El gran legado de la exjudoka Ana Carrascosa | Yo soy noticia


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Algunos definen al judo como un baile armónico, un camino hacia la liberación o incluso un tango japonés capaz de expresar la honda relación emocional de una persona con su propio cuerpo. Pero, para la que fuera campeona de Europa en Lisboa 2008, Ana Carrascosa, la práctica judoka ha dado y sigue dando vida a la banda sonora más ilustre del deporte valenciano.

Las hay memorables, esculpidas en tardes de niebla espesa, con posavasos hartos de pedir la penúltima mientras la televisión escupe un combate en un escenario en blanco y negro, pero es que aquí, aunque cueste mucho de digerir, no hemos sido capaces de apreciar el esfuerzo, el trabajo y el talento de una de las mejores deportistas de la historia.

Ana Carrascosa

Y es que una efeméride tan importante como la consecución del Campeonato Europeo, el doble Subcampeonato Europeo o la doble medalla de bronce en el Campeonato Mundial no ha encontrado el eco que merece -aquí sí, por cierto- en una sociedad que, como ella misma manifiesta, “no acaba de poner el foco mediático en la práctica judoca”.

Los primeros pasos de toda una campeona

Curtida en una infinidad de batallas, vapuleada por la exigencia económica de la élite deportiva e instruida por las voces de la experiencia, con apenas cinco años, Ana Carrascosa decidió dejar atrás su tímida experiencia en el mundo del ballet para, con el aliento de su familia, dar rienda suelta a sus sueños más ambiciosos.

Mi profesora de ballet se vio obligado a explicar a mis padres que mi futuro no iba a estar ligado con la danza, ya que habitualmente me escapaba de sus clases para ver cómo entrenaba mi hermano en judo. No podía evitarlo”, rememora la exjudoka.

De esta manera, consciente del gran abanico de posibilidades que la iba a ofrecer el judo, se unió a las filas del Colegio Maristas Valencia para enfundarse el judogi y, tiempo después, orquestar la mejor sinfonía del judo valenciano.

Ana Carrascosa

La lección que la hizo amar el judo

Y es que, aleccionada por Jesús Lloret, no necesito más que diez años para poner en práctica unas instrucciones técnicas y unos valores deportivos que la permitieron irrumpir con fundamento en el panorama autonómico y nacional.

Tuve la suerte de contar con un entrenador que me hizo amar este deporte. Sin duda alguna, ha marcado un antes y un después en mi carrera deportiva”, explica.

Bajo una presión feroz y con los críticos afilando el machete, Ana Carrascosa tuvo su punto de inflexión en 1995. Tras estar dos años entrenando de sol a sol, la exjudoka valenciana hizo valer su condición de luchadora infatigable para colgarse el oro en el Campeonato de España de Judo.

Ana Carrascosa

Un viaje en busca del éxito deportivo

Con las vitrinas rebosantes de medallas y con la ilusión intacta, Ana plegó las maletas y puso rumbo a Alicante en busca de nuevos éxitos. Atraída por las vivencias deportivas de su entrenadora Miriam Blasco, la exjudoka no dudó en dejarlo todo y emprender un nuevo reto que, a pesar de que se fue apagando por diversas circunstancias, la direccionó al éxito europeo y mundial.

Tras dejar la tierra alicantina y aceptar la oferta de un club francés, la valenciana aterrizó en el país vecino para seguir progresando y, tiempo después, ganar por partida doble la Copa de Europa de Clubes, entre otros logros.

La experiencia francesa me ayudó mucho a madurar, tanto a nivel deportivo como personal, ya que habían tantas judokas predispuestas a triunfar en el judo que aquello parecía la guerra”, recuerda Carrascosa.

Ana Carrascosa

Con las alforjas llenas de vivencias y anécdotas, decidió poner fin a su aventura parisina. Tras convencer a Azucena Verde para que la ayudara a paliar las técnicas de perfeccionamiento, retornó a Alicante y, poco después, alcanzó la gloria.

El colofón perfecto a una historia harta de valor

Corría el año 2008, había nervios, algún que otro nudo en el estómago y, para más inri, enfrente estaba toda la armada germana. Y fue allí, en su segundo campeonato europeo más exitoso, donde Ana se hartó de valor para batir en la final a Romi Tarangul y, con ello, culminar una auténtica obra de arte.

En un ambiente marcado por los focos y la presión, donde los errores no tienen cabida y las pulsaciones rozan el hartazgo, la exjudoka valenciana fue la dueña y la señor del duelo.

Fue quien dictaminó sentencia cuando se le antojó. Fue quien orquestó la mejor sinfonía del campeonato. Fue la mejor judoka de la historia del deporte español, fue Ana Carrascosa, en resumidas cuentas.

Ana Carrascosa

Aún lo pienso, y sigo sin creerme que durante varios meses fuera la mejor judoka del mundo. En aquel momento, sentí una satisfacción y un orgullo increíble, ya que todo el camino recorrido se vio recompensado en una medalla de oro “, afirma Ana Carrascosa a Yosoynoticia.es.

De esta manera, tras ver cómo el cuerpo de su rival rozaba el suelo de Lisboa, al fin pudo soñar despierta. Y es que no solo se colgó la medalla de oro en el Campeonato de Europa 2008, sino que se también convirtió en la número uno del ranking mundial y, además, se clasificó para los Juegos Olímpicos de Pekín.

Una retirada inolvidable

Tras extender su carrera deportiva durante quince años en la élite deportiva, su adiós llegó a los 33 años. Asomándose al pasado, a sus logros y a su futuro, Carrascosa tragó saliva para poner el punto final a esa parte entera de su vida.

Ana Carrascosa

Con su caminar por los tatamis teñido preferentemente de logros y con un auditorio -el del Complejo Deportivo Cultural Petxina- rebosante, se mordió los labios una y otra vez para evitar dejar escapar esas lágrimas que dieron y siguen dando vida al gran legado de la exjudoka Ana Carrascosa.

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