El milagro del curling femenino español, una realidad a golpe de esfuerzo y trabajo contra las dificultades | Yo soy noticia


Es inevitable no frotarse los ojos ante hazañas como la del curling femenino español, un éxito que llega de la forma más inesperada posible y gracias al talento, al trabajo y al esfuerzo de cinco chicas alavesas, que más que compañeras son amigas y que no tienen reparo alguno en invertir parte de su dinero, su tiempo y sus vacaciones en el deporte que les apasiona: el curling.

«Más que minoritario» en España, este ascenso al Grupo B (segunda categoría del curling europeo) demuestra que todo es cuestión de querer y de que España también puede ser un país de hielo y nieve. «Dentro de lo malo cada año hay un mayor número de personas que se apuntan a competir en nuestro deporte. El número de licencias está subiendo mucho temporada tras temporada», cuenta Lydia Vallés, una de las heroínas de este gran equipo.

Falta de instalaciones

Nos atiende ella pero lo hace en nombre también de sus compañeras Leire Carasa, Oihane Ruíz, Lucía Majuelo y Mariola Sedano, sin olvidar al preparador Sergio Martín, quien las acompañó en Lituania hasta ese subcampeonato que ha terminado en el ascenso al Grupo B.

Vitorianas del Harrikada Curling, todas ellas han demostrado que el curling femenino español tiene presente y tiene futuro, pues para algunas era su estreno en un campeonato continental de esta envergadura.

«Para nosotras esto es muy importante. Ha sido una forma de hacernos ver que tenemos nivel. Y para España es clave haber vuelto al Grupo B después de un descenso. No tenemos ninguna pista de curling como tal y estamos luchando, pese a todo, por colarnos ahí arriba»

Reconoce Vallés que el gran problema del curling nacional es la falta de instalaciones, algo que suplen como pueden pero que es un verdadero quebradero de cabeza tanto para ellas en sus entrenamientos como para captar a gente nueva.

«En Vitoria lo que hacemos es entrenar en la pista que hay para el hockey, pero que no tiene las condiciones necesarias», va diciendo sobre este asunto. «Pero intentamos aprovechar, sobre todo, la pista de Jaca cuando tenemos opciones de ir allí porque es la que más se está utilizando para el curling y la que mejores condiciones tiene para nosotras», insiste.

Un deporte en crecimiento

Hace hincapié en ello porque es consciente que gracias a su reciente éxito, al crecimiento de la selección masculina y a las nuevas tecnologías cada día hay más gente que quiere jugar a curling y es algo que se debe aprovechar. «Mira, en Vitoria ya somos tres equipos y hay otro en San Sebastián, pero es que incluso en Málaga hay jugadores de curling. La gente se va animando poco a poco».

También explica, sonriente, la «suerte» que ha tenido con sus amigos. «Me llevan aguantando desde los nueve años», bromea una chica que lleva desde esa edad en la selección nacional, pasando por todas y cada una de las categorías. «Ha habido muchas navidades que he tenido que decirles que no contaran conmigo en sus planes porque tenía que irme a Finlandia a entrenar«, resume.

Y aunque la mayoría de ellos no lo ha probado o no le ha entusiasmado la práctica de este deporte, tiene claro los motivos por los que pasa esto.

«El curling cuesta entenderlo por la tele, pero cuando te metes dentro a jugarlo todo cambia. Ves la importancia de la estrategia, de la precisión, de la potencia física de barrido. Eso es lo que hace que te termine enganchando»

No tienen una pista como tal, sin embargo, sí pone de manifiesta la buena suerte que tienen en Vitoria y la importancia que tuvo eso para que ella se acercara al curling, algo que ocurrió hace ya muchos años. «El Ayuntamiento organiza cursos municipales de muchas cosas diferentes y cuando yo era una niña a mí familia nos gustaba hacer cosas juntos, así que por tema de horario y tal nos cuadraba un curso de curling que era los viernes de 8 a 10. Nos apuntamos, nos gustó y ahí seguimos jugando los tres, tanto mis padres como yo».

Sin ser la historia más especial del mundo, no deja de ser original y algo mágico el hecho de que aquel curso cambiara la historia de una familia que se enamoró del curling y que ha provocado que Lydia Vallés se convierta en una de las caras más visibles del deporte en todo el territorio nacional, algo que la ha llevado a lograr este reciente éxito junto a sus compañeras, algo que ha costado mucho de conseguir y que ella resume tal y como lo ha vivido.

Los sacrificios del curling para seguir en la élite

«Este equipo lo formamos en septiembre», empieza recordando. «El año pasado yo jugué en el equipo mixto y no en esta modalidad, pero este año decidimos apostar por el femenino. Todas nos comprometimos a entrenar todos los viernes en Vitoria y a aprovechar cada oportunidad que tuviéramos de ir a Jaca a entrenar», dice.

«Hemos intentado participar en algunos torneos que se usan para promover el curling y eso ha sido importante para entrenar y jugar contra otros equipos. Después fuimos al Campeonato de España y lo ganamos y a partir de ahí ya empezamos con una preparación más específica para el Europeo. Estuvimos en Semana Santa en Bélgica machacándonos durante más de seis o siete horas al día. Hemos metido muchas horas de hielo los últimos meses», reconoce.

Un esfuerzo que no ha sido en vano y que ha tenido un final feliz. «Hemos tenido la gran suerte de que dos de las compañeras están estudiando y lo hacen de lunes a viernes y las que trabajamos también tenemos un horario de lunes a viernes que nos ha permitido entrenar los fines de semana».

«Hay compañeras que han tenido que gastar sus días de vacaciones en ir a entrenar y competir. Tenemos muy pocas subvenciones y con eso no nos llega. Pero como nos gusta tanto, no nos importante gastar nuestro dinero en el deporte y no en otra cosa»

Al margen de sus carreras como deportistas, quieren aprovechar su influencia para que más gente se anime a practicar el curling. «Como tenemos algo de hielo en Vitoria intentamos organizar jornadas de puertas abiertas para que la gente se acerque. Ahora en mayo se acaba la temporada porque se acaba el hielo, pero a partir de septiembre volveremos a la carga. Estamos dispuestas a enseñar a jugar a todo el mundo que quiera y estaremos muy contentas si el número de licencias sigue subiendo año tras año».

Y es que el gran objetivo del curling español tiene que ser crecer y seguir creciendo. «Yo, como ya llevo bastantes años dentro del mundillo he visto cómo ha evolucionado y me doy cuenta de que cada día más gente joven que se anima. En Jaca, sobre todo, está subiendo mucho y eso va a ayudar a generar cantera, que es algo básico».

Sin embargo, todavía estamos algo lejos de las grandes potencias europeas. «Es verdad que el masculino está mucho más fuerte que el femenino; de hecho, el año pasado estuvieron cerca de subir a la categoría A. El no tener una pista dedicada provoca que mucha gente tenga que escapar a Bélgica, Suiza… eso lo hace todo más difícil y es lo que hace más complicado subir el nivel. En Italia, por ejemplo, se ha notado mucho que ahora tienen una pista dedicada. Han mejorado infinitamente en los últimos tiempos», finaliza dejando claro este mensaje y enviando un guante que alguien debería recoger.

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