Sergi López Revert
La reacción al abultado resultado y el hecho de que llegase a producirse, pone de nuevo encima de la mesa si la educación de los más pequeños y la competición son siempre compatibles.
El pasado fin de semana se disputó el encuentro entre el School Football Júcar y el CF Los Silos correspondiente a la jornada 4 del Grupo 10 de Segunda Cadete y que terminó con un resultado de 0-30, en un duelo que al descanso ya iba 0-14.
Este partido, pese a que se solicitó al equipo local la posibilidad de suspenderlo, acabó de agotar el tiempo reglamentario, y encendió los ánimos de propios y extraños, poniendo de nuevo sobre la mesa, si deberían tomarse medidas para evitar estos resultados en el deporte formativo.
Lo sucedido trasciende al fútbol y a lo deportivo, para poner de actualidad el crecimiento emocional de los chavales durante su carrera deportiva ya sea de alto rendimiento o amateur. No obstante, hay que dejar claro que estos resultados son más habituales de lo que queremos pensar todos los fines de semana, aunque el que haya trascendido sea el que abre la caja de pandora.
José Antonio Rodríguez: «Ante la posibilidad de parar, el técnico del Júcar dijo que sus chicos eran valientes y seguían para adelante“.
El presidente de Los Silos, habló la misma noche del partido en COPE, dónde afirmó que “quizá se podría haber evitado ya que el resultado era abultado al descanso, pero ante la posibilidad de parar, el técnico del Júcar dijo que sus chicos eran valientes y seguían para adelante“, comentaba José Antonio Rodríguez, que además pidió respeto para su entrenador, que fue amenazado y acosado a través de las redes sociales en los días posteriores al encuentro.
Se abre el debate sobre la gestión de las emociones en el deporte de formación
Pese a ello, el tema que se pone encima de la mesa es mucho más complicado de gestionar de lo que parece. Quizá sería necesario poner herramientas (que ya las hay en muchos deportes), a disposición de la competición para evitar que este tipo de resultados se produzcan como «la tarjeta verde o el tercer tiempo en rugby, que son sin duda dos iniciativas sensacionales para ayudar a gestionar mejor las situaciones que se generan durante la competición hablando de ellas una vez se termina», nos comenta Eva Agea, psicóloga deportiva especializada en deporte.
Eva Agea: «La competición es buena porque te enseña a vivir. Ganar y perder forma parte de la vida».
Para Agea, lo fundamental es «el trabajo de los entrenadores/as la semana previa al partido concienciando a sus jugadores/as de lo que se van a encontrar y del nivel que van a poder dar en ese partido, para prepararlos táctica y emocionalmente para ese momento», trabajo más que complicado «en una edad dónde la gestión de las emociones empieza a complicarse, porqué son mas conscientes de lo que supone ganar y perder, y empiezan a tener fuerza y recursos para luchar por la victoria», matiza la psicóloga.
No hay que olvidar que la competición «es buena porque te enseña a vivir. Ganar y perder forma parte de la vida, pero quizá no es necesario que sea tan frustrante al recibir un resultado tan abultado», apunta Agea.
Es por ello que el trabajo antes y después de la competición es clave para que los deportistas aprendan a reaccionar ante la victoria o la derrota, no obstante, y aunque en algunos foros no se esté en contra de este tipo de resultados porque forman parte del deporte, es necesario comprender que no se trata de alta competición, si no de deporte en etapa formativa.
La categoría cadete coincide con la de mayor abandono deportivo
La edad crítica del abandono deportivo es precisamente la categoría cadete. En esa edad el adolescente empieza a ser consciente de su entorno. Si los resultados decepcionantes son habituales y no se ponen herramientas para que se aprenda correctamente de ellos, el deportista «deja de entrenar porqué no le encuentra sentido al hacerlo si cada fin de semana encaja 30 goles, y abandonar el deporte supone un riesgo altísimo para el desarrollo de la persona», apunta Eva.
A esa edad, es el propio deportista el que empieza a tomar decisiones sobre lo que quiere o no quiere a hacer y a ser escuchado cuando lo hace «por lo que hay que darle las herramientas necesarias para que no renuncie a la práctica deportiva, sea cual sea, ya que sin duda ello será beneficioso para su futuro», indica la especialista en deporte.
No hay que olvidar el papel que pueden jugar ahí los árbitros, «hay que tenerlos en cuenta y abrir la posibilidad de dotarles de métodos para ayudar en ese sentido. Por ejemplo la tarjeta verde. El árbitro tiene herramientas y debe de ser un colaborador necesario para gestionar mejor estas situaciones» cuenta Agea.
Actividades conjuntas
Eva Agea: «Es fundamental tratar la situación cuando todavía está fresca para evitar que el equipo rival no se presente en la vuelta o haya un entorno hostil».
El abanico de posibilidades para seguir dando pasos al frente en cuanto a la deportividad es inmenso. Sin ir más lejos, desde la propia Federación, como ya ha hecho el ex-jugador del Valencia CF Fernando Giner con el equipo derrotado, «se podrían promover charlas en lugar de con uno de los equipos, con los dos juntos a la vez, para evaluar lo sucedido y poner encima de la mesa las posibles soluciones y dejar claro que no hay nada personal en ello, que se trata de deporte», propone Agea.
Al final el fútbol en muchas ocasiones se lleva al terreno personal y eso es muy peligroso más si cabe en esas edades. En el fútbol como en cualquier deporte, todo el mundo quiere ganar, pero el hecho de no hacerlo no implica que el rival tenga algo personal en contra tuya, de ahí el dicho de «lo que pasa en el campo se queda en el campo», pero eso hay que enseñarlo.
El riesgo de no hacer nada es altísimo. Hay que escuchar a los/as deportistas «y entender como se sienten. Es fundamental tratar la situación cuando todavía está fresca para evitar que en un posible partido de vuelta, el equipo rival no se presente o haya un entorno hostil totalmente evitable», indica Agea, para la que sin duda, poner coto a este tipo de resultados ayudaría y mucho al buen desarrollo humano y deportivo de los jóvenes deportistas.
