El nuevo presidente de la UD Canals, José Borredá, es alguien que destila optimismo e ilusión en cada palabra. No lo puede evitar. Ha tenido un inicio presidencial complicado, pasando por un trasvase de directivas insólito, poco habitual, pero nunca ha perdido ese ánimo y esa esperanza que le han permitido lograr su objetivo más inmediato: evitar la desaparición de su club, la UD Canals.
En cada toma de decisión se ha mostrado seguro de sí mismo, capaz de revertir la situación. Junto a sus hombres de confianza ha conseguido enderezar el rumbo de un club que, hasta hace poco más de un mes, vagaba a la deriva de comité en comité en busca de la última firma, esa que les garantizara la supervivencia y que tanto ha pregonado a diestro y siniestro la Federación.
Y es que, ante la dimisión de la anterior directiva, la presión federativa por inscribir al equipo de cara a la nueva campaña y las dudas de última hora de Raúl Fasanar, comprometido con presidir el club, no le tembló el pulso y decidió aceptar el reto de comandar la nueva directiva: “Tan solo restaban dos días para firmar, así que tuvimos que hacerlo todo muy rápido, sin preguntar nada, o de lo contrario hubiera desaparecido”.
Tuvimos que hacerlo todo muy rápido, sin preguntar nada, o de lo contrario hubiera desaparecido”, explica Borredá.
Así pues, sin mirar atrás, firmó para evitar la extinción de un club que ya ha resurgido de sus cenizas. Con la llegada de la nueva directiva, del técnico Virgilio Hernández, ex futbolista de equipos de Primera División como Zaragoza, Lleida o Compostela y ex entrenador del Binéfar y Tamarite aragoneses y del Bossòst francés, y de los nuevos futbolistas ya se ha empezado a enderezar el rumbo.
De todos modos, a falta de algo menos de una semana para que el balón vuelva a echar a rodar en el Camp Quatre Camins, asume que aún tienen mucho trabajo por delante, y es consciente de que debe aprender para no cometer los errores y los malentendidos de las anteriores directivas con el ayuntamiento de la localidad.
Aquí, los problemas son una constante. Tras observarlos desde fuera durante muchos años, creo que llegamos con la lección aprendida”, indica.
De esta manera, tras superar con creces su primer gran bache presidencial y evitar la fatídica desaparición del club, han trabajado sin pausa para conformar una plantilla competitiva que luche por mantenerse en la categoría Preferente y que aguante, al menos, hasta 2019, año del histórico centenario del club.