Adrián Rubio
Para los que conocen de verdad el proyecto, el regreso a la Segunda División B no podía haber llegado en un mejor momento para la entidad de la Vall d’Albaida.
Y lo tiene clarísimo Luis Ortiz, el presidente del club durante los últimos 5 años que además aterrizó en el peor momento de la casi centenaria historia del Ontinyent CF.
Ahora, un lustro después, ha llegado la reconversión en SAD y la llegada de capital extranjero para sanear las cuentas, y sobre todo un ascenso que relanza un proyecto que nos explica un hombre que conoce la casa y el entorno como pocos.
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Gestionar miseria
Toda la alegría, emoción y euforia que se desató de forma incontrolable tras un agónico partido de vuelta de la última eliminatoria de ascenso contra el filial del Deportivo Alavés, que estuvo cerca de eliminar a un conjunto valenciano que tras el 3-0 a su favor de la ida tuvo que pasar por el trance de los penaltis, sirvió para dejar atrás años de penurias y penitencia por la 3ª División.
El pozo al que se vio abocado un club en el que Luis Ortiz entró de la mano de John Clarkson estando en Segunda División B, pero rápidamente las deudas acumuladas se comieron cualquier esperanza o lógica de continuidad en la categoría.
La desaparición de la entidad se evitó bajando a un grupo VI de Tercera en el que ha tocado ir reduciendo deuda, así como recomponer los pedazos rotos del amor y la pasión de los seguidores a base de un control económico exhaustivo, mientras sobre el césped la grandeza e historia del Ontinyent CF hacía el resto.
“Entré aquí con el equipo en Segunda B pero también con una deuda reconocida de 1,1 millones de euros, y bajar a Tercera nos sirvió para tocar fondo y coger impulso para ir hacia arriba”, indica Luis, que desde su poltrona presidencial ha visto al Ontinyent CF clasificar tres años seguidos para los playoffs de ascenso, logrando el objetivo al tercer intento.
Pero se consiguiera antes o no, el mensaje que imperaba en el club y entorno era el mismo: “Hemos aplicado siempre desde que yo llegué aquí una política de hacer un equipo competitivo con los recursos justos, sin gastar más de lo que teníamos”.
Y poquito a poquito la deuda se iba reduciendo, “todas las subvenciones que recibíamos de ayuntamiento, federación o diputación de Valencia iban íntegramente para hacer más pequeño ese agujero, incluso logré que Canal 9 nos entregara una cantidad que estaba pendiente”, hasta dejarla en 500.000 euros.
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Entonces nos trasladamos al pasado más reciente, a los últimos meses de vida de un Ontinyent CF que no olvidará lo vivido en este primer semestre del año 2017.
Ha sido el año de los contactos con inversores de capital australiano, de la esperada y aplaudida reconversión en SAD y sobre todo de regresar a la categoría de bronce del fútbol español, pudiendo gritar a los cuatro vientos que el club ya no le debe nada a nadie.
“Estoy muy satisfecho por todo lo que ha supuesto el ascenso y la respuesta masiva de afición y autoridades, de la ciudad entera”, afirma un todavía emocionado Luis Ortiz, al que la presión y los nervios no le permitieron ver el definitivo encuentro de vuelta, recluyéndose en la Catedral de Vitoria para escuchar misa mientras el balón rodaba sobre el verde.
Club saneado y con aspiraciones en el competitivo grupo III
Lo deportivo y lo institucional se abrazan en el presente de un Ontinyent CF que mira al futuro con más ambición que nunca, liberado de la deuda económica, “el grupo inversor con capital australiano ha puesto los 500.000 euros restantes que faltaban”, y sabedor de que la reconversión en SAD es la auténtica salvación para este histórico del fútbol español.
“SAD es el futuro del fútbol y de todos los clubes, de lo contrario no se va a poder funcionar en Segunda B o Tercera División, sin eso no tienes ningún derecho o beneficio de cara a la administración”, apunta el presidente de los de la Vall d’Albaida, que ha llevado personalmente las gestiones con ‘Elite Sports 17 SL’.
Este grupo con capital australiano, y con negocios por todo el mundo, querían invertir en un club del fútbol español, y tras entablar los primeros contactos el proceso ha derivado en la adquisición del 80% del paquete accionarial del recién nacido Ontinyent CF SAD.
Pero además del ingreso de liquidez económica, los aficionados pueden estar tranquilos por las intenciones con las que aterrizan en el club.
Se mantiene la identidad y se han firmado condiciones como la de no de cambiar de ciudad, nombre o colores o escudo del club, ni jugar en otro estadio que no sea El Clariano».
«Ellos saben de negocios, pero enseguida reconocen que no conocen el fútbol de la zona, y por eso me dicen que me quede y busque gente de confianza para seguir estando al frente de la directiva”, añade Luis Ortiz, que no esconde que a partir de ahora, con el club completamente saneado, es momento de mirar hacia adelante sin adivinar el techo que se puede tocar.
“Quieren dar el salto cuanto antes a Segunda División, y luego ya lo que venga. Quieren hacer negocio, y eso no se consigue quedándose en Segunda B que es una ruina”, anticipa, hablando del inicio de la “etapa más ilusionante en la historia del Ontinyent CF”.
Acuerdo para la renovación de Mullor y todo el cuerpo técnico
Al frente de la misma en lo referente al césped seguirá estando Miguel Ángel Mullor, rodeado de su cuerpo técnico, que tras lograr el ascenso han recibido la confianza de los máximos inversores así como la de Luis Ortiz, el hombre fuerte en la directiva y conocedor del terreno.
El presidente, junto a Adrián Márquez que va a ser el administrador único del club y la persona de confianza de los nuevos máximos inversores del Ontinyent CF SAD, se afana en apuntar que pese a toda la euforia, ilusión y expectativas que rodean al proyecto, no es tiempo de volverse locos.
Voy a seguir gestionando el club como cuando el responsable económico era yo”.
“No vamos a volvernos locos, en función de lo que nos diga la competición haremos. Si vamos flojos nos reforzaremos, y si vamos bien y con poco más podemos optar a las primeras posiciones apretaremos para lograrlo. Es tiempo de consolidarnos en la categoría, y el año siguiente es cuando pretendemos dar el golpe encima de la mesa”, añade.
En la 2017/18 le aguardan rivales duros e históricos como el Alcoyano, Mallorca, Elche, Hércules o filiales como los del Valencia y Villarreal, en un grupo III de Segunda B que ha puesto más caros que nunca los puntos de cada fin de semana.
Entrando en el siglo XXI
El Ontinyent CF de Luis Ortiz se ha movido durante su mandato de los últimos años con cautela y estreches económicas, tirando de historia del club para atraer a jugadores que tal vez poseían mejores ofertas económicas fuera de aquí.
Aunque claro, no es lo mismo jugar en otros destinos de Tercera que hacerlo en uno de los clubes más históricos de la Comunitat Valenciana.
“En Ontinyent encender la mecha de la afición cuesta muy poco. Se viene un año muy bonito, y ojalá que un ciclo glorioso e inolvidable para el club”, nos dice un hombre que aún tiene gestiones pendientes con los nuevos inversores para saber el presupuesto definitivo con el que se saldrá a competir la próxima temporada, aunque como mínimo se deben doblar los 250.000 euros de presupuesto que tenían en Tercera.
El capital australiano y la reconversión en SAD ha sido el verdadero billete de ascenso para un Ontinyent CF que de lo contrario no hubiera podido lograrlo. “Hubiésemos renunciado si no llegamos a convertirnos en SAD y no hubieran aparecido los inversores de fuera”.
Así que desde que todo fue oficial el pasado 22 de junio, los que aman a este club asisten a los primeros pasos de una sociedad “completamente nueva, y abierta a las nuevas posibilidades del fútbol moderno y actual”.
“Esta gente de fuera que ha invertido tiene grandes sueños para el Ontinyent CF, pero que la gente esté tranquila porque no nos vamos a estampar. Mientras yo tenga poder de decisión seguiremos funcionando con cabeza, sin hacer ningún tipo de locura. En el fútbol, afortunadamente, el dinero no lo es todo”, añade nuestro protagonista.
Sólo así, despacito y con buena letra, quizá se pueda cumplir el mismo sueño que hace unos años le vendieron al que por aquel entonces era el presidente del Leganés. Ver un partido de su equipo en Primera División sentado en el palco del estadio Santiago Bernabéu, y ¿a que un Real Madrid – Ontinyent no suena nada mal?
