‘El día que el Tajo me quitó la gorra’ | Yo soy noticia

El pasado día 11 de junio se celebró en Aranjuez II Copa de España de Maratón. Los veteranos más jóvenes (menores de 50 años) teníamos por delante 16 km con dos porteos y con la salida prevista a las 6 de la tarde. Aunque se trata de una distancia que tengo controlada y que en un principio, en aguas tranquilas de verdad, podría realizarla en alrededor de una hora y media, no obstante, la carrera no fue por los cauces que yo tenía previstos y su duración fue mayor de lo deseado. Este es el relato desde el punto de vista de Bernardo, un palista veterano principiante.

Esta es mi primera carrera que disputo en Aranjuez. Durante los días previos pregunté a los amigos y compañeros de mi Club (Club Piragüisme Silla) sobre dicha competición. Todos me aconsejaron que fuera con una piragua con timón de río y asimismo me advirtieron de la especial dificultad que tiene el río Tajo en determinados puntos por el tema de las corrientes que se producen cuando el cauce cambia de dirección (o sea en las curvas para que nos entendamos).

Es sábado y llego Aranjuez alrededor de las 12:00. Aparco el coche cerca del hotel y desde allí me dirijo a las instalaciones del Club Piraguismo de Aranjuez para ver la zona del porteo que hay que hacer en las inmediaciones del Palacio Real. Observo a diferentes palistas que están entrenando y la dificultad de efectuar el primer porteo en dicha zona, ya que hay un importante cambio de nivel, esto es la distancia que hay entre donde está la piragua y donde nos apoyamos con los pies. Además a la hora de embarcar me da la sensación de que la piragua se puede llenar de agua. El segundo porteo parece sencillo, es en una rampa. Posteriormente se sube la presa, una rampa de varios metros y se efectúa el embarque (con otro cambio de nivel entre donde está la piragua y donde están los pies). Luego saludamos a los miembros del Club, como y voy a descansar un rato.

44 RAPHEL DEL TAJO EN ARANJUEZ

44 RAPHEL DEL TAJO EN ARANJUEZ

A las 4 de la tarde me dirijo de nuevo a las instalaciones del Club para ver las salidas de las 16:30. Estoy en un restaurante que me permite ver desde un lugar privilegiado las salidas, pronto detecto la dificultad que tienen, especialmente si hay muchos participantes.

En varias salidas se producen caídas de palistas al agua y también embarcaciones que llegan a quedar perpendiculares a la corriente del río

Una vez efectuadas las salidas me dirijo al lugar donde está nuestro carro con las piraguas para desatar la piragua y comprobar que todo está correcto (colocar el asiento, que el timón vaya bien, colocar la tablilla) y preparar la mochila con la bebida con azucares y minerales que llevaré durante la carrera. Una vez preparado todo decido sentarme en la orilla del río, a la sombra de un buen árbol, para ver llegar a los palistas que habían salido previamente. Es el momento de relax.

Finalmente llega la hora de embarcar. Trato de calcular el tiempo, con la finalidad de no estar excesivo tiempo en el agua previo a la salida pero que me permita calentar lo suficiente y probar la estabilidad de la piragua en el río. Rápidamente me doy cuenta que la estabilidad en las condiciones en las que estaba el río, con muchos palistas calentando, es menor de la que yo deseaba.

Desnivel ante la presa

Desnivel ante la presa

Mi salida es nefasta, como casi siempre, y sufro el azote del oleaje que me dejan mis compañeros de regata. La embarcación se mueve como un tapón de corcho en medio del océano, el barco se vuelve ingobernable. En ese momento casi todos mis compañeros van por delante de mi, no obstante en ese momento pienso que pronto llegará el agua tranquila y podré empezar a incrementar el ritmo.

El tiempo va pasando y aunque el oleaje ha disminuido considerablemente no consigo elevar la velocidad de la embarcación. Es momento de visualizar la ola que quiero coger. Ya la tengo. En ese momento mi embarcación es “aspirada” por la otra, para evitar chocar tengo que dejo escapar la ola.

