La gran amenaza para el fútbol americano en España | Yo soy noticia

Como muchas de las cosas que pasan en este país, nuestra cultura siempre vinculada a la “pillería” desde los tiempos del Lazarillo de Tormes acaba pasando factura. Varios años atrás existía la Mutua General Deportiva (MGD), una entidad aseguradora subvencionada por el CSD que aseguraba todos los deportes a precios ridículos, cubrían prácticamente cualquier lesión y tratamiento y apenas auditaban sus movimientos.

Todo esto fue haciendo un agujero económico enorme hasta que se levantó la alfombra, descubriendo un déficit que en algunas temporadas había rozado los 5 millones de euros. Ante este hecho, el Consorcio de Compensación de Seguros procedió a disolver la MGD, dejando a 1.200.000 de deportistas sin cobertura en caso de accidente deportivo.

En ese noviembre de 2012 se abrió un panorama desconocido para todo el mundo, había que acudir a las compañías aseguradoras privadas para cumplir con el Real Decreto. No nos engañemos, estas compañías no son ninguna ONG como lo era la MGD, estas compañías quieren ganar dinero y eso se hace ingresando más de lo que pagas, y para lograr ese balance tienes que estudiar lo que te interesa aceptar.

No me quiero extender pero, una tras otra, las compañías que aseguraban el football fueron anulando las pólizas y poniendo a este deporte en la lista negra, y con razón. En algunos casos el balance salía cercano a los 40.000€ de pérdidas para la compañía, y encima había ocasiones en las que el uso de la póliza era sospechoso y fraudulento, porque como yo pago un seguro quiero que me atiendan pase lo que pase, y si tengo que mentir, pues miento.

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Aquellas lluvias trajeron estos lodos, y a día de hoy, sólo la Mutua General de Catalunya ha presentado una oferta razonable para la presente temporada pese a perder dinero en la temporada pasada. Bien es cierto que ha doblado el precio del seguro (la prima), pero aún con ese incremento sigue siendo la más económica.

Quiero creer que ha sido el desconocimiento y no el egoísmo de los asegurados el que ha hecho que muchas veces no se hicieran las cosas bien, por eso, al igual que lo hice en el Podcast Touchdown o Nada, voy a explicar cómo hacer las cosas correctamente para no gastar esta vida que nos queda en este ‘videojuego’ del fútbol americano en España.

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La última oportunidad

Lo primero que hay que tener claro es que esto no es un seguro médico ni un seguro deportivo, es UN SEGURO DE ACCIENTES DEPORTIVOS, y como tal hay una definición que lo explica:

Lesión corporal por causa violenta, súbita y ajena a la voluntad del deportista a consecuencia de un suceso eventual dentro de la práctica deportiva y cuya acción se produce resultando dañina”.

Pues lo dicho, casi podemos excluir cualquier lesión sin contacto físico y lesiones musculares. ¿Es justo? Posiblemente no, pero es lo que dice la ley y por tanto es la piedra sobre la cual se construye el resto.

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Los asegurados deben saber que sólo hay tres casos que se consideran una urgencia, el resto, aunque sea una lesión grave, no es una urgencia:

– En primer lugar tenemos las fracturas o luxaciones, obviamente requieren atención inmediata y se debe ir al centro concertado más cercano.

– En segundo lugar las heridas abiertas, es vital limpiarlas y suturarlas.

– Por último tenemos las conmociones, que obviamente requieren de una observación neurológica casi inmediata para valorar posibles daños.

Sólo estos tres casos son urgentes, y aunque parezca raro, una rotura de LCA no es urgente. Se ha roto y no va a solucionar nada que vayas a urgencias, o lo mismo con un esguince leve, reposo y antiinflamatorio. ¿Qué ocurre cuando hacemos las cosas mal? Pues el deportista va a urgencias y automáticamente el hospital pone el taxímetro en marcha, y la bajada de bandera es de entre 140€ y 200€, a partir de ahí vamos sumando.

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Esto significa que si vamos a urgencias cuando no tenemos una urgencia, acabamos de generar un gasto similar a lo que pago anualmente, por tanto, cualquier lesión que tenga posteriormente durante la temporada ya generará deuda. ¿Cómo hacerlo bien? Pues llamo al teléfono de la compañía y pido cita ambulatoria con un especialista (normalmente traumatólogo), ellos me la asignan para 24-48h después y cuando soy atendido el centro pasa factura a la compañía.

Esta atención oscila entre los 15€ y los 25€, diferencia notable, ¿verdad? Si necesito tratamiento porque la lesión tiene cobertura también la voy a tener, o quizá prefiera que me lo traten los servicios médicos (si los hay) de mi club, que están más especializados. De esta simple manera, haciendo las cosas con cabeza y con responsabilidad, lograríamos reducir el gasto, pero como por desgracia no se ha cumplido, la compañía ha decidido que aquel asegurado que vaya a urgencias cuando no sea necesario verá repercutido el coste de la atención médica sobre su bolsillo.

Es decir, te llegará una factura a tu nombre por uso inapropiado de la póliza, y por supuesto, sino la pagas, puede haber una suspensión de garantías y por tanto tu licencia no tendría valor puesto que está vinculada a ese seguro. En ‘cristiano’, olvídate del football lo que resta de temporada.

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La responsabilidad del asegurado

Hay otras cosas que es responsabilidad del asegurado conocer, como los centros concertados a los que debo acudir que figuran en el cuadro médico de la compañía, y normalmente en tu ciudad sabes dónde están.

El problema es cuando juegas fuera, que en caso de urgencia el conductor de la ambulancia te lleva al centro más próximo, y sino es concertado de la compañía, esta no tiene obligación de pagar esa atención a menos que sea una urgencia vital y tu vida dependa de llegar al hospital más próximo. En ese caso la economía queda a un lado y lo primordial es la vida de la persona, lógicamente.

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El asegurado debe saber también que si está recibiendo tratamiento por alguna lesión muy posiblemente esté de baja deportiva, por tanto no debe practicar ese deporte y ni siquiera arbitrar o estar en la banda como coach. Si un jugador con la baja deportiva tiene otra lesión automáticamente pierde la cobertura en ambas lesiones, la antigua y la nueva.

He intentado hablar sin tapujos. Estamos en una situación en la que no hay grises, o blanco o negro, no hay margen de error. De los 190€ anuales que se pagan actualmente se pueden disparar a cerca de los 300€ el año que viene, y eso sería la muerte de este deporte en España. Estamos a tiempo de evitarlo, seamos responsables y no seamos egoístas.

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