David Quijal
El deporte nos deja a veces situaciones curiosas. Es el caso de Pepa Llobell y Ángela Ivars, madre e hija que comparten pasión por el baloncesto, y que ahora también cancha como rivales. Como nos comenta Pepa, un sueño, pues fue ella quien comenzó a introducirla en el baloncesto cuando todavía era un bebé. Hoy en día, con 41 años una y 16 años la otra, también suelen compartir entrenamientos, donde los piques y las risas están al orden del día.
El pasado 19 de diciembre se jugaba la última jornada de la primera fase en la competición Senior Femenino Preferente de la Comunitat Valenciana, con un partido aparentemente normal entre Teulada y Terralfàs. Estaba todo preparado para que se iniciara el partido. Las 5 jugadoras de cada equipo en la cancha y dos de ellas preparadas para el salto inicial. Pero la realidad es que había una situación un tanto especial.
Ya ocurrió en el duelo de la primera vuelta. En aquel encuentro, el árbitro miró a las dos jugadoras encargadas de saltar y les preguntó «¿vosotras?», con evidente gesto de sorpresa. «Es mi madre», dijo una. «Es mi hija», dijo la otra.
«Cuando salió el calendario y vimos que nos cruzábamos, pensé que no íbamos a enfrentarnos mucho, ya que ella es junior y apoya al senior», nos comenta Pepa Llobell, jugadora del Teulada y madre de Ángela Ivars, jugadora del Terralfàs. Sin embargo la realidad fue diferente. «Pensando en mi estatura (1,83m), quién mejor que defenderme que ella (1,85m). No hay nadie en ambos equipos con nuestras alturas», añade.
«Jugar contra ella es un sueño hecho realidad«, recalca Pepa, quien se muestra muy contenta de poder seguir jugando y rindiendo a su edad. «Ni en mis mejores sueños pensé que a mis 41 años estaría dando guerra en una pista de baloncesto, y menos todavía dando guerra a mi hija», explica.
El primer partido terminó con victoria del Terralfàs, líder del grupo, mientras que este último lo venció Teulada, confirmando el tercer puesto y clasificándose de este modo para la fase de ascenso.
Comenta que ahora ya puede «colgar las botas tranquila», aunque ese momento todavía está por llegar. «Si el cuerpo aguanta daré un poquito más de guerra», detalla.
🙌 ¡Nuestra admiración! 🙌
La competición Senior Femenino despidió este fin de semana la 1ª Fase dejándonos una curiosa anécdota. Madre e hija enfrentándose en el salto inicial del partido que disputaron Senior Femení Teulada y CB Terralfàs B. Son Pepa Llobell y Ángela Ivars 👏 pic.twitter.com/KXzDnFwol5
— FBCV (@fbcv_es) December 21, 2021
Una pasión compartida
Como madre, Pepa está viviendo otro sueño: El ver a su hija destacar en la cancha. «Con 16 años y siendo junior de primer año, es para mi un orgullo ver que esté jugando tantos minutos con el senior. Para mi es otro sueño cumplido», explica, declarándose además «super fan de ella cuando voy a verla enfrentarse a otros equipos».
Desde muy pequeña, Ángela ya empezó a introducirse en el baloncesto. «De bebé ha ido muchas veces a mis partidos metida en un maxicosi. Ha estado muy ligada al baloncesto desde pequeña, pues es una de mis pasiones, y sin querer también la he arrastrado a ella», nos explica su madre, a quien le encanta ver el vínculo que se ha creado entre su hija y el basket.
Los inicios fueron de la mano de su madre. Con 4 años ya comenzó a jugar en Calpe con precisamente Pepa de entrenadora. «Ella era tan pequeña que no sabía diferenciar entre mamá y entrenadora», recuerda.
Hoy en día, sigue jugando allí como junior, aunque apoyando al Terralfàs Senior, nombre que tiene el equipo fruto del convenio entre Calpe y Alfaz del Pi. Por su parte, Pepa ha estado en varios clubes de la Marina Alta como el propio Calpe, Benissa, Pedreguer y ahora Teulada. «Aquí estoy muy a gusto porque es un equipo más veterano y estoy cómoda», afirma.
«Ángela, no pueden ser que tu madre te haga ahí un tapón»
Además, forma parte de la directiva del club de baloncesto de Calpe, lo que provoca que de vez en cuando también entrenen juntas. «Para mi son los momentos más bonitos y tranquilos», responde a cómo es compartir deporte con su hija. Relata que todo el rato están trabajando juntas, ya que ambas juegan de ‘5’ en la cancha, y eso hace que la motivación sea extra.
«Cuando entreno con ella, Ángela da el 200%», apunta, destacando los piques y las situaciones divertidas que se generan en el entrenamiento. «Ángela, no puede ser que tu madre sea más rápida en ese movimiento; Ángela, no pueden ser que tu madre te haga ahí un tapón», reproduce.
En definitiva, como Pepa Llobell dice: «La situación es surrealista, pero como pasa muchas veces… la realidad supera a la ficción».