Tengo múltiples opciones de cogerme a ola de embarcaciones de diverso tipo que empiezan a adelantarme: canoas, damas, etc., en todos los casos me pasa lo mismo: tras un breve momento de ir a ola mi embarcación sufre un repentino cambio de dirección que hace que se aproxime peligrosamente a la otra embarcación, en otras ocasiones se aleja bruscamente de la embarcación hacia la mitad del cauce del río o lo que es peor hacia el margen del río. Finalmente y al comprobar que cuando iba a ola era incapaz de mantener estable la dirección del barco decido ir siguiendo la estela del barco que me precede. Hasta ahora la parte fácil del río: amplio cauce, sin grandes corrientes, no muy sucio de algas.

Llego a la zona del Puente (aquí tenían los veteranos de más de 50 años la ciaboga). Aquí empieza lo difícil: el río se estrecha mucho, zonas con fuetes corrientes, muchas curvas con escasa o nula visibilidad, empiezan a pasar embarcaciones en sentido contrario. En las curvas el agua produce una corriente particular, que las hace especialmente difíciles para palistas con escasa experiencia.

Tenía muy presente los consejos que me dieron Luis Cuñat y de Raimon: “tienes que ir muy pegado a la orilla»

En las curvas trataba de ir pegado a la orilla pero en muchas ocasiones la proa del barco se metía un poquito a centro del río. Entonces la sacudida estaba servida: movimiento brusco de la dirección del barco, en un santiamén y sin darme cuenta estaba en la otra orilla del río y con el fuerte de la corriente frente a la proa. Esto me ocurrió varias veces pero recuerdo especialmente la que fui a parar contra las zarzas a mi izquierda. La imagen es de película: fuerte corriente en contra, zona del río estrecha, K2 bajando a toda leche pasando por mi derecha y yo con la pala intentando librarme de las zarzas (la pala casi se me queda en el zarzal).

En carrera tras la salida

En carrera tras la salida

Llega el momento de tomar una curva a la izquierda, con fuerte corriente y nula visibilidad.¡¡ Zas!! Me veo en medio de la corriente, al instante había caído al agua. Caramba a esto no estoy acostumbrado: apenas toco con la punta de los dedos del pie el fondo del río y el agua me llega por la barbilla (eso estirando el cuello). Inmediatamente doy la vuelta a la embarcación, aunque ya se ha llenado con mucha agua. Logro acercarme a la orilla, con una mano sujeto la piragua y con la otra la pala, no obstante la corriente me desplaza.

Observo que las embarcaciones bajan como misiles por la zona en la que estoy. Acojona un poco el panorama

Consigo cogerme con la misma mano que tenia la pala a la vegetación de la orilla, la corriente es muy fuerte y apenas puedo mantenerme pegado a la orilla. Tras luchar varios minutos contra la corriente (no se cuanto tiempo estuve en este punto ya que en esas circunstancias  perdí la noción del tiempo).  Logro vaciar la piragua, hay mucha corriente, el agua me cubre por la barbilla, hay vegetación (boga) donde apoyar la pala, hago un intento de subir pero no lo consigo. Se me vuelve a llenar la piragua de agua, la corriente me desplaza 4-5 metros, pero sigo en la orilla. En ese momento encuentro una piedra amiga en el fondo del río sobre la que apoyarme, el agua ya solo me llega por el cuello, la corriente no es tan fuerte.

En este momento, en el que seguía luchando contra la corriente y contra la profundidad del río veo que en el punto que había estado yo anteriormente hay un C2. Se trata de dos miembros del equipo: son Quique y Javi. Lo que vi entonces me sorprendió mucho. En un punto con el agua hasta la barbilla, donde la corriente se te lleva el barco, que te tienes que sujetar a la vegetación para no irte río abajo. Pues en ese lugar se montaron Quique y Javi en el C2: con gran esfuerzo, con mucha garra, con mucha coordinación y con un gran trabajo en equipo. Es para quitarse el sombrero. Ole por los canoístas. Sois mis héroes de la carrera.

Subiendo la presa en kayak

Subiendo la presa en kayak

Ahora estaba de nuevo solo en el agua, en una situación difícil aunque ahora tenia a una piedra amiga bajo mis pies. Vacío la piragua, utilizo la vegetación para tener un punto de apoyo para la pala. Finalmente consigo subir. Es el momento de afrontar la corriente que me tiró al agua. Cojo aire me pongo a remar con fuerza para superar el obstáculo que supone la curva del río y la fuerte corriente.

