Alba Molina San Antonio
Siempre nos han dicho que hay que comer de todo, pero cada vez son más las personas que se convierten en veganas. ¿Cómo afecta este cambio alimenticio al deporte? ¿Se puede competir en igualdad de condiciones? Te damos todas las respuestas.
Llevar a cabo una buena alimentación es fundamental para muchos aspectos de nuestra vida, siendo el principal gozar de una buena salud. Si combinamos unos hábitos alimenticios saludables con la actividad física regular el resultado se optimiza considerablemente.
Precisamente en el binomio alimentación + deporte queremos detenernos. Siempre nos han dicho que hay que comer de todo con moderación. Es decir, una dieta omnívora en la cual las verduras y frutas son innegociables.
Cada vez son más las personas que cuidan su alimentación y que además se inician en algún deporte. En los últimos años, el popularmente llamado “running” está viviendo un auténtico boom ganando muchísimos adeptos que se decantan por él.
La pregunta del millón es: ¿Puede un vegano competir al mismo nivel que un omnívoro en el mismo deporte? La respuesta más inmediata que te vendrá a la mente es “no, hay que comer de todo”. Respuesta errónea fruto del desconocimiento.
Caso Marcos Pastor
Existe bastante gente que sensibilizada con la causa animal ha transformado su alimentación por completo convirtiéndose en vegana, y no por ello ha dejado de hacer deporte. ¿Pero ha obtenido los mismos resultados que un omnívoro?, os estaréis formulando.
El triatleta valenciano Marcos Pastor conforma uno de los ejemplos contrastados de que una u otra alimentación son igual de válidas a la hora de hacer ejercicio físico. Marcos, cuya pasión son las pruebas de larga distancia, emprendió el reto de romper los escepticismos que hay en torno a los veganos.
En colaboración con una empresa, realizó el cambio brusco de alimentación al que reconoce que le fue difícil adaptarse. Sobre todo psicológicamente ya que fue objetivo de toda índole de burlas y bromas. “No vas a tener fuerzas para correr”, recuerda que le decían.
Pero vaya si las tuvo, y rompió con ellas todos los prejuicios asentados. “En los tests de los entrenamientos comprobamos que incluso se incrementaba la fuerza en batios. Pude correr sin problemas, me sentía igual que antes del cambio”, explica.
Pautas nutricionista deportiva
Hemos hablado con Andrea Ferrandis, nutricionista deportiva, para que nos dé los argumentos testados científicamente por los cuales un vegano es capaz de conseguir los mismos objetivos exigentes que un omnívoro al uso.
Eso sí, Andrea subraya la importancia de que un vegano tenga a su disposición un buen guía que le ayude a planificar los entrenamientos y la dieta. Una dieta con la que asegura que “es posible mejorar tu rendimiento”.
La primera estrategia que recomienda Andrea es aumentar el consumo de leucina, metionina y lisina, los tres aminoácidos más importantes en los veganos. ¿De qué alimentos estamos hablando? De soja, semillas de calabaza, quínoa, frutos secos, legumbres…
En segundo lugar, es crucial controlar la ingesta de nutrientes como Vitamina D, Zinc, Graasas Omega-3, Calcio, Yodo o Hierro.
En tercer lugar, y a colación del punto anterior, es fundamental en este sentido combinar el hierro con la Vitamina C. La unión facilita la absorción de este micronutriente.
En cuarto lugar, hay que hacer hincapié en la ingesta proteica. Para ello, hay que llevar a cabo buenas combinaciones que completen los aminogramas. Estamos hablando de alimentos como lentejas, soja, cacahuetes, seitán, semillas…
En quinto lugar, algunos estudios han demostrado que suplementarse con creatina favorece a los deportistas veganos a mejorar su rendimiento.
En resumidas cuentas, una dieta vegana no es mejor ni peor que la omnívora en cuanto a la mejora del rendimiento. La clave se encuentra en la estrategia alimenticia desarrollada teniendo en cuenta múltiples factores.
En los casos en los que los veganos mejoran el rendimiento de los omnívoros, se debe a la disminución del consumo de alimentos procesados o ricos en grasas tras así como el azúcar. No directamente por dejar de comer alimentos de origen animal como los huevos, carne o pescado.
