Lo que no te cuentan del campeón de España sub 23 de BTT Ultramaratón | Yo soy noticia

Por casi todo el mundo es sabido que España es un país donde ganarse la vida más allá del fútbol o el baloncesto es una quimera, por más éxitos deportivos que uno consiga. Toca seguir trabajando o estudiando, costeándose del propio bolsillo viajes y material para competir, y sobre todo soñando con que las cosas mejoren para las futuras generaciones.

Es lo que viven a diario jóvenes como Cristóbal Carnicer, natural una la localidad del interior de Castellón como es l’Alcora, cuna de grandes ciclistas de BTT y el lugar donde comenzó un romance con la bicicleta que ahora mismo, con apenas 21 años de edad, le tiene en lo más alto de su categoría a nivel nacional.

Pero nada es gratis ni viene regalado. La suya es una historia de sacrificio, de compromiso incluso cuando un grave accidente le llevó a ver la realidad del ciclismo con otros ojos, y sobre todo de cómo renacer con más fuerza para ser actualmente uno de los grandes nombres en el panorama deportivo de la Comunitat Valenciana.

Una vida entre bicicletas

Un campeón de España se forja en los grandes eventos pero sobre todo en el día a día. En el caso de Cristóbal Carnicer, alternando entrenamientos con su jornada laboral en el Decathlon, la empresa donde trabaja desde hace más de un año. Como no podía ser de otra forma, especializado en la sección de ciclismo, siempre cerca de sus adoradas bicicletas.

“Me dan mucha flexibilidad cuando tengo que irme a alguna competición”, asegura nuestro protagonista, que tiene los pies en la tierra y sabe que en la actualidad es una locura pensar en vivir del ciclismo en España. Eso solo lo pueden decir unos pocos privilegiados, así que le toca seguir cuidándose y entrenando al máximo para escalar en el ranking los próximos años.

Su año 2017 fue glorioso, “mi gran año”, afirma con rotundidad. Le confirmó como el campeón de España de Ultramaratón sub 23 subido a su mountain bike, y además en la distancia de Maratón se colgó el bronce del cuello. Aunque para Cristóbal, que combina la montaña con el ciclismo de carretera, pocas cosas han cambiado.

Eso sí, nada le hace más feliz que cumplir el sueño que tenía cuando hace 5 años arrancó su aventura en el ámbito de la bici. “Quería lucir en el maillot la bandera de España habiéndomela ganado, hacerlo sobre la bicicleta es algo muy importante”, nos cuenta.

De momento solo lo hace dentro de las fronteras del país, ya que salir fuera es costoso y actualmente no hay equipo español de ciclismo, en el BTT, que se adentre en el calendario europeo para llevar a deportistas como él.

El BTT Ultramaratón

“No es una modalidad demasiado bien pagada en España, apenas hay profesionales que se dediquen a ello y vivan de esto. Y aunque parece que se va cogiendo un poco más de auge en el Ultramaratón, todavía hay mucho que mejorar y mucho terreno que conquistar con respecto a la repercusión de esta modalidad del ciclismo”.

Así ve la realidad que le rodea Cristóbal, que triunfa en estas citas donde se pueden superar los 200 kilómetros de recorrido duro y exigente por montaña, no apto para todos los cuerpos y cabezas. “Lo veo muy parecido a lo que es el ciclismo de carretera”.

“Es clave cuidar la alimentación, descansar bien y entrenar tus horas porque hablamos de un estrés fuerte, y se parece muchísimo al ciclismo de carretera, pero con una excepción: en mountain bike eres tú sólo contra todos, y quien más fuerte está va a ir delante y va a ganar, pero en carretera vas con un equipo que te ayuda y a lo mejor estás peor que otro pero puedes ir delante”, nos apunta.

Quién se lo iba a decir a él cuando de pequeño tocaba la trompeta, instrumento que cambió por las dos ruedas para iniciarse primero con las marchas en los pueblos, dando el salto posteriormente a la competición federada en Junior de segundo año. “La música no me llenaba tanto como ser corredor con bicicleta. Se me daba bien y al final he ido subiendo escalones”, reconoce.

Y le ha tocado currárselo desde entonces, quemando etapas y alternando la montaña con carreras en el País Vasco dentro de un equipo de la zona. Una experiencia sobre la que luego profundizaremos, y que entre otras cosas le curtió y le hizo dar un salto de calidad que luego le ha consagrado en el mundo BTT de largas distancia (Maratón y Ultramaratón).

“De la bici sé que no voy a vivir, pero el trabajo en Decathlon va a hacer que pueda disfrutar más de la bici porque son muchos gastos para competir y prepararte bien. Te gastas mucho dinero y a veces te desmotivas un poco, lo de sacrificarte mucho para algo que no tiene la atención mediática ni te da para vivir”, apunta Cristobal, a quien le aparecieron dos importantes sponsors como ‘InfiSport’ de nutrición deportiva y ‘Flower’, una marca de ropa que le ayuda con el material que necesita para salir a competir.

