Después de 90 minutos casi perfectos del equipo de David Gutiérrez ‘Guti’, donde demostraron conocer al dedillo la ‘ratonera’ de césped artificial en la que cayó preso un CF Fuenlabrada que apenas chutó a puerta.
El Nou Camp de Morvedre rebosaba de público y de confianza por los suyos, que no les defraudaron con un partidazo que todavía engrandece más la leyenda de un equipo que no tiene techo.
Hace algo más de un año ascendían de Tercera como campeones, ya están virtualmente salvados en el grupo III de Segunda B en su primera experiencia en la categoría y con un presupuesto muy limitado, y ahora acaban de ponerle un broche de oro a la temporada 2016/17 alzando en casa la Copa RFEF.
Invasión de campo, lágrimas, abuelos, padres e hijos haciéndose fotos y sobre todo el Atlético Saguntino al completo demostrando que este es el triunfo de un club unido, modesto y cercano que siente a su afición de la misma forma que ellos, liderados por el cada vez más numeroso Frente Romano, llevan en volandas a los suyos.
Óscar, Fran Gámez y Néstor quedarán grabados a fuego y con letras de oro en la casi centenaria historia del Atlético Saguntino, autores de los goles en el 3-0 que decidió la final contra el CF Fuenlabrada, pero este título es de todo el vestuario.
De toda la directiva encabezada por Juanma Domingo, y por supuesto de todos aquellos que de forma desinteresada, y hay muchos así en esta entidad, han puesto su granito de arena para que el Nou Camp de Morvedre empujara como si fueran 5.000 en las gradas.
Quedó claro que el Atlético Saguntino y su gente necesitan un campo nuevo, uno digno y acorde a la grandeza que está adquiriendo el club en cada una de las competiciones que disputa.
Algo que comprobaron en primera persona desde Ángel María Villar, presidente de la RFEF, hasta el alcalde y concejales del Ayuntamiento de Sagunto, que no faltaron a una cita que ya ha entrado en los anales deportivos de la ciudad ‘romana’.
Hubo champán, fotos por doquier, abrazos, risas y bailes con el gran Keita Júnior siendo de los más activos en la celebración, y una posterior cena en Valencia para un equipo que se lo ganó con creces.
Una ‘piña’ que hizo feliz a todo Sagunto y por extensión a toda la Comunitat Valenciana, y que en noches así justifica todos los sacrificios y esfuerzos realizados.
Ahora toca seguir creciendo, que el entorno político y económico abrace con más fuerza el proyecto y que lo de esta inolvidable campaña 2016/17 no sea un fogonazo pasajero. Que la luz del Atlético Saguntino tarde mucho en apagarse, y su brillo siga haciendo felices a miles de futboleros en el Camp de Morvedre.