Luis Barrachina
Prácticamente un año ha transcurrido entre la formación de la Comisión Gestora y la elección de un nuevo presidente. En este tiempo, las irregularidades del comité interino y el intercambio de golpes entre Bonías y Josep Miquel Moya han protagonizado una etapa convulsa para la Federación de Boxeo que esta semana ha llegado a su fin
Del 24 de febrero de 2016 al 12 de enero de 2017. 323 días han pasado desde que el Tribunal del Deporte de la Comunitat Valenciana anunciase la invalidez de la Junta Directiva de la Federación Valenciana de Boxeo hasta que por fin se hayan vuelto a definir los órganos de Gobierno que dirigirán el organismo los próximos cuatro años. En todo ese tiempo, una sucesión de idas y venidas han sido protagonizadas por la extinta Comisión Gestora, el presidente electo, Leopoldo Bonías, y la Conselleria d’Educació, Investigació, Cultura i Esport.
La problemática se remonta a junio de 2014, mes en el que se celebraban elecciones a la presidencia de la Federación y que dieron por vencedor a Bonías. Por aquel entonces, los comicios se dieron como válidos y no fue hasta a finales de 2015 cuando el Tribunal del Deporte investigó la composición de la Asamblea. Meses más tarde, en febrero, el fallo de la resolución verificó las irregularidades del proceso electoral de 2014 entre las que destacaban la desaparición repentina de actas o la exclusión injustificada de candidaturas. Como resultado, se anularon aquellas actividades que la Federación había celebrado desde la Asamblea General Extraordinaria del 28 de junio de 2014.
En este contexto, el primer paso ante el vacío de poder fue la formación de una Comisión Gestora cuya finalidad era la convocatoria de elecciones en un periodo máximo de tres meses, una utopía para la delegación dirigida por Francisco Artal. El principal inconveniente que encontraron los dirigentes interinos fue el desconocimiento sobre el funcionamiento de la Federación, un handicap que ha enfrentado en numerosas ocasiones a Bonías con Josep Miquel Moya, Director General de Deportes de la Comunitat Valenciana.
Así las cosas, se ha sucedido una serie de acusaciones como los supuestos intereses familiares entre miembros de la Comisión y presidentes de clubes, la defectuosa y tardía gestión de firmas en los seguros necesarios para la celebración de velada o la última: la supuesta falsificación de firmas en el penúltimo proceso electoral celebrado en agosto, bajo la supervisión del comité designado por la Conselleria.
Finalmente, con una única candidatura, Leopoldo Bonías se ha convertido en el nuevo presidente de la Federación. Pero, ¿por qué ha costado tanto una gestión que debería haberse realizado en 3 meses? En función de a quién se le pregunte explicarán que, o bien la hostilidad hacia la Comisión ha impedido agilizar el trámite, o bien que se trataba de una campaña contra su persona para no volver a la presidencia. Sea como fuera, la única realidad después de 323 días es que el boxeo valenciano ha estado casi un año desamparado.
