La historia de Toni Morcillo, el mamover más fiel | Yo soy noticia

El pasado domingo 15 de abril se celebró la octava edición del Mamova, el Maratón de Montaña de Valencia, que en este 2018 ha modificado su recorrido con motivo de ser el I Campeonato Autonómico de Trail de 42K.

Cerca de 300 valientes se dieron cita el pasado fin de semana en Andilla, entre otros Toni Morcillo: el mamover más devoto. Natural de Andilla, no se ha perdido ni una sola edición de una prueba que ha visto crecer con el transcurso del tiempo.

Inicios

En 2010 decidió comenzar a correr para paliar su sobrepeso, al que ha conseguido dejar de lado tras perder más de 20 kg, y desde entonces ha ido compaginando las carreras de asfalto con los trail teniendo siempre preferencia en su calendario su querida Mamova.

A sus 48 años, el integrante de la Peña El Coyote y del Club de Montaña Bardes, ha participado entre otras carreras en El Medio Maratón de Valencia, Maratón de Valencia, 15K nocturna de Valencia, Fondo Massamagrell, Fondo Paterna, Maratón Espadán, Maratón de Borriol, La Marxassa, o el Triatlón de Valencia distancia sprint.

Debut Mamova

Tenemos que remontarnos al 2011, primera edición del Mamova y debut también de nuestro protagonista. Por aquél entonces se fraguó un idilio especial que más tarde se convertiría en su prueba por excelencia, su niña bonita.

«Mamova es mi prueba estrella, la antepongo a cualquier otra. He andado por estos montes desde chiquitito, tengo mi casa en el kilómetro 34 del recorrido y el sentido de pertenencia que tengo es muy fuerte», señala.

Pocas personas conocen mejor el Maratón de Montaña de Valencia. Toni ha sido testigo de todas las transformaciones sin excepción que ha experimentado la edición en ocho años, también lamentablemente el gravísimo incendio del 2012.

«Al principio había menos desnivel hasta que el circuito se recrudeció mucho con el fin de conseguir puntos para el Ultra-Trail de Mont-Blanc. Recuerdo el primer año que al pasar por mi casa era muy duro  pasar por ahí y no irme directamente a la ducha», narra.

Grave accidente y Mamova del 2016

En julio de 2015 Toni padeció un gravísimo accidente de bicicleta del que apenas se acuerda debido al lapsus que sufrió. Sin embargo las consecuencias lo mantuvieron hospitalizado cerca de dos semanas teniendo en vilo a su familia.

«Estuve muy grave, incluso me sondaron porque tenía encharcado el pulmón. Me fracturé la clavícula, varias costillas y una parte del cráneo. Estuve de baja hasta diciembre, y cuando me dijeron que mi salud ya no peligraba volví a correr», relata.

A pesar de no ser muy recomendable prepararse el Mamova, saber que su salud no podría resentirse fue el impulso que Toni necesitaba. Se preparó la prueba en pocos meses y ahí estaba en abril, luciendo su dorsal en la parrilla de salida.

«Fue la más especial por el gran reto que era. Recuerdo que quería morirme en el kilómetro 34 pero saqué una fuerza extraordinaria para continuar y terminarla. Saber que sólo quedaban 9 era mi acicate», indica.

Mamova 2018

Y de la alegría pasamos al mayor de los pesares. La edición de 2018 ha sido la única que Toni no ha podido terminar. En el kilómetro 35 y con toda la pena de su corazón no pudo sobreponerse a los calambres que invadieron sus isquios y aductores.

«Entre el trabajo que he viajado mucho y la microrotura de isquios no he tenido tiempo suficiente para entrenar y lo he pagado. Mentalmente estoy fastidiado, si hubiera sido otra no sería para tanto. Ahora no paro de pensar que debería haber intentado terminar», apunta.

Colaboración y dorsal número 10

Toni no sólo participa año tras año en el Mamova, sino que además colabora con la organización como si fuera uno más. De ahí su implicación con una prueba por la que siempre se decanta en detrimento de las demás.

«Me hace feliz apoyar a la carrera, poner mi granito de arena para que poco a poco la zona se recupere. A pesar del incendio el paisaje es muy pero que muy bonito», apunta.

En las ocho ediciones siempre ha participado con el dorsal número 10, un simbolismo cuya razón de ser es una anécdota de lo más curiosa que cada vez que cuenta se le esboza una amplia sonrisa en su rostro.

«Uno de los organizadores, Jesús Ruiz, es muy amigo mío. El primer año me hizo la broma de darme el dorsal para hacerme una foto con los de la primera fila, los atletas más top que llevaban los primeros números. Hemos seguido con la broma», revela.

De quien tampoco se olvida Toni es de José Antonio de la Pobleta, figura trascendental en el inicio de Mamova y también del Club de Montaña Bardes. Faltó tras la primera edición y su recuerdo está muy presente en cada año que nuestro protagonista realiza la prueba.

Futuro Mamova

«Es un espaldarazo que haya sido el I Campeonato Autonómico, le damos más calidad para atraer a gente con aspiraciones más amplias y eso es un añadido importante para el Mamova», concluye.

De hecho la idea es preservar el recorrido. Es decir, dejarlo marcado permanentemente sin que perjudique  el medioambiente y que la gente pueda entrenar en él, hacer rutas de senderismo, etc.

 

 

 

 

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