Me hacen más fácil el disfrutar de lo que a mí me gusta”.

Herramientas con las que ir a luchar, en este 2018, por el Campeonato de España de Maratón BTT que tiene como gran objetivo del curso. Será en septiembre, tras el verano, y hasta entonces seguirá motivándose cada día aferrado al presente y a luchar contra sus propios tiempos. Sin obsesionarse con lo que deparará el futuro.

Quiero currármelo y superarme día a día, porque eso hace que los resultados lleguen solos”.

Gegant de Pedra Small

Como buen alcorino aprecia sobremanera la suerte que ofrece contar con un paraje ideal para practicar con la bicicleta de montaña. Un entorno privilegiado en el interior de la provincia de Castellón que hace poco acogió parte de la Gegant de Pedra Small, un circuito de 100 kilómetros y 3.200 metros de desnivel positivo que está considerado de los más duros de España.

La emblemática prueba Gegant de Pedra tendrá su colofón con la celebración de la prueba principal el próximo 2 de junio, pero en la primera cita con una de las competiciones de su calendario Cristóbal fue uno de los que tomó parte. Y eso que la jornada salió fea, con lluvia y frío, imponiéndose a los elementos para rodeado de grandes deportistas de la BTT acabarla en 11 horas y 9 minutos.

Fue el 13º de la clasificación general, y el mejor de su categoría sub 23. “Llevas tu cuerpo al límite y es ahí cuando conoces realmente cómo puede reaccionar en esas circunstancias”. Para él, como castellonense, es todo un lujo contar con una prueba de este calibre. “Es bonito, pero a la vez duro y complicado”.

“La Gegant es especial porque sufres tanto durante todo el camino, y esperas tanto que llegue el final, que cuando realmente estás cerca es una sensación de satisfacción increíble. Tu cuerpo va tan al límite que piensas que ya no puedes más, pero pedaleas por inercia y saboreas la llegada a meta”, rememora.

El momento más crítico de su vida

Y nada de esto sería tan especial para Cristóbal Carnicer si antes no hubiera pasado por un momento complicado. Una de esas piedras figuradas en el camino, no como las que esquiva cuando va a toda velocidad sobre la mountain bike en las carreras de larga distancia donde su nombre siempre brilla con luz propia.

Fue hace un par de años, cuando se metía de lleno en el ciclismo de carretera enrolado en el equipo de Gorka Beloki en el País Vasco. Ya había dejado pinceladas de su talento en el equipo castellonense de Benicàssim, llegando su gran oportunidad en el norte al segundo año de amateur, pero la mala fortuna se cruzó en su vida en forma de gravísimo accidente en competición, donde estampó su hombro contra la baca portabicis de un coche oficial.

Le cosieron el músculo por dentro y por fuera, aunque sus ganas de volver a estar en dinámica de competición le hicieron tener una recuperación muy rápida a los pocos meses. Algo que no auguraban las miradas de horror que apenas podían mantener los primeros que acudieron a valorar el accidente.

“Un mazazo terrible siendo la primera vez que salía de casa, y es uno de los que me hizo replanteármelo todo y ver la realidad cómo era. Mi sueño siempre había sido ser ciclista profesional de carretera, pero cuando vi las cosas como eran realmente me desilusioné muchísimo y volví al BTT, que es con lo que había empezado”.

He vuelto a ser feliz con la BTT, he renacido”, añade el castellonense, que está de nuevo ilusionado con la carrera deportiva que está protagonizando siendo todavía muy joven, de apenas 21 años de edad.

Ha visto la cara menos vistosa y agradable del ciclismo, esa que acabó con los sueños e ilusiones de varias generaciones de jóvenes ciclistas valencianos y españoles, que tuvieron que desistir ante la falta de oportunidades en este deporte. No siempre llegan arriba los mejores, aunque ahora la cosa parece que resurge con la aparición de nuevos equipos ciclistas en el país. Es motivo de optimismo para Cristóbal, para quien el ciclismo “a veces es un poco desagradecido”.

“Que ciclistas que lo valen se tengan que ir a equipos de fuera de España es una pena”, añade. Y también lo es que todo un campeón de España de su disciplina no pueda ir a competir a un Europeo porque no puede pagárselo todo para viajar.

No es su caso concreto, pero quizá le toque vivirlo pronto cuando salte a la categoría absoluta en BTT. Con ello convive, y nunca deja que le desmotive. Vuelve a ser feliz haciendo lo que más le gusta, y el 2017 le reconcilió con un mundo de la bicicleta que aún tiene que contar muchas grandes noticias de este ejemplar alcorino.

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