por el descenso de su primer equipo. Acabaron últimos en el grupo B de la DHB y salvo renuncias de otros conjuntos, o salvación de Les Abelles unida al ascenso de La Vila/CAU, parece imposible imaginárselos de nuevo el curso que viene en este segundo escalón nacional.
El Tatami Rugby Club de València desciende a Territorial tras un lustro en DHB
Pero esta campaña 20/21, aún con este dolor, también es el año del estreno de su anhelado nuevo hogar en CampoVal de Picanya. Y aunque recibe menos publicidad, aquí además queremos poner el foco en el Senior Masculino B que hace poco que ha comenzado a competir en 3ª Territorial. Un ‘milagro’ que tras meses de ardua labor técnica y de captación, por fin es una realidad deportiva a todos los efectos.
Un crisol de culturas con mucha hambre por el rugby
Alessandro Cipolla, un italiano que pasó por León antes de recalar en València hace casi 2 años, es el primer entrenador de este nuevo Senior B del Tatami. Un tipo con experiencia en este deporte que hasta fundó un club hace muchos años en su Lodi natal, y que ahora, junto a veteranos del club como el incombustible Juan Rastrilla ‘Rastri’, ha conseguido darle cara y ojos a un proyecto que nació desnudo a todos los niveles.
Aquí hay muchas nacionalidades, pero es una familia unida pese a todo»
Desde los pocos mimbres iniciales cuando el pasado mes de septiembre comenzaron a andar (apenas eran 4-5 chavales que ni sabían coger un balón de rugby por la inexperiencia que atesoraban) hasta la diferente procedencia de todos ellos, lo que todavía requería un esfuerzo mayor para eliminar diferencias y construir un grupo unido capaz de remar juntos en la misma dirección.
«Aquí hay muchas nacionalidades, pero es una familia unida pese a todo», destaca de partida Alessandro, que entiende el rugby como un vehículo de integración capaz de cambiar vidas no solo dentro del campo, sino sobre todo fuera del mismo. Y aquí hay casos que pueden dar buena fe de ello, inmigrantes a los que el balón ovalado les ha dado la posibilidad de avanzar y ser felices en su nuevo hogar, siendo parte de un grupo donde todos tratan de cuidarse mutuamente.
Para el cuerpo técnico que comanda Alessandro ha sido todo un desafío conjugar aprendizaje deportivo y la integración en un grupo nuevo y en un país que no es el suyo para muchos de estos integrantes del Senior B, desembocando todo en el inicio de la competición de 3ª Territorial, donde hace ya algunas semanas que son uno más. Ya han sido capaces hasta de ganar un partido, y existe gran optimismo dentro de la entidad, que tanto ha sufrido recientemente, en torno a un proyecto más de futuro que de presente.
Es una forma de vida y es una familia, aquí sabes que hay alguien que te ayuda para lo que necesites en la vida»
«Esto no solo es un equipo de rugby porque aquí nos ayudamos y todos aprendemos de todos, es muy edificante. Es una forma de vida y es una familia, aquí sabes que hay alguien que te ayuda para lo que necesites en la vida», detalla el entrenador italiano, al que le gustaría que el club viera este proyecto como una gran oportunidad.
La oportunidad de cuidarlo y así lograr que sea un vivero con el que de verdad nutrir en el futuro al primer equipo, que va a necesitar mucha aportación de gente de la casa para regresar a DHB. El descenso ha sido un drama, pero hay gente que espera convertir esta mala noticia en una ocasión de hacer mejor las cosas en relación a esa cantera que ahora, con CampoVal a su disposición, tiene que ser la auténtica fortaleza del Tatami.
En nuestro caso ha habido que enseñar rugby. Queremos hacer buenos partidos y si ganamos mejor, pero ahora el objetivo es hacer EQUIPO y pensar en ser más competitivos la próxima temporada».
Una reconstrucción con final feliz
Actualmente compitiendo en 3ª Territorial, al segundo Senior del Tatami le preocupa competir pero los resultados no son ni mucho menos lo más trascendental en el actual momento de vida del proyecto. Aquí confluyen migrantes africanos que pudieron conocer el rugby en jornadas y talleres en la playa que se organizaron el pasado verano junto a la Federación de Rugby de la Comunitat Valenciana (FRCV) y la Federación Unión Africana España (FUAE), pero también Veteranos y padres del club y otros chicos que por su inexperiencia, han encajado mejor en este joven grupo antes que en la escuadra de DHB.
Nueva lección de valores e integración a cargo del rugby valenciano
Ya son unas 20 fichas y la previsión es poder ir a más en el corto plazo, aplicando la didáctica labor de un Alessandro Cipolla que antes que hablar de ganar o perder ha tenido que ir a lo más básico con muchos de sus nuevos pupilos. «En nuestro caso ha habido que enseñar rugby. Queremos hacer buenos partidos y si ganamos mejor, pero ahora el objetivo es hacer EQUIPO y pensar en ser más competitivos la próxima temporada».
Es la preciosa evolución de una semilla que de contar con ‘cuatro gatos’ ha crecido hasta el bonito e ilusionante presente, que de tener «4-5 chavales que no sabían coger un balón de rugby» ha logrado ser una familia deportiva que enorgullece por lo mucho que han evolucionado en poco tiempo. Algo que ni los más optimistas del lugar podían prever.
Porque sí, esta temporada en Tatami será recordada (salvo giro dramático de los acontecimientos en próximos meses) por la pandemia y el descenso del conjunto de DHB, pero también debe serlo por CampoVal, por esa sección femenina que junto al RC Valencia ha formado un Rugby Turia que lucha por llegar a DHB Femenina y aquí también ponemos el foco en el Senior B de 3ª Territorial. Por el mérito que tiene haberlo creado desde cero y no solo en relación a lo numérico, sino que sobre todo en lo que atañe a la inexperiencia que atesoraban sus miembros.
Un triunfo que ayuda a olvidar la fuga de jugadores del conjunto de Territorial que sufrió la entidad el pasado año, y que permite volver a emocionarse al ver cómo el rugby sigue siendo todo un vehículo de integración y pegamento social que tanta falta hace en los desafiantes tiempos actuales.
