Israel Molina Gómez
La atleta palentina ha deslumbrado a todo el atletismo nacional rebajando en 44 segundos su marca de 5.000 metros, se mete cuarta española de la historia en su estreno en una prueba de la Diamond League y se ha quedado a un suspiro de hacer la mínima mundialista en su primer 5.000 del año
«He pasado 22 meses lesionada, casi dos años. Esta es la mejor recompensa», cuenta una feliz Carla Gallardo (Palencia, 9 de febrero de 1999) apenas unos días después de rebajar en ¡44 segundos! su marca personal de 5.000 metros en Birmingham, en su estreno en una reunión de la Diamond League y ante el estupor general del atletismo español, que todavía se frota los ojos ante semejante barbaridad.
«La gente se sorprendía hasta de verme en la lista de salida de una carrera así. Muchos pensaban, como es normal, que no tenía nivel para estar», cuenta a Yo Soy Noticia la palentina, quien era consciente que sus piernas tenían fuego dentro y que lo iba a sacar en la primera oportunidad que le dieran. «Yo sabía que estaba para correr mucho, para hacer la carrera que hice, por eso salí valiente y por eso ha salido esta gran marca».
Se ha quedado a un suspiro de hacer la mínima mundial y es algo que va a perseguir en próximas carreras antes de fijar un gran pico de forma para el Campeonato de España absoluto. «Ojalá pueda bajar de 15:10, que es la mínima para ser mundialista. Ese es uno de los grandes retos que tengo ahora por delante. Me he quedado cerca pero hay que ver si me vuelve a salir una carrera como esta», cuenta.
«Yo soy una atleta peculiar, que le da muchas vueltas a la cabeza a todo. Soy de las que cuando está mal puede tocar fondo, pero también de las que cuando estoy bien, estoy muy bien»
Dos años muy duros de lesiones y problemas
Recuerda el calvario por el que ha pasado en los últimos tiempos, como varias fracturas de estrés echaron por tierra su paso de ser sub-18 a ser sub-23 en un momento en el que estaba volando e instalada entre las mejores atletas del continente.
Dejó de correr, de poder entrenar y el dolor se adueñó de una chica que solamente quería hacer y practicar el deporte que le apasiona. «Llegué a un punto en el que me despertaba por las noches del dolor», confiesa ahora. «Frené en seco, del todo. Estuve muchos meses sin avanzar, siempre pasaba algo», recuerda. «Estuve forzando y forzando hasta que me quedé coja. Pasé meses muy complicados, compaginaba medicina con la lesión, llegué hasta dejar de entrenar dos meses porque estaba harta».
En ese anonimato y esa soledad que acompaña a una deportista lesionada, Gallardo reconoce que nunca dejó de intentarlo, que hizo entrenamientos casi trotando con la única esperanza de llegar al final del túnel y volver a sentirse competitiva. «Lo he pasado mal, he encadenado lesiones, he estado enferma, pero llevo desde el mes de enero que todo me va muy bien, todo fluye y ahora todo eso empieza a dar sus frutos», dice.
De hecho, el último revés que recuerda fue el de no poder participar en la última San Silvestre Vallecana por contagiarse de covid a última hora. «He acumulado mucha mala suerte estos últimos años, siempre me pasaba algo», dice ahora que ya ve las cosas de otra manera y que está radiante después de la estratosférica carrera que se marcó en Birmingham. «Mi anterior marca de 5.000 yo era consciente de que era un poco irreal porque llevaba mucho tiempo sin correr la distancia».
Fotos: Sportmedia
Una Carla Gallardo nueva desde enero de 2022
Además, extrae cosas positivas de todo este tiempo. «He aprendido a escuchar a mi cuerpo, que creo que es importante. He aprendido a gestionar mis entrenamientos de otra forma. Se que hay días que estaré mejor, otros que estaré peor, pero lo importante es sacarlos adelante y continuar. Si hay que hacer rodajes a 4:40, se hacen y ya llegará el día de pegar fuego. Para mí menos es más. Soy consciente de que hay veces que tengo que parar, eso lo he aprendido en este proceso».
En apenas dos semanas entrenando bien en enero se marchó para el Campeonato de España de campo a través y se proclamó campeona en categoría absoluta.
«Mi entrenador alucinó bastante conmigo de ver cómo estaba después de tantos problemas. Una vez superado el covid, tenía tantas ganas de entrenar, que me puse a tope y recuperé un gran nivel en apenas pocos días. Soy una bruta.»
Ese fue un primer aviso y unos meses más tarde ha llegado la confirmación. «Nadie se esperaba que hiciera esta marca», ríe. «Ni mis mejores amigas sabían que estaba para esto. Yo les decía que estaba bien, pero es que era una atleta de 15:55, como iba a decirles que podía estar cerca de bajar de 15:10, era algo que no me salía contar, aunque yo me veía muy bien para poder hacerlo».
Hecho está y ahora solo queda seguir soñando en grande, sin límite. «Esta es una temporada muy bonita», recuerda Gallardo, sabedora que tiene una hoja de ruta apasionante por delante en los próximos meses y que le llega en el mejor momento deportivo de su vida, cuando acaba de echar abajo la puerta a patadas y cabezazos. Su talento aflora más que nunca y ya piensa en próximos objetivos.
«La idea es hacer otro 5.000 e intentar hacer la mínima mundialista para poder correr en Oregon. Me gustaría mucho. Y si lo consigo puedo asegurar que no iré al Mundial de vacaciones o relajada, iré a dar lo mejor de mí y a conseguir el mejor puesto posible y la mejor marca de la que sea capaz», resume con una ambición desbordante esta joven de apenas 23 años.
«Y si no lo consigo este año, pues lo intentaré el siguiente», confirma con positividad. «Luego tenemos el Campeonato de Europa de Múnich y hay que ganarse la plaza en el Nacional. Hay mucho nivel y no estará fácil, así que el pico de forma será para ese Campeonato de España, conseguir la plaza en el Europeo y si la logro a pelear por una plaza de finalista. Que no se diga. Tengo muchas ganas de debutar con la selección española en una competición absoluta»
«Siempre compito mejor cuando compito contra gente mejor que yo. No tengo miedo. Me da mucha más motivación»
