Uiso Crespo
El ciclismo es mucho más que un deporte, un estilo de vida o una razón de ocio que consigue atraer a miles de personas a disfrutar con esta magnífica actividad y también llena los bares por los que transitan
El sol se eleva en su transcurrir sosegado en una mañana de un día cualquiera. Algunas nubes blancas adornan un cielo azul brillante que invita a salir de casa. Abajo, la carretera serpentea ascendente entre pinos o algarrobos, entre montañas o barrancos o simplemente entre viñedos o cultivos.
Vistos desde arriba, siluetas multicolor en fila dotan al paisaje de una nueva dimensión visual y sonora. Es el esfuerzo de la subida en pendiente sobre la bicicleta, el reto de vencer las limitaciones propias y cada uno, cada una, se emplea a fondo para poder coronar con su grupo y sentirse bien.
El sol no quema, pero el sacrificio del fatigoso pedaleo sin poder encontrar el desarrollo que acomode, hunden al jinete en su montura que echa mano del bidón para intentar conseguir un gramo extra de energía que le permita seguir en la lucha contra sí mismo a través de un largo trago del líquido elemento.
Es una lucha de titanes mortales contra gigantes naturales. Cuando el agua no es suficiente acicate, llega al pensamiento exhausto y exprimido de energía, la motivación en forma de nítida visión de una mesa llena de suculentas viandas que llenarán los depósitos de glucosa y de otros ingredientes. Es el avituallamiento principal de la etapa.
El cicloturismo cumple con la función deportiva y además con otras como salir al aire libre, probarte física y mentalmente, pero en muchos casos adicionalmente con una función de actividad social durante la etapa, para comentar con los compañeros de entrenamiento o amigos, temas de la vida cotidiana.
A mitad de la etapa llega la parada en un bar. Es la hora del bocadillo. Decenas de bicicletas apoyadas unas contra otras en la fachada del local manteniendo un caos organizado. Largas mesas preparadas de antemano y de nuevo un colorido fuera de lo corriente a sus lados. Es la hora del almuerzo y las caras de esfuerzo se han tornado en alegría y jovialidad. Es el premio al sacrificio y una gran motivación.
Los bares frecuentados por ciclistas, siguiendo este ritual armonioso, están situados geográficamente en las rutas preferidas por ellos. En algunos casos, la ruta o etapa no se elige por un final en alto o por la belleza del paisaje, es simplemente una elección para poder hacer un intermedio y así degustar los famosos manjares de uno de estos bares que se ha ganado a pulso su fama.
De este modo, así como podríamos hacer una guía de rutas favoritas, queremos hoy aquí, establecer unas referencias en cuanto a bares como santuario del almuerzo cicloturista. Aquí os mostramos algunos de ellos tras la información recibida de sus asiduos usuarios. Seguro que en tu mente habrá alguno diferente.
L’Oronet (Serra)
Un bar situado en el puerto de montaña de L’Oronet, una subida mítica en las etapas que transcurren por la Comunidad Valenciana. Prepara bocadillos para el recuerdo, muy completos en su mezcla e ideales para un buen sábado por la mañana.
El Mesó de Pep (Catadau)
Este local se caracteriza por sus excelentes bocadillos y su comida Mediterránea, Paellas, Arroz a banda… Ubicado a 20 kilómetros de València.
El Mesó de Pep / Facebook
Restaurante L’Arquet (Olocau)
Este hostal restaurante ubicado en Olocau es ideal para almuerzos, además de poder acoger encuentros de grupos y niños, gracias a sus terrazas o mesas al aire libre, como indican en su página de Facebook.
Hostal Restaurante l’Arquet / Facebook
Biking Turia (Riba-roja)
Este local de Riba-Roja tiene una gran curiosidad porque es una tienda de bicicletas que tiene bar y terraza con paellero, donde hacen carne a la brasa espectacular. Una buena forma de juntar diferentes ámbitos del deporte.
Asador El Pastoret (Náquera)
Bocatas gigantes, del tamaño de una barra de pan y cargado de ingredientes hasta el tope, como apuntan algunos usuarios.
Bocadillo del Asador El Pastoret / Facebook
Bar León (Cheste)
Excelentes bocadillos para poder recuperar fuerzas y continuar con la etapa ciclista.
Bar Eladio (Silla)
Ideal para almuerzos, con sus tapas variadas y cerveza fresca.
Bocadillo del Bar Eladio / Facebook
Bar restaurante Les Tendes (Almàssera)
«Decorado con herramientas y utensilios del campo, es como si comieras en un mini museo de l’Horta», cuenta un usuario tras almorzar allí.
Bar Chaparral (Serra)
Enormes bocadillos que cuesta cerrarlos. «Restaurante priveligiado en la Sierra Calderona. Almuerzos a la parrilla y ricos, muy ricos. Postres caseros», afirma un cliente.
El Bar Chaparral disfruta con el paso de los ciclistas / Facebook
