Bárbara Pardo, de Antella a la élite internacional del piragüismo | Yo soy noticia


La piragüista valenciana Bárbara Pardo es una de los referentes femeninos de un deporte que es santo y seña del olimpismo nacional. Figuras como las de David Cal, primero, y Saúl Craviotto o Teresa Portela más tarde han hecho de esta disciplina una de las que centra mayor atención cuando los Juegos reclaman la atención del mundo entero.

Del municipio de Antella, la carrera de Pardo hasta convertirse en una de las mejores palistas del planeta no ha sido un camino de rosas, por muchos motivos que ella misma explica. La muerte de su padre, el hecho de que Valencia no tenga una gran tradición en la disciplina, las dudas de adolescente…

«En Valencia no es muy común practicar el piragüismo. No hay muchos sitios en los que se pueda practicar. Yo tengo la suerte de que en Antella hay un club de piragüismo y siempre ha habido afición por este deporte»

Competitiva desde la cuna

Además, cuenta que desde muy pequeña siempre tuvo claro que quería hacer deporte. «Yo era una niña muy competitiva a la que le encantaba moverse y practicar cualquier deporte. Un verano, mis amigas estaban apuntadas a un cursillo de. piragüismo y yo me uní, pero mis padres no estaban muy convencidos porque en aquel momento me cansaba rápido de todos los deportes. Al final les convencí, me apuntaron, me gustó y se me dio bien. Dos meses después ya fui segunda en una competición. Así es un poco como empecé en el piragüismo».

«Después de ese verano fui la única de mis amigas que siguió en el deporte. Esa primera competición me motivó mucho y luego más adelante también me gustó mucho esa sensación de conocer gente nuevo en ls campeonatos», explica en unas declaraciones a la Real Federación Española de Piragüismo.

Pero como ella misma cuenta, el deporte siempre formó parte de su vida, desde muy pequeña. «Antes hacía natación una vez a la semana y me gustaba mucho, pero era muy pequeña. Sí que es verdad que cuando empecé en el piragüismo me gustó esa sensación de estar en contacto con el agua otra vez; a lo que se sumó el estar en la naturaleza«.

Una motivación extra

Después de las dudas iniciales para elegir deporte, llegó otro momento complicado.

«Yo siempre he sido una chica que tenía un poco de sobrepeso y cuando me apunté a piragüismo, uno de los veteranos me dijo que no tenía nada que hacer encima de la piragua tal y como era mi condición física. Ahora recordamos esa situación y nos reímos los dos»

Siempre contó el apoyo de la familia, que es muy importante. «En casa nunca me pusieron ningún problema. Cuando les propuse que quería hacer deporte para bajar de peso, les pareció bien, pero sí que es verdad que gente externa me dijo algún comentario relacionado con como iba a cambiar mi espalda, que se iba a ver más ancha. También me dieron que no hiciera muchas pesas, pero todo eso a mí no me supuso una inseguridad».

«Al contrario, estos comentarios me sirvieron para empezar a tener una mejor condición física, bajé de peso y estaba mejor de salud y conmigo misma».

Poco a poco fue ganando seguridad en sí misma, algo que, como bien dice ella, no le ha faltado nunca. «A pesar de tener ese condicionante, siempre he sido bastante segura de mí misma y tengo un carácter bastante fuerte, así que nunca he dejado que la gente me atacase para no sentirme vulnerable y que me respeten», continúa.

La gestión de la presión

«Te podría decir que ahora me siento más insegura que con 12 años cuando empecé en esto«, explica. «Ahora eres más consciente de las cosas, eres más madura y entiendes más las cosas. Si que es verdad que cuando eres pequeño y piensas en las condiciones físicas de una persona, es algo que te puede afectar un poco más, pero no es algo que a mí me haya hecho daño o me haya hecho sufrir».

También influye en eso que la presión va aumentando conforme se van generando expectativas sobre ti. «Yo al principio iba a los Campeonatos de España con el único objetivo de disfrutar, pero una vez has escalado la cosa cambia y sabes que si fallas te pueden señalar porque se espera algo más de ti».

«Cada error que cometes te crea un poco más de inseguridad y más nervios a la hora de competir y también el compararte con las otras rivales te genera menos confianza en ti misma»

Y resalta un aspecto muy positivo en todo esto. «Tengo la suerte de que he sabido controlar mis nervios con el paso de los años, y con la ayuda de un psicólogo deportivo, aprendo cada día a tener más confianza en lo que hago, que es una de las cosas que me faltaban a la hora de subirme a la piragua».

Otro de los aspectos en los que ha visto más evolución en los últimos años es en el crecimiento del número de chicas que practican piragüismo. «Yo en mi club nunca tuve compañeras en mi disciplina; ni en K2 ni muchos menos en K4. Ahora mismo hay varias niñas que empiezan en categoría alevín o benjamín. Está bien que las niñas vayan empezando, pero conmigo ya es una diferencia de edad muy grande como para tener una compañera en el futuro».

Aún así reconoce que le gustaría «ver a más chicas» de su pueblo practicando piragüismo. «Allí hay una mentalidad muy arraigada de que este es un deporte solo para el verano. Creo que también esa falta de mujeres en el piragüismo se debe a los estereotipos establecidos en la sociedad».

Reconoce, eso sí, que las cosas van mejorando. «Siempre queda camino por recorrer, pero últimamente se están haciendo las cosas bastante bien. Si se sigue trabajando así, dando apoyo a las mujeres y promocionando el deporte base, podremos ir generando más mujeres piragüistas».

La importancia de los referentes

También explica la importancia que puede tener para las niñas el hecho de tener referentes desde pequeñas. «Yo cuando empecé solo había visto competir a Teresa Portela y David Cal, pero no conocía a nadie más. Luego ya con el paso de los años sí que ya empecé a fijarme en otras como Sara Ouzande o Begoña Lazcano. Quería llegar a ser como ellas y ahora resulta que son mis compañeras. Y también me fijo mucho en Teresa Portela e Isa Contreras, porque son deportistas que tienen una gran metodología de trabajo, de esfuerzo y de dedicación impecables en este deporte».

La propia Bárbara Pardo ahora es uno de esos ejemplos en los que se fijan las niñas al empezar, algo de lo que es consciente la deportista valenciana. «Creo que soy una persona que va escalando poco a poco. También he sido una niña que no tenía las mejores condiciones para estar en lo más alto, pero a base de esfuerzo, trabajo y constancia lo he conseguido»

«Soy un ejemplo de constancia y de saber dejar las cosas malas a un lado. En 2020 falleció mi padre y eso me afectó mucho, pero seguí entrenando y dando el máximo porque era lo que él quería y aprendí a dejar lo personal a un lado y sobreponerme a las dificultades cuando me subía a la piragua»

Y es que la muerte de su padre fue otro de esos momentos duros por los que ha tenido que pasar la deportista valenciana. «Siempre me acompañaba a todas las competiciones. Desde que empecé fue así y él era un apoyo bastante grande para mí. Siempre quiso que siguiese. Gracias al apoyo de mi familia, de mis amigas, de mis compañeras de equipo y de mi entrenador pude sobrellevar la situación. Se portaron muy bien conmigo, pero al final decidí dar el paso de ir a un psicólogo y creo que es la mejor decisión que pude tomar porque me ayudó a ver esta situación con una perspectiva distinta y a mejorar mi carácter ante la muerte de mi padre».

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