Elche Acoge: el hogar deportivo de las culturas | Yo soy noticia


Sadio, Mohamed, Rubén, Iyad o Edwin. Son niños. Es más, apenas suman entre todos 50 años, aunque tienen más vivencias que un anciano de 90. La vida les llevó a abrir los ojos demasiado pronto. A bordo de una patera, en los bajos de los camiones o a golpe de pistola en las vallas de Melilla. Solo ellos son capaces de explicar el largo camino que tuvieron que recorrer bajo el regazo de sus padres antes de pisar la península.

«El viaje fue muy chungo», coinciden. Llevan tanto tiempo en España que ya se atreven a utilizar jergas cuando hablan de sus recuerdos; de su infancia. También a levantar la mirada y a dar sus primeros toques con el balón. No lo pueden evitar. Les encanta. Han pasado de vivir o escuchar los vestigios más aterradores de una travesía interminable a formar parte de los equipos de fútbol sala de la Fundación Elche Acoge.

Por ello, representa desde hace cinco años su segunda casa; el hogar deportivo y social de las culturas. Europeas, africanas, asiáticas, americanas. Conviven todas en poco más 150 metros cuadrados. Sin distinción ni exclusión. Todo lo contrario. Abren las puertas de sus locales a pequeños y mayores para ofrecerles de manera gratuita y desinteresada la ayuda extraescolar, la iniciación en la lengua local y la adaptación deportiva.

La asociación ofrece de manera desinteresada ayuda escolar, iniciación en la lengua local y adaptación deportiva

También la «integración en la sociedad española e ilicitana», apostillan. Es lo que les hace personas, voluntarios y entrenadores; el futuro del proyecto solidario. De hecho, el aprendizaje de los niños y la evolución de los equipos deportivos está en sus manos. «Los necesitamos. Sin ellos hubiera sido imposible, porque hay muy poca gente dispuesta a invertir su tiempo sin recibir a cambio una remuneración económica», afirma José Molina, técnico de la fundación.

Mientras, echa mano de las fotos de grupo que iluminan las paredes de su oficina y evocan el recuerdo de lo vivido antaño en los campos de fútbol. Fue una de sus mayores apuestas y, sobre todo, un sueño inolvidable para los niños en 2015, «ya que tenían mucha ilusión por jugar sobre el césped, conocer las tácticas del juego europeo y ver reflejados sus primeros chutes con los goles y la experiencia de sus ídolos».

Los niños tenían mucha ilusión por jugar a fútbol sobre césped y conocer las tácticas del deporte europeo», explica José Molina, técnico de la fundación

Para ello, llegaron a un acuerdo con los clubes ilicitanos Intangco y Peña Raval que les permitió disfrutar de una temporada completa en la modalidad de fútbol 8 y fútbol 11 con sus colores, fichas y material. Además, con el objetivo de seguir aumentando su variedad deportiva y apostar por la iniciación social de los más pequeños, firmaron en 2016 un convenio con la Fundación Pascual Ros Aguilar que acapara los focos del resto de deportes.

Rugby, balonmano o natación. La oferta desde entonces ha sido a la carta; necesaria para la integración deportiva y social de todos los niños. Sin embargo, han tenido que vivir de primera mano la disolución de los equipos de fútbol –«nuestra vida y objetivo por aquel entonces»–y propulsar de esta manera las cifras de participación en los dos conjuntos de fútbol sala en la liga escolar de Elche.

El acuerdo con la Fundación Pascual Ros Aguilar ha acercado a los niños a deportes como rugby, balonmano o natación

«No podemos aspirar a otra», argumenta Dani Valverde, técnico de los cadetes y voluntario de la fundación, porque el coste de los árbitros, entre una infinidad de gastos, supone más del 20% de las ayudas económicas recibidas. «Los niños son conscientes de nuestras limitaciones, aunque apenas lo tienen presente durante los entrenamientos. Solo quieren jugar a fútbol sala y alcanzar sus propias metas, sin importar el presupuesto», añade.

Sobre todo cuando se reúnen las tardes de los jueves en las pistas de asfalto del Colegio Casablanca y preparan el asalto a la primera plaza de la clasificación con la mente puesta en el duelo del viernes. Es lo que mantiene intacta su ilusión por crecer y llevar el nombre de su club a lo más alto. También sus esperanzas de dar el salto a los equipos de fútbol sala y fútbol 11 del Elche, Kelme o Hércules, ya que la oferta de la fundación es limitada.

Los cadetes del Elche Acoge están luchando para asaltar la primera plaza de la liga escolar

Pero «muy necesaria para nosotros», coincide la mayoría del plantel, que aplaude el trabajo del voluntariado y disfruta de todos servicios que ofrecen, tanto en las instalaciones del barrio de Carrús como en las de Casablanca. Por ello, cinco años después, los equipos de Elche Acoge, junto a los convenios con otras empresas, se  han consagrado en la ciudad como el hogar deportivo y social de las culturas del mundo.

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