«El tiempo pasa muy rápido», es una de las primeras frases que pronuncia la joven Esther Briz, una deportista de la que vamos a oír hablar mucho en España próximamente y, para ser justos, de la que ya deberíamos haber oído hablar. No todo el mundo puede presumir de ser campeón del mundo, algo que ella ha logrado hacer en remo de mar, una especialidad que vive al margen del remo tradicional, mucho más conocido al estar incluido en el programa olímpico, algo que también ocurrirá con el de mar a partir de 2028.
Campeona del mundo
«Yo llevo remando desde los 10 años», empieza recordando la zaragozana, a punto de cumplir los 23. «Pero con el remo de mar no empecé hasta el 2021», explica una deportista que al poco de practicarlo ya era campeona del mundo, lo que habla a la perfección de la capacidad que tiene para el deporte. «Lo hice a partir del covid porque se suspendió el mundial absoluto de remo olímpico y mi compañero Ander Martín, que es amigo mío desde que tenemos 16 años y ha hecho mucho remo de mar de pequeño me convenció».
Y la realidad es que salió mejor imposible. «Es que yo llevaba todo el verano entrenando para ese Mundial y después de 10 semanas lo cancelaron y me dije a mí misma que no perdía nada por probarlo. Fue todo estupendo aunque tengo que decir que él ya había competido antes y tenía esa experiencia. Nos acoplamos muy rápido, clasificamos para el Mundial y todo salió perfecto. Ganamos y el año siguiente pues repetimos experiencia. Acudimos al mundial con más preparación, con más tiempo para prepararlo y pudimos repetir».
Lo cuenta con naturalidad, pero solamente ella es consciente de todo el trabajo que hay detrás de estos logros.
«El remo tradicional está más explotado que el de mar. La principal diferencia, como su nombre indica, es que se disputa en el mar y es más agresivo, con oleaje, chocando contra otras palas de las demás embarcaciones. Son cosas que en el tradicional no pueden ocurrir»
Cuenta que en lo único que coinciden ambas disciplinas es en «el movimiento cíclico de la palada», pero «la idea del deporte es muy diferente».
A por la plaza para París 2024
Aunque a ella le gustan las dos modalidades explica que es «incompatible» y que lleva «tanto tiempo trabajando para el remo olímpico» que ahora el objetivo es «clasificar para los Juegos de París 2024. Si quiero ir ahora a los Juegos tiene que ser ahí, pero sé que de vez en cuando me voy a meter con Ander en el mar. Es una gozada remar con él y yo tengo esa suerte. Es verdad que es probable que no compitamos este año».
Eso sí, se va a quedar con la espinita de ir junto a su amigo a Bali, a un evento espectacular que hay este año en agosto. «Estamos clasificados y sería increíble estar allí, pero es que el Mundial Absoluto, que es clasificatorio para París es la primera semana de septiembre».
Es de vital importancia ese campeonato porque es la primera y más clara opción de lograr el billete a los Juegos. «Tenemos dos opciones, o en este Mundial o el año que viene sobre el mes de abril que hay una repesca, pero lo ideal es conseguirlo este año porque se clasifica por posiciones y hay varias, mientras que en la repesca solo consiguen la plaza las dos primeras embarcaciones».
Ante la pregunta del millón, la que se hace todo el remo español, todavía no hay respuesta.
«No se sabe si voy a estar en el doble scull con Virginia Díaz. La federación está haciendo pruebas y hasta el mes de marzo no sabremos cómo vamos a competir»
En cualquier caso, ella está feliz y más centrada que nunca en el remo, de hecho, es la primera vez que está centrada en el remo de verdad, ya que se graduó como Ingeniera y Ciencia de Gestión el pasado mes de junio en la prestigiosa Universidad de Stanford, donde ha compaginado estudios y deporte los últimos años de su vida. «Ahora estoy en busca de patrocinadores, que es algo muy importante».
«Conseguir la plaza olímpica seguro que es un plus, aunque nunca se sabe a ciencia cierta. Hay veces que cuesta que se valoren los resultados, así que yo creo que la clave es un poco el equilibrio entre saber venderse uno mismo con esos resultados», argumenta sobre esto.
La experiencia americana
Mientras sigue pensando y soñando con los Juegos, recuerda sus inicios. «Yo soy de un club deportivo y social, el Club de Natación Helios, que tiene 14 o 15 secciones deportivas. Yo hacía natación, pero en verano probaba en todos los deportes; baloncesto, tenis… Desde que tenía un año hacía natación e incluso gané alguna competición de nivel nacional en el 2010 cuando tenía diez años».
La clave del cambio de natación a remo la tuvo su hermano, que se paso a ese deporte y le dijo de probar. «Me animó a hacer el cursillo y yo me planté en ese primer día de cursillo sin tener ni idea, pero ni idea de verdad, de lo que era el remo. De hecho, yo pensaba que era piragüismo, y no tienen nada que ver. Yo no sabía ni dibujar una embarcación de remo», bromea ahora pasados unos años.
«El cambio de estar en una piscina a estar al aire libre, con gente, en la naturaleza… Estuve muy a gusto desde el principio. Empecé con diez años y la verdad es que ha pasado todo muy rápido hasta ahora»
Recuerda que su adaptación fue muy rápida. «Es que de repente estaba compitiendo en un Mundial Juvenil y casi no me había dado cuenta. Luego en un abrir y cerrar de ojos estaba en Stanford (Estados Unidos) con una beca completa. Es verdad que no todo es así de fácil como suena», recalca. «Detrás de todo esto hay mucho trabajo, mucha dedicación y sobre todo hay mucha ilusión y mucho tiempo. Yo soy una persona que siempre que intenta hacer algo lo intenta hacer bien. Unas veces sale todo bien y otras no, pero en este caso me ha ido todo más o menos bien».
Explica sobre esa experiencia en Estados Unidos, que ha sido muy importante para ella. «A ver, para empezar hay que asumir que para remar necesitas unas condiciones de agua, por un lado, y de dinero por otro, porque el remo es un deporte caro. Yo en España podía haberlo tenido, pero para mí era muy importante compaginarlo con los estudios, que era algo básico para mí. Quería estudiar una ingeniería y, siendo realistas, en España era muy complicado que hubiera remado a este nivel y hubiera podido sacarme la carrera en cuatro años», cuenta.
«Mi experiencia en Estados Unidos ha sido fantástica, en una de las mejores universidades del mundo, con una beca completa, gente de todo el mundo, 45 remeras entrenando, que eran chicas con intereses muy similares a los míos. Me alegro infinitamente de haberlo vivido»
Y va más allá de los estudios o el entrenamiento. «Al final me ha servido para abrirme puertas, para abrir la mente. Estoy muy agradecida de haber recibido esa oferta y muy satisfecha de haber ido y haber vivido todo lo que he vivido».
Eso sí, ahora mismo se siente muy a gusto en España, con la mirada puesta en los próximos retos y con un millón de sueños por cumplir.