Adrián Rubio
El fútbol puede cambiar vidas y sacar una sonrisa de enorme felicidad en aquellos que más lo necesitan, y de ello puede dar fe un CD Malilla que sigue siendo un ejemplo por sus iniciativas solidarias con el balón de protagonista
Cuando se dice que el fútbol ayuda a unir a pueblos lejanos, a gente que se encuentra a miles de kilómetros de distancia, es por casos como el del CD Malilla.
Los valencianos, un referente en lo que se refiere a iniciativas que buscan vivir la pasión por el fútbol de una forma diferente (impulsando terceros tiempos de convivencia entre padres, pasillos de respeto y aplauso a los árbitros antes de los partidos o acogiendo torneos solidarios…), siguen luchando por aquellos que más lo necesitan.
Por sacar las sonrisas y gestos que acompañan este reportaje, y que pueden dar fe de que están teniendo éxito en su camino.
Bamako es del CD Malilla
En la capital de Mali, concretamente en el barrio de Sabalibougou, ya se visten los colores del club valenciano. Son 2 Escuelas de fútbol las que ya han recibido el material que, generosa y desinteresadamente, donó el CD Malilla al proyecto ‘Solidaridad sobre ruedas’ en cuanto se enteró de su existencia.
Un lugar donde pintan el campo de juego con carbón, donde cualquier excusa es buena para abandonar por unas horas los problemas y las carencias cotidianas para ponerse una camiseta, calzarse las botas y compartir con los amigos momentos inolvidables junto a un balón de fútbol.
Ahora, y gracias al CD Malilla, los chavales pueden hacerlo con equipaciones de verdad, las mismas que visten cada fin de semana los chicos que, viviendo en Valencia, han tenido mucha más suerte por nacer en otra parte del planeta.
En total en las 2 escuelas de fútbol de Bamako hay unos 350 niños. Lugares donde los chavales viven de lunes a viernes y se les da educación, disciplina y valores.
Deben estudiar si quieren jugar al fútbol, una manera de que los niños aprendan por lo menos a leer y a escribir. Aunque la mayoría de ellos nunca saldrán de su barrio, al menos tienen una ilusión y ahora le ponen el nombre y colores del club valenciano.
Las imágenes y los vídeos que se insertan entre los párrafos de la noticia ilustran este ejemplo de hermandad y cariño, con miles de kilómetros de separación.
Un motivo de esperanza para seguir creyendo en la enorme fuerza del fútbol, en proyectos como el de ‘Solidaridad sobre ruedas’ y el del CD Malilla. Una entidad que sigue diferenciándose del resto más allá de los resultados de cada jornada.
Una labor encomiable con el presidente Juan Miguel Cerdán y el director deportivo Javier Sáez a la cabeza, pero arropados por muchos más colaboradores en directiva y demás departamentos de un club que enorgullece a todo el fútbol valenciano y español. Su gigantesco corazón ya lo conocen en África.
