El adiós de Waldo Vila Gilabert, la leyenda del raspall | Yo soy noticia

El pilotari Waldo Vila Gilabert, natural de Oliva, se retiró el pasado fin de semana en el Trinquet de Piles. El que para muchos es el mejor jugador de raspall de la historia abandona la práctica profesional para centrarse en la dirección deportiva de la Fundación de Pilota Valenciana.

Aunque Waldo considere que «no se puede decir que uno es mejor que otro cuando no se han enfrentado en la misma época», su legado es irrefutable y por ello fue homenajeado y despedido como se merece: a lo grande.

«Fue una experiencia muy bonita y emotiva. Ni en el mejor de los guiones habría pensado que ocurriría así. Me quedo con el buen sabor de boca de la amistad y el cariño de tantos aficionados», admite.

Palmarés

Durante su dilatada y vasta trayectoria muchos son los títulos que ha almacenado en sus vitrinas: diez campeonatos individuales, seis campeonatos por parejas, la 1ª edición de la Copa de Raspall Profesional, Campeón del Mundo de Llargues…

De todos ellos, para Waldo destaca su primer campeonato individual y liga porque supusieron para él «hacer realidad el sueño que tenía desde muy pequeñito». Y es que a la temprana edad de 8 años nuestro protagonista tenía la firme convicción de que quería ser pilotari profesional.

«A los 16 años debuté en el Trinquet del Zurdo de Gandía, no podía creérmelo porque estaba cumpliendo mi sueño. Cuando empiezas a jugar partidas contra tus ídolos la satisfacción es enorme», relata.

Ídolos

Entre sus referentes sobresale «El Genovés» con quien comparte una bonita amistad, y quien protagonizó con su discurso uno de los momentos más emotivos de la despedida de Waldo en el Trinquet de Piles.

Hasta el punto, de que lo considera como «si fuera de mi propia familia, he tenido la suerte de compartir con él mucho tiempo». Pero también admira a otras grandes figuras como lo son Diego de Oliva y Carlos de Oliva.

Inicios en la pilota valenciana

Waldo se introdujo en el apasionante mundo de la pilota valenciana a la temprana edad de 8 años debido a una fuerte tradición familiar. Su padre no sólo era un gran aficionado de dicho deporte, sino que además poseía contactos con jugadores y personas del entorno más próximo.

Asimismo, durante muchos años la familia de Waldo regentó un restaurante que como el propio protagonista revela «sirvió de punto de unión y reunión de jugadores y aficionados». Al vivir tan cerca del trinquete viejo de Oliva era cuestión de tiempo.

«El trinquete viejo de Oliva era casi como el patio de casa. Llegaba del colegio, dejaba la mochila y me iba corriendo a jugar con mis amigos», narra.

Lesiones

Su gran talón de Aquiles y causante de su retirada como profesional. A finales de 2016 Waldo fue consciente que la situación era casi insostenible y que lo mejor sería dejarlo. Por ello despedirse de la manera en que se ha despedido ha cambiado el mal sabor de boca que poseía.

«He tenido que forzar la maquinaria para estar a un nivel alto. Lo más negativo es poner punto y final porque las lesiones son constantes, tu cuerpo está tocado y los médicos te recomiendan parar. He intentado siempre dar lo mejor de mí, ojalá me recuerden así», explica.

Polivalencia

Aunque Waldo pasará a los anales de la historia por su dominio del raspall, la realidad es que se le da francamente bien otras modalidades como la galotxa y el frontón. Una polivalencia que era rara de ver en la época en la que comenzó y que le ha llevado a conseguir lo que ha conseguido.

«En los últimos años la mayoría de jugadores han practicado desde pequeños varias modalidades, eso no ocurría cuando yo era pequeño porque los campeonatos eran especializados. A mí siempre me ha gustado practicar de todo», subraya.

Esa polivalencia es lo que más particulariza a un Waldo que se distingue por ser según él «un jugador muy completo».  «Nunca he tenido un golpe muy destacado pero he sido muy completo, he tenido las dos manos muy equilibradas que me ha hecho ser bastante regular», añade.

Presente y futuro pilota valenciana

Desde el pasado mes de febrero, Waldo ostenta el cargo de director deportivo de la Fundación de Pilota Valenciana. Y como tal es el encargado de liderar los cambios que se avecinan para terminar de dar el espaldarazo que le falta a uno de nuestros deportes más autóctonos.

«El reto es colocar la pilota valenciana en el sitio que le corresponde, ubicarla a nivel profesional. Porque se quedó estancado, no evolucionó en paralelo a la sociedad actual. Es muy fácil de decir pero difícil de realizar», avanza.

Lo que se busca es generar un espectáculo en torno a la pilota valenciana, comenzando por trasladar las partidas a los fines de semana para aumentar la afluencia del público. «Cuando la gente viene y ve una partida se engancha. Queremos que