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El piloto madrileño continúa su andadura en el motociclismo gracias a las ayudas de la Cuna de Campeones, escuela del Circuit Ricardo Tormo de Cheste
La Cuna como catapulta
Adrián Huertas del Olmo nació en Madrid el 21 de agosto de 2003, y aunque sus padres no eran muy aficionados al motociclismo, su hermana le transmitió la pasión por las dos ruedas.
Comenzó compitiendo en el Campeonato de Madrid de Minimotos en el que logró ser subcampeón. Actualmente y con 14 años, Adrián es campeón en las categorías MiniGP 110 y de Minimotos del AMPA, además de haber participado también en Kawa 75.
El piloto valora su paso por la Cuna de Campeones como «una gran ayuda» para haber podido continuar con su formación, gracias a las becas de la escuela del Circuit. Una etapa de la que ha aprendido muchísimo y en la que todavía está cultivándose.
Estoy muy contento de poder formar parte de la Cuna. Julián Miralles siempre me ha apoyado y me ha brindado oportunidades, gracias a las que hoy en día estoy donde estoy».
De hecho, Adrián recuerda como el mejor momento de su trayectoria en el motociclismo el día en el que ganó la Cuna en MiniGP 110, en 2013: “Fue un año duro en el que al final nos hicimos con el campeonato, lo que fue más satisfactorio aún”.
Esta temporada, Adrián participa en el RFME en PreMoto3, categoría en la que se marca como objetivo “conseguir la máxima experiencia posible, ya que ganar está difícil”. Y a pesar de que mantiene una buena amistad con sus compañeros de equipo, los considera sus mayores rivales en pista.
Pero el piloto también compite en PreMoto4, categoría en la que tiene claro que va a por todas: «El objetivo es lograr el título de campeón».
Un futuro vinculado al motor
Aunque todavía no sabe a ciencia cierta dónde competirá el año que viene, Adrián sueña con poder hacerlo en Moto3: “Mis patrocinadores me apoyan con material, pero todavía nos falta dinero”.
Y como toda joven promesa del motociclismo, con muchas ganas e ilusión, sueña con algún día alcanzar el Mundial y ganar.
Me gustaría llegar a ser como Maverick Viñales, tiene cualidades de todos los pilotos y lo hace genial para ser tan joven”.
Para lograrlo, Adrián entrena todo lo que puede. Su padre tiene un taller mecánico y, aunque no tiene mucho tiempo libre, siempre que puede le acompaña al karting: “Suelo entrenar los fines de semana, e intento aprovechar el tiempo al máximo”.
Sobre todo en Tarancón, un circuito en homenaje a Dani Rivas que, además, es su favorito para entrenar. Pero a la hora de competir se queda con Navarra: “Desde el día en el que gané allí, todo ha ido bien”.
Además, el piloto de la Cuna está cursando 2ª de la ESO y con muy buenos resultados: “Tengo que faltar bastante a clase para competir, pero de momento consigo compaginar ambas cosas.”
Si no puedo ser piloto, quiero ser telemétrico o ingeniero».
Y es que cueste lo que cueste, Adrián no quiere dejar a un lado su formación académica: “Me gustaría estudiar algo relacionado con las motos, porque si no puedo ser piloto, quiero ser telemétrico o ingeniero”. Vivir vinculado, de una forma u otra, al motociclismo.
A pesar de su corta edad, el madrileño tiene claro cómo quiere que sea su futuro, y sabe cuál es el camino para conseguirlo: «Trabajar y no rendirse nunca». Y junto al talento y la humildad de Adrián, es una fórmula imbatible para lograr objetivos y grandes sueños.
Tanto el pequeño piloto como su familia son un gran ejemplo a seguir de sacrifico, dedicación y esfuerzo por una ilusión. Sus padres hacen todo lo posible para que pueda continuar su camino como piloto ya sea en Madrid, en Valencia, o en el fin del mundo. Un camino que promete, y mucho.
