Fútbol de competición a los 50, y compartiendo vestuario con sus dos hijas | Yo soy noticia


Juega de lateral izquierdo en el Amateur Femenino del Tavernes Blanques CF, conjunto de reciente creación que está disputando con buena nota su primera temporada en el Grupo 2 de la 2ª Regional Femenina. Viéndola entrenar y corretear con la vitalidad de una veinteañera, nadie podría adivinar que tiene 50 años.

En el Pedralba, con 55 años, está la jugadora más veterana del fútbol femenino en la Comunitat Valenciana, pero ‘Majo’ está decidida a superarla, ya que su pasión por el deporte le hace albergar esperanzas de seguir muchos más años vinculada al fútbol dentro del Tavernes Blanques.

¿Pero qué les parece si además les decimos que María José juega en el mismo equipo junto a dos de sus hijas, de 18 y 17 años de edad? Pues que sin lugar a dudas estamos ante uno de los casos más peculiares y llamativos del deporte valenciano.

“Quería jugar, pero no pude”

Tímida y reservada a la hora de salir en las fotos de equipo junto a sus adolescentes compañeras, o cuando tiene que revelar su edad, nadie diría que la fecha de nacimiento que pone en su DNI se corresponde con la persona que vemos, y que además se mantiene en un estado de forma envidiable.

“No juega de titular por caridad, ni le hemos regalado el puesto”, advierte su entrenador Miquel Peris, orgulloso de contar con una jugadora de su calibre. Sirve de ejemplo y motivación para las jóvenes, un espejo en el que pueden mirarse porque María José es de las que nunca se han rendido, luchando por cumplir sus sueños en el mundo del deporte.

Un entorno que no siempre ha sido tan favorable para las mujeres, y ella lo cuenta por las experiencias vividas. “Siempre me ha gustado el fútbol, pero cuando era pequeña no había equipos de fútbol de chicas. Además, la gente se asustaba cuando veían una mujer con la pelota. Quería jugar, pero no pude”, relata.

Pero sus deseos por tener una vida activa y saludable no se quedaron ahí, y desde los 16 años ha estado vinculada a la práctica deportiva primero con el balonmano (llegó a tener la opción de entrar en el histórico Iber de Sagunto), y durante varias décadas como una habitual de las carreras populares.

Fue precisamente tras ganar una de ellas cuando le surgió, hace una década, la posibilidad de hacer realidad su sueño de la infancia: jugar al fútbol en un equipo femenino.

“Gracias a mi vecino que se lo dijo al entrenador del Moncada, que había una chica que corría mucho y estaba en forma. Fui a probar un día y me quedé en el Moncada, de eso ya hace 10 años”, explica María José, que los últimos cursos ha encontrado una mayor motivación para seguir vinculada al balón: sus hijas.

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“Se nos escapa llamarle ‘mamá’ dentro del campo”

María tiene 18 años y está acabando su primer año universitario, mientras que Patricia, de 17, cursará el próximo año Segundo de Bachillerato. Juegan juntas en este primer año de vida del Tavernes Blanques CF Femenino, pero no es la primera vez que comparten terreno de juego con su ejemplar madre.

De hecho, las tres coincidieron en Moncada y Moncadense previamente, pero cada nuevo curso ofrece vivencias que guardar en la retina de la familia Navalón Navarro.

Y es que tanto María como Patricia disfrutan sobremanera la oportunidad que tienen ahora de jugar en un equipo exclusivamente de chicas, en un proyecto volcado con el Femenino para darles el mejor entorno posible. Algo muy alejado de unos inicios donde, siendo unas niñas, tuvieron que compartir espacio en el césped con los chicos. Es la norma en muchas Escuelas modestas, donde la rama femenina no está ni mucho menos equiparada con la masculina en cuanto a mimbres y recursos.

“La gente se extraña cuando decimos ‘mamá’ dentro del campo. Intentamos llamarle ‘Majo’ o María José, pero nos sale decirle ‘mamá’”, nos confiesan sus hijas entre risas mientras le miran con cariño y admiración. Y mamá es de las que lleva el fútbol en la sangre y cabeza antes, durante y después de los partidos, las 24 horas del día y los 7 días de la semana.

