Imagina ser un delfín. Un animal que juega, que se divierte… o eso parece. ¿La realidad? Encerrados en cautiverio, obligados a nadar en círculos en reducidos acuarios. Y ahora, ponte en su lugar. Una locura, ¿verdad? Pues eso es lo que va a realizar Alberto Lorente.
Afrontará un reto en el que estará nadando 24 horas en círculos en una alberca de 8 metros de diámetro por 74 centímetros de profundidad. «Hace poquito con una asociación me dijeron de una orca que medía 7 metros y estuvo 30 años en una piscina de 12 de diámetro. No era ni el doble de su dimensión. Hemos intentado encontrar la piscina más pequeña posible para intentar simular al máximo esta tortura física», explica en una entrevista con YoSoyNoticia.es.
Por delante le esperan dos Official World Record: más horas y más kilómetros nadando en círculos. Pero por encima de estos registros mundiales, está la intención de mandar un mensaje.
«Soy una persona muy activa, y no paro. Tuve una operación que no se realizó con éxito y he estado 10 meses de baja médica, con 8 de ellos prácticamente en casa. Podía salir un poquito, pero he vivido en primera persona el encerramiento. De ahí el reto de nadar en círculos, simulando el cautiverio en el que viven tantos cetáceos en nuestro país», explica del origen de este reto.
No es ni mucho menos el primero de estas características que realiza, por lo que Alberto se muestra relajado y tranquilo ante lo que le espera. «Ya llevamos muchos años acumulando kilómetros en el agua, por lo que la parte física me preocupa, pero estoy tranquilo. Luego está la parte mental, pero también estoy preparado», apunta, poniendo de ejemplo otros retos que también suponían un fuerte trabajo psicológico como la mayor distancia a ciegas. «Esa preparación no es de un año para otro, y ha llegado con el paso de los años», añade.
«En este reto no me preocupa nada»
Detrás, ayudándole a que todo salga perfecto, hay todo un equipo. «Siempre me recalcan que debo tener un plan ‘A’ y otro ‘B’, y pensamos en todo. Con las condiciones meteorológicas no hay peligro como en mar abierto, pero puede haber imprevistos», poniendo de ejemplo una fuerte lluvia y el material informático y eléctrico. Para ello su equipo lo tiene todo preparado, con carpas y demás.
A nivel sanitario también tendrá un servicio preventivo de la Cruz Roja por lo que pueda pasar. En definitiva, todo controlado. «En este reto no me preocupa nada», nos dice con una sonrisa.
Cualquier persona que quiera se podrá acercar a apoyar y dar su aliento a Alberto en este nuevo reto. Se realizará en la piscina del restaurante “Cala Morisca Mirador”, en el Garraf (Barcelona), y empezará a las 18h del jueves 21 de septiembre, para finalizar a la misma hora del día siguiente. Además, habilitarán enlaces para que se les pueda seguir a distancia. Para ello conviene estar atento a las redes sociales de Alberto y la asociación colaboradora del reto: @elhombredelasaguas y @oceanos_de_vida_libre.
Un reto, una vida
Alberto Lorente es un padre de familia de 35 años y conductor de autobús público en Barcelona. Pero además de ello, es un nadador de toda la vida. Empezó en este deporte a los 3 años, hasta que a los 18-19 años dejó el nivel competitivo. Tras un tiempo quiso volver, pero de una forma diferente.
«Dando sentidos a mis brazadas», recalca. Así surgió el proyecto ‘Un reto, una vida’, con el que busca dar visibilidad con cada reto a una asociación diferente.
«Cuando volví a nadar tuve una época complicada. Lo primero es que falleció mi abuelo por un cáncer. Tenía vínculo con él. Mi cuñada me dijo ‘qué te parece si hacemos algo para que tu brazadas tengan sentido’, y desde entonces intentamos que cada reto tenga un fin diferente», explica respecto de dónde sale ese lado solidario.
Eso es lo que busca. Mucho más allá de los récords. Quiere que el mensaje llegue. Dentro de esta campaña, visitaron recientemente un parvulario para que los más pequeños sean conscientes de la realidad en la que viven estos animales. «Educar a las nuevas generaciones», comenta al respecto.
En esa línea, y como se ha comentado antes, esta no es la primera vez que se lanza al agua. De hecho, tiene ya dos récords mundiales en su posesión. Uno de ellos, el mayor tiempo nadando contracorriente: «Estábamos en pleno confinamiento, y veía a ciclistas con rodillo, corredores en cinta… Me daba rabia. Mi deporte era la natación y no teníamos nada. Se me ocurrió intentar hacer un reto y reivindicar que nosotros no hemos podido salir a ningún lado».
«Acabé en el hospital con cinco botellas de suero»
Así salió el reto que le llevo a ese primer registro mundial. Salió bien, aunque hubo algún susto. «A las 28 horas y media empecé a convulsionar. Acabé en el hospital con cinco botellas de suero. Si fuera fácil hacer un récord del mundo, todo el mundo lo haría», remarca, de nuevo con esa sonrisa y alegría que le caracteriza.
El otro récord fue al dar la vuelta al Mar Menor a ciegas, consiguiendo el de mayor distancia bajo esta condición. En sus intenciones estaba visibilizar cómo es nadar con una discapacidad. «50km a nado, y desde el séptimo kilómetro vomitando», detalla, como consecuencias de perder uno de los sentidos.
«Vivimos en primera persona lo que era hacer deporte con una discapacidad. Independientemente de la cantidad económica que se recaudó, que consiguieron construir una pista deportiva en el centro de día de Aidemar», añade.
Pero si hay algo que le llena más allá de los récords, es el afecto y agradecimiento de aquellas personas a las que ha conseguido ayudar o inspirar. «Es la mejor recompensa. Cuando te dan cariño. Te agradecen, e incluso les ves las lágrimas. Un abrazo o un beso al final del reto. Más allá del récord mundial, del dinero que hayamos recaudado… es la mejor recompensa, lo digo de verdad», explica.
De ejemplo nos pone lo que le ocurrió con una de sus últimas aventuras, tras dar la vuelta a la isla de Mallorca el año pasado. «Estaba reventado, y me acuerdo de llegar y sentarme totalmente destrozado», y en ese momento aparecieron unos niños muy interesados en aquello que había vivido. Algo que le devolvió el aliento y el ánimo.
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