Una mirada al motociclismo valenciano, y con ambiciosas aspiraciones mundialistas, que viene | Yo soy noticia


El 2022, por desgracia, no deparó ningún campeón valenciano en alguna de las tres categorías mundialistas y ya ha pasado más de una década desde aquel lejano título de Nico Terol en 2011 dentro de la ya extinta categoría de 125cc. Pero gente como Julián Miralles, director de la Cuna de Campeones desde sus inicios y de eso ya hace algo más de 20 años, no pierde la esperanza.

Pocos como él conocen tan de cerca y desde tan adentro todo lo que se cuece en la escuela de motociclismo del Circuit Ricardo Tormo de Cheste, un espejo en el que se miran otros países y que cada curso proyecta a jóvenes valores rumbo a la élite del Mundial de motociclismo. Conocidos los Masià, Canet, Sergio García y compañía, ¿dónde toca poner ahora el foco como la próxima gran camada que está ansiosa por pelear con los mejores?

El motociclismo valenciano que viene pisando fuerte

En los últimos tiempos todos los aficionados han tenido la sensación, irrumpiendo bastantes pilotos valencianos jóvenes en las parrillas de Moto3 y Moto2, de que se producía un resurgir del motociclismo valenciano tras unos años duros en los que costaba encontrar referentes más allá de nombres como los de Héctor Barberá, actualmente en Estados Unidos.

Jorge Navarro, Héctor Garzó, Jaume Masià, Iker Lecuona o Arón Canet peleaban por los primeros puestos e incluso subían a lo más alto del cajón en Moto3 o Moto2, haciendo soñar al entorno con volver a tener un valenciano en el primer puesto de la general al finalizar una temporada.

Adrián Cruces seguro que llega pronto, igual que Ángel Piqueras o Juan Rodríguez, son niños que van a llegar al Mundial con mucha fuerza, luego el tiempo dirá si pueden ganarlo»

Pero diversas circunstancias lo han demorado todavía más, como las lesiones y esa pizca de suerte que todo campeón necesita. La juventud no es excusa, afirma Miralles, pues ‘rookies’ o gente con muy poca experiencia en el Mundial como los recientes Pedro Acosta o Izan Guevera, cincelados en la Cuna de Campeones, ya han roto registros de precocidad camino de la corona mundialista. Es por eso que hay mucha ilusión en el presente, pero también en los próximos nombres de la Comunitat Valenciana con los que los aficionados se irán familiarizando en el futuro cercano en el Mundial.

“Adrián Cruces seguro que llega pronto, igual que Ángel Piqueras o Juan Rodríguez, son niños que van a llegar al Mundial con mucha fuerza, luego el tiempo dirá si pueden ganarlo. El potencial lo tienen pero luego ya sabemos que la suerte y las lesiones influyen mucho, ellos tienen un talento brutal y están a las puertas de que los elijan como pilotos del Mundial. Actualmente son los que están más cerca de saltar al Mundial desde la Cuna de Campeones”, indica Miralles, que de esto sabe un poco.

Una de las cosas clave es que la Cuna se hizo para ayudar a los futuros campeones, darles oportunidades a las familias con dificultades económicas y que tienen hijos con mucho talento. Esa es nuestra función, relanzar la cantera de pilotos valencianos”

No en vano lleva más de dos décadas asistiendo en primera persona al desarrollo del motociclismo valenciano, impulsado por ese motor que es la Cuna de Campeones. Un proyecto que nació para ir de la mano con el Circuit Ricardo Tormo, los dos elementos que debían generar futuros campeones mundiales en esta tierra. Y han ido saliendo campeones pero sobre todo foráneos, falta la guinda de volver a emocionarse con un piloto de la ‘terreta’ en lo más alto como hiciera Terol en 2011.

“Una de las cosas clave es que la Cuna se hizo para ayudar a los futuros campeones, darles oportunidades a las familias con dificultades económicas y que tienen hijos con mucho talento. Esa es nuestra función, relanzar la cantera de pilotos valencianos”, rememora Julián, que recuerda que “cuando inauguramos el Circuit ya no había valencianos en el Mundial”. Desde entonces, la Cuna ha ido evolucionando y adaptándose a las nuevas tendencias.

“Todos los que llegan al Mundial han pasado por la Cuna de Campeones, y ahora después de más de 20 años conseguimos cada año que un piloto de aquí, como los casos recientes de Pedro Acosta o Izan Guevara, consiga además ser campeón del mundo. Nos falta rematar y que además sea valenciano”, añade.

Un intenso año por delante

Una empresa pública como la Cuna de Campeones depende de la burocracia para cerrar su presupuesto definitivo, y empezar a caminar con paso firme una temporada más. Eso sí, Julián Miralles tiene claro el análisis del motociclismo de base y lo expone así: “Hemos dado un pasito atrás en la formación de iniciación ya que hay poca demanda y mucha oferta, hay demasiados campeonatos para niños en el calendario nacional, y además súmale ahora los que ha impulsado Dorna en el extranjero”.

No hay tantos pilotos y España ya tiene demasiados campeonatos, por eso desde la Cuna hemos decidido que en 2023 no vamos a hacer velocidad de iniciación»

“No hay tantos pilotos y España ya tiene demasiados campeonatos, por eso desde la Cuna hemos decidido que en 2023 no vamos a hacer velocidad de iniciación, y va a ser la primera vez que tomemos una decisión así. Hay demasiada oferta ya, y con todo ello estamos gastando mucho esfuerzo en esa parte cuando ya tenemos muchos niños formados en las categorías superiores, y a esos hay que arroparlos para que lleguen a conseguir estar en el Mundial dentro de poco”, continúa detallando Miralles.

Una elección que se enmarca dentro de un contexto de crisis económica mundial y de mucha incertidumbre en torno al rumbo que tomará el motociclismo, con las motos eléctricas como futuro pero todavía incierto. “Dentro de unos años a lo mejor nos toca volver a la velocidad de iniciación, pero estamos en un tiempo de cambios a nivel global que no están muy definidos aún, así que a ver cómo lo hacemos para acertar con el modelo”.

Esto no implica que la Cuna de Campeones vaya a dejar de ser un referente en la formación integral de los futuros pilotos mundialistas, un espejo en el que se han mirado gigantes como Dorna, la ‘jefa’ del Mundial y una organización que ya ha impulsado en diferentes países campeonatos de formación al estilo Cuna, tratando de generar cantera en lugares donde no había tanta tradición. “Han abierto campeonatos en Asia y América, y dentro de 10 años esos niños que han empezado ahora pues ya estarán listos para ir al Campeonato del Mundo tras pasar por sus categorías de formación”.

Mientras tanto la Cuna sigue apostando por la calidad más que por la cantidad, arropando a la gente que más cerca está de dar el salto y con ilusión, nos dice Miralles, de que alguno de ellos sea ese próximo campeón del mundo valenciano que tanto anhela el motociclismo de la Comunitat.

“Creo que este año nos vamos a divertir, pensando en Moto3 o Moto2, porque nuestros valencianos están preparados para ganar y si las lesiones no aparecen, se puede pensar en grande”, anticipa.

Un mejor y más seguro motociclismo

La recuperación económica, como en casi todos los demás sectores, aún tardará en llegar al motociclismo. Y para no depender exclusivamente de los vaivenes globales Julián considera que es tiempo de reflexión en las altas esferas, de darle una vuelta al modelo actual para que este deporte, más caro que otros, tenga un sólido presente pero sobre todo un próspero futuro y las familias no se alejen de él por miedo a los accidentes mortales o el cada vez más elevado coste de los materiales.

Debemos buscar fórmulas para que la gente sobreviva, ya que cada vez es más difícil hacer las cosas que se están haciendo”

“Tenemos que hacer reglas que nos permitan lograr que no se quede obsoleto el material de un año para otro, de lo contrario el coste de inversión es tremendo y cada curso se encarece todo mucho más. Debemos buscar fórmulas para que la gente sobreviva, ya que cada vez es más difícil hacer las cosas que se están haciendo”, advierte Miralles, que habla desde la experiencia que le dan las décadas primero como piloto y posteriormente como líder de un gran proyecto como la Cuna de Campeones.

Al nuevo año le pide que no haya dramas en forma de accidentes mortales que salpicaron especialmente en 2021, buscando entre todos “soluciones y formatos para que el deporte del motociclismo no sea tan peligroso o que al menos las familias no lo vean así”, y acaba repitiendo lo de los costes económicos, un lastre que resta competitividad y atractivo en la comparación con otras actividades deportivas en el actual y saturado mapa de actividades extraescolares para los jóvenes.

“Tenemos que darle una vuelta y evidentemente los promotores deben poner empeño en hacer sostenible el motociclismo, poder conseguir a cada vez más niños que quieran formarse en un deporte tan bonito como éste. Es una tarea difícil la que tenemos por delante, pero vamos a por ello”, concluye.

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