En el hogar Navalón Navarro cuando no se habla del partido del Tavernes Blanques CF se habla del Valencia CF, club al que siguen María José y Patricia, o del FC Barcelona por el que se ilusiona María, la mayor de las hijas. Y ellas, lejos de saturarse de tanto balompié, cada día son más conscientes de la suerte que tienen de contar con un ejemplo de vida y deporte como es su madre.

“Hay madres que ni te apoyan cuando vas a jugar a fútbol, pero en nuestro caso tenemos una persona que nos apoya y además comparte nuestra pasión, y eso es lo máximo. Es muy bonito y sabemos que es algo único”, explican las jóvenes jugadoras, para quien eso de hacer ‘piña’ y ser una familia dentro del equipo es algo más que un tópico y frase hecha común en el ámbito futbolístico.

Además, las tres se tienen muy cerquita también dentro del campo, actuando ‘Majo’ en el lateral izquierdo, su hija María de central por la izquierda y la más joven, Patricia, de extremo con mucho gol (lleva 9 este curso, la segunda máxima artillera del equipo dirigido por Miquel Peris e Iván Bosch) en la misma banda. Se da la curiosidad de que las tres son diestras, aunque actúen por la banda contraria.

“Cuando salgo al campo noto que la gente se extraña”

María José no pasa desapercibida cuando juega el Tavernes Blanques CF. Se siente observada en comparación con las compañeras y rivales, todas mucho más jóvenes, y tal vez por eso ella prefiere estar en un segundo plano. Sólo se libera y es feliz de verdad, sin pensar en el qué dirán, cuando el balón está en juego y puede dar rienda suelta a sus ganas de jugar al fútbol.

Con un estado de forma envidiable forjado en una estricta y sana alimentación, además de practicar deporte a diario del tipo que sea, se hace querer por sus compañeras pero también se gana enemistades en las de enfrente, que no siempre asimilan con agrado que alguien como ella les amargue los días de partido.

Por eso ha tenido que escuchar, con tono despectivo, que a ver si se jubila ya, pero sus planes no van por ahí viendo lo felices que son las tres en este nuevo y ambicioso proyecto del Tavernes Blanques CF. Donde por cierto ya están las puertas abiertas para acudir los martes (20:15) y los viernes (18:30), a probar de forma gratuita con la cantera y primer equipo femenino del club.

“No he tenido nunca malas experiencias en el mundo del fútbol, al contrario, he disfrutado un montón. Cuando corría sí que he vivido más machismo que en mis años de jugadora, pero ha cambiado mucho la cosa. Por eso estamos muy a gusto aquí, y lo noto también en mis hijas”, revela.

Lo normal es ver que las rivales se queden asombradas, hay excepciones pero sobre todo sienten admiración hacia nosotras porque no hay más casos así en el fútbol”, añaden sus hijas.

Las tres han contribuido a enderezar una temporada en el Amateur Femenino donde han ido de menos a más. Un grupo que como nos cuenta María, la mayor de las hijas, “siempre ha estado unido, apoyándonos las unas a las otras. Eso en otros equipos por desgracia no lo he visto, y es algo que repercute bastante a la hora de jugar”.

Es el espíritu y ‘Corazón Verde’ (el lema del club) que lucen las jugadoras de Miquel Peris, un técnico que se sabe afortunado de contar con un vestuario tan sano y fuerte. Albergando también una de las historias más especiales del fútbol de la Comunitat Valenciana, que encima promete ir a más como así nos desvela la increíble ‘Majo’.

“Hay otra de mis hijas, que tiene 10 años, que viene por detrás y también juega muy bien al fútbol”. ¿Tendremos dentro de poco una cuarta integrante de la saga Navalón Navarro en el Tavernes Blanques CF? Si depende de ellas desde luego que sí, consolidándose como un caso todavía más único y entrañable en el fútbol valenciano.

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