La ‘travesía por el desierto’ de un joven deportista: lo que cuesta jugar a hockey hielo en España | Yo soy noticia


Miguel Sánchez Pimentel, de 16 años, ha conseguido finalmente lo que más deseaba en el mundo, patinar, y lo ha logrado uniéndose a la sección sub-18 del puntero y referente Club Hielo Jaca, en el que compite por llegar a lo más alto de este deporte tan poco practicado en nuestro país.

La historia de Miguel en el hockey comienza hace unos 7 años, en una pequeña pista de hielo de Granada, que parecía una “carpilla de circo” según cuenta nuestro protagonista, en la que se inició a patinar y se enamoró de este deporte que tan poca difusión tiene en España. Años más tarde se inauguró en Granada el Igloo, una pista donde se practicaban varios deportes de hielo, y en la que empezó Miguel su andadura en un equipo de hockey.

Esta pista, recientemente cerrada por problemas administrativos, era la más importante de Andalucía, y ha vivido momentos históricos en la memoria del hockey hielo español. Acogió en 2018 el Mundial de hockey sobre hielo en el que España se proclamó campeona del grupo B y consiguió el ascenso. Ese equipo en el que empezó Miguel era un grupo pequeño, recién formado, y no competían en ninguna liga, pero la ilusión era muy grande.

Participaron en algún torneo, Miguel recuerda con cariño el de San Sebastián, al que acudió el equipo con mucha ilusión y con menos de un año de experiencia en las pistas. Empezó a entrenar por su cuenta y después con su padre, con el que iba después de clase en sus ratos libres y al que acabó enganchando también al hockey. Acabó jugando “pachangas” junto a su padre con gente mucho más mayor que él, pero siempre de forma amateur y Miguel lo que quería era competir en un entorno mucho más serio.

En busca de ese salto de calidad

El hockey en Andalucía es un deporte desconocido para la gran mayoría de la población, por lo que en el equipo no había muchos niños y no tenían los componentes necesarios para poder participar en ninguna liga, algo que frustraba a Miguel. A raíz de mucho patinaje y entrenamiento, se convirtió en un jugador que destacaba del resto de niños, los demás padres del club le decían “eres muy bueno” pero el no terminaba de creérselo, “yo me veía como uno más”.

Miguel, necesitas salir porque tienes nivel”

Pero su entrenador se dio cuenta de su potencial, y le animó a que buscara un lugar donde explotar su calidad: “Miguel, necesitas salir porque tienes nivel”. Es ahí donde su padre se puso en contacto con el club de hockey de Majadahonda para ver si podían probar a su hijo y ver si valía o no, y para Madrid que se fueron a hacer la prueba. En Majadahonda les gustó mucho lo que vieron, y le ofrecieron que formara parte del club. Por primera vez Miguel se dio cuenta que podría dedicarse a ello, que era bueno de verdad.

Había un inconveniente, el desembolso económico era muy grande y la familia no podía hacerse cargo, por lo que Miguel siguió patinando en Granada, donde le decían sus entrenadores que siguiese buscando, que aquí ya había llegado a su máxima progresión y tenía que buscar un sitio donde desarrollarse. Miguel empezó a sentirse frustrado y lleno de impotencia, y sus padres no podían verle así, hasta que un día su suerte cambió.

Estaba toda la familia en casa de su abuela y comentando el tema del hockey su prima se puso a investigar, con tal fortuna que descubrió un instituto en Jaca (Huesca), en el pirineo aragonés, donde parecía que había una pista de hielo. Su madre llamó al instituto y empezó a gestarse todo y en agosto, tras la cuarentena, Miguel viajó a Jaca con su familia. Estuvo haciendo trabajo físico y tras el verano le dijeron que sí, que se quedaba en el equipo.

Un apoyo incondicional

A pesar de los múltiples reveses que se ha llevado Miguel en el mundo del hielo su familia ha seguido ahí, apoyándole y animándole a que consiga su sueño de patinar, hasta tal punto de tener que dejarlo ir, pero sabiendo que será por su felicidad. “Doy gracias a Dios que mis padres no son de esos que dicen: no, te tienes que quedar. Veían que tenía ilusión y querían darme esa oportunidad”, comenta Miguel, agradecido. “Al principio venía con un poco de miedo por si la gente no me acogía, por si era muy diferente, pero me llevé una sorpresa muy grande y me siento como uno más”.

El cambio de Granada a Jaca fue importante, pero Miguel está contento. Está en una familia de la zona, ya que sus padres se han quedado en Granada, pero está muy satisfecho por cómo se están portando con él, “tengo una familia más aquí”. El paso de irse a vivir sólo venía con el aliciente de que era prácticamente a la otra punta de España, y encima al Pirineo. El joven patinador reconoce que al principio fue muy duro adaptarse al frío clima del norte. “Aquí nieva mucho, hay veces que llevo dos sudaderas y un chaquetón y aún así voy congelado”.

Doy gracias a Dios que mis padres no son de esos que dicen: ‘no, te tienes que quedar’. Veían que tenía ilusión y querían darme esa oportunidad”

Un andaluz en un deporte de norteños

El tener que irse a vivir fuera para cumplir su sueño no es una decisión fácil y nos dice Miguel que es el único “extranjero” que hay en su equipo de Jaca, son todos jugadores de ahí. Y es que el hockey hielo es un deporte muy poco común en España y menos en la mitad sur del país, nos cuenta que hay entre 15 y 20 equipo y casi todos de la parte norte y Madrid. Ve difícil que crezca el interés en este deporte, ya que “se tendría que dar a conocer más, tendrían que poner más pistas en las ciudades y promocionar, si hay niños hay cantera”.

Pero no es fácil, mantener una pista de hielo es muy costoso, supone un gasto importante de luz y agua además de requerir un mantenimiento diario. Pero si se le da un buen uso puede hacer que más niños se apunten a patinar como hizo él de pequeño, y quien sabe, quizás su sueño acabe siendo el de vivir del hockey algún día como es el de Miguel.

Se tendría que dar a conocer más, tendrían que poner más pistas en las ciudades y promocionar, si hay niños hay cantera”

En España vivir de jugar al hockey exclusivamente es una utopía a día de hoy, y no descarta ser entrenador algún día y enseñar a los más pequeños. Y por supuesto, jugar en Estados Unidos o Canadá, aunque sea en una liga universitaria. “Sería un logro muy grande, ahí hay mucho nivel”, confiesa un chico al que la idea de poder competir en la universidad e ir creciendo y subiendo de nivel le motiva mucho.

Al ser preguntado sobre volver a casa algún día, a volver a patinar en Granada, espera poder hacerlo pronto ahora que han abierto una nueva pista, el pabellón Mulhacén, la que desea que vaya a más y que de esa manera los niños puedan ir a patinar para poder hacer una buena base de cantera. Sobre todo, que se pueda disfrutar así de este maravilloso y espectacular deporte que es el hockey sobre hielo.

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