Israel Molina Gómez
El deportista vasco reconoce que no es fácil pasar tanto tiempo fuera de España y lejos de su familia, aunque también explica que es algo que tiene asumido y que "sarna con gusto no pica"
«Mi pasión por el esquí nace cuando tenía tres años. Y yo no era muy consciente de ello, pero fue la primera vez que me llevaron mis padres a esquiar», comienza contando Juan del Campo, convertido en el mejor esquiador alpino español de la actualidad. «Creo que, pese a eso, terminé de enamorarme de este deporte a los 10 u 11 años».
Y es que fue en ese momento cuando empezó a competir. «Ese momento en el que empiezas a sentir la adrenalina, la libertad y la velocidad fue lo que me dio la pasión. Lo descubrí entonces y hasta el día de hoy. Son quince años dedicándome en cuerpo y alma a ello».
Del Campo reconoce que ya ha cumplido uno de los sueños de toda su vida, que era ser olímpico, algo que logró en PyeongChang, en 2018. «Fue la recompensa a un trabajo de toda una vida», reconoce el esquiador.
«Me quedé con un sabor agridulce porque me caí a unas puertas del final y terminé con ese sentimiento de haberlo todo, pero con la sensación de quedarme con el caramelo en la lengua»
El otro gran momento de su trayectoria deportiva, hasta la fecha, también lo tiene claro. «Cuando conseguí clasificarme para una segunda manga en Copa del Mundo. Hacía mucho tiempo que un español no lo conseguía y era un objetivo que tenía marcado».
La nieve en España, solamente en invierno
Pero ser esquiador en España no es algo sencillo porque la mayoría de competiciones están más allá de nuestras fronteras, lo mismo que muchas de las mejores estaciones. «Mira, las estaciones españolas son invernales y aquí la práctica de nuestro deporte se hace muy difícil fuera del invierno», va describiendo sobre esta situación.
«Tenemos que pasar mucho tiempo fuera de casa, lejos de la familia, pero ya somos conscientes de que esto tiene que ser así y es nuestra forma d vida. Así que sarna con gusto no pica»
El coronavirus llegó a su vida en uno de estos momentos. «El inicio de la pandemia me pilló al final de la temporada, en Japón, en una competición que se acabó suspendiendo», va recordando sobre lo sucedido meses atrás. «Fue volver a casa y ya nos confinaron, así que perdimos las últimas semanas de la temporada y el inicio de la pretemporada, que solemos hacer entre abril y marzo en Sierra Nevada».
Aunque tiene claro que en esos momentos todo pasó a ser secundario. «Se vivió una situación en la que las prioridades deportivas pasaron no a un segundo plano, sino a un decimoquinto plano, porque la salud es lo más importante y había que adaptarse».
Así que tuvo que estar cuatro meses parado, al menos sin tocar la nieve. «Intenté no parar mis entrenamientos. Lo tomé como un periodo para prepararme físicamente y al final fue una inversión inteligente«, explica el deportista español en unas declaraciones al Comité Olímpico Español.
Es en este momento cuando también reconoce el buen trabajo que ha hecho la federación. «Ha gestionado muy bien nuestra situación. Se pusieron medidas estrictas. Ha sido un verano diferente, pero creo que hemos hecho el trabajo necesario y hemos sacado adelante todos los entrenamientos, que es lo más importante».
El objetivo de Pekín 2022
Su siguiente gran reto serán los Juegos de Pekín 2022, una cita que no parece correr ningún peligro después del aplazamiento de Tokio. «Poco a poco parece que vamos acostumbrándonos a esta situación y nos vamos habituando un poco a cómo gestionarlo mejor. Veremos cómo se pueden hacer en Tokio porque será una forma de saber como hacer los de 2022».
Sobre la situación de su deporte en la actualidad, Del Campo detalla la importancia que ha tenido la retirada del austríaco Marcel Hirscher, gran dominador del esquí alpino durante la última década. «Ha dejado un vacío y creo que todos lo echamos de menos. Su retirada ha provocado que este último año se hayan ajustado un poco las diferencias entre todos», cuenta.
«El nivel de competitividad dentro del circuito ha subido mucho, hay muchos jóvenes subiendo fuerte. Estamos 60 o 70 esquiadores muy juntos y cualquier pequeño fallo te puede dejar fuera de los 30 mejores»
Eso es exactamente lo que vivió en sus carnes el deportista nacional. «Nunca bajé de los 40 primeros, pero en ningún momento llegué a estar entre los 30 primeros. Creo que tenía el nivel para estar ahí, sentía que tenía las capacidades para estar en esa segunda manga y por esa pequeña diferente no lo pude hacer»
«Eso me provocó un poco de, no voy a decir ansiedad, pero sí de muchas más ganas de conseguirlo»
Así que ya tiene un primer objetivo para esta nueva campaña, meterse entre las 30 primeras y «ser competitivo en esa segunda manga» para pasar a «puestos mayores. Al final, en nuestro deporte el orden de salida es muy importante y estar dentro de esos 30 primeros da cabida a seguir subiendo cada vez más rápido dentro de la clasificación mundial».
Trabajo y estudios
Y como tantos otros deportistas españoles, además de su carrera deportiva, también ha llevado a cabo una serie de estudios universitarios. «Tengo un Grado en Administración y Dirección de Empresas y actualmente estoy finalizando un máster en gestión de entidades deportivas», resume asumiendo la dificultad de compaginar ambas cosas.
«No es fácil, sobre todo si tenemos en cuenta que pasó mucho tiempo fuera de casa. No se puede llegar después de seis horas de entrenamiento, estar reventado y ponerte a estudiar. Es difícil»
Pero tiene claro que es un esfuerzo que debe gestionar y hacer. «La carrera deportiva se acaba un día u otro y siempre es bueno tener una formación complementaria de cualquier tipo. En mi caso, me gustaría seguir vinculado al deporte toda mi vida».
Y si le queda tiempo después de entrenar y estudiar, su otra pasión es «la naturaleza«, un vínculo común con casi todos los deportistas que se dedican a la montaña. «Me encanta cualquier deporte que tenga que ver con ella, pero a veces hay que tomar precauciones porque no te puedes permitir una lesión».
Eso sí, como buen vasco que es, también reconoce que le gusta mucho cocinar. «Siempre he sido muy aficionado a la comida», acaba bromeando.