En menos que canta un gallo ya estaba de nuevo en el agua. Giro la piragua, busco la orilla, busco la piedra amiga, me alejo 2 metros del punto anterior, pero pegado a la orilla y encuentro una piedra muy amiga. Ahora hay menos corriente y el agua solo me llega por encima de la cintura.

Preparo la vegetación para que me sirva de punto de apoyo y ahora esto está chupado para subir. Me dispongo otra vez para arrancar con fuerza para superar el obstáculo. Compruebo que no viene ninguna embarcación en sentido contrario. Un, dos, tres y empiezo a remar con fuerza, al instante compruebo que la corriente está haciendo girar la embarcación a gran velocidad, me dejo llevar. La corriente me ha girado 360 grados en un santiamén. Otra vez un, dos, tres y empiezo a remar con fuerza y decido atacar por la parte izquierda, muy pegado a la vegetación. Por fin obstáculo superado.

En ese momento pienso “espero que no hayan muchos puntos dificultosos como el que acababa de superar”

Sigo río arriba yendo muy pegado a la orilla, especialmente en las curvas. En este momento ya voy solo, apenas me cruzo con nadie. Me cruzo con Julio de Tudela y me anima. Llega un momento que veo a dos jóvenes haciendo aspavientos, en un primer momento pensé que necesitaban ayuda. Cuando estaba a pocos metros de ellos me di cuenta que lo que estaban haciendo era indicarme donde estaba el porteo. El miniporteo fue sin dificultad, tanto bajar como subir fue fácil, con mucho cuidado de no dañar el timón (caramba si llevo timón de río ¡). En esta zona les recordé a los árbitros que me apuntaran en la lista como que había pasado por allí: el esfuerzo tenía que quedar reflejado en algún lugar.

Inmediatamente después del porteo está la ciaboga. Al hacer el giro de 180 grados para empezar a bajar el río me di cuenta que había perdido la gorra ya que el sol en ese momento molestaba bastante a los ojos (ya indicaba que lo que hicieron Quique y Javi era para quitarse el sombrero, a mi el río me quito la gorra).

Preparándonos para la salida

Preparándonos para la salida

Para bajar, el río mostró su cara amable. Era momento de disfrutar de la carrera. No sabía cuanto tiempo había perdido en mis caídas al agua. Decidí establecer un ritmo lo más alto posible para tratar de llegar dentro de control. Bebí lo último que me quedaba en la mochilla. Me puse un ritmo de contra-reloj y empecé a bajar. Durante el descenso pude disfrutar del paisaje (¡precioso!), las corrientes y las curvas ya no eran un problema.

Durante el descenso logré alcanzar a mis héroes canoístas y a cinco K1. Cuando pasé por las instalaciones del Club presagié que llegaba con mucho retraso (había poca expectación y pocos palistas desembarcando). El primer porteo de la presa fue menos dificultoso de lo esperado, no obstante tengo que agradecer las indicaciones del personal de la organización para poder realizarlo sin problemas. Me dirijo hacia la ciaboga de abajo, más solo que la una, pero al ritmo más alto que mi cuerpo podía soportar. Escuché palabras de ánimo de amigos y conocidos (y de mi mujer).

Me enfrento al segundo porteo de la presa, acelero la embarcación como si de un sprint se tratara y me sale perfecto. Subo por la rampa de la presa y para mi sorpresa compruebo que no resbala. Me monto en la piragua y hago un progresivo hasta la meta. Llego exhausto a la meta. Me dirijo a la orilla para desembarcar y me detengo unos segundos para refrescarme con agua del río y recuperarme del sprint (aunque lo hice solo era un sprint)

Fin de carrera. Moraleja: no te enfrentes a la naturaleza, hazte amigo de ella

Mi más sincero agradecimiento a todos aquellos compañeros y amigos del Club Piragüisme Silla que me han dado consejos para esta carrera. En especial a Luis Cuñat, a Raimon, a Prudencio, a Rafa, José Vicente “Garril”, a Nelson, a Jorge González, etc.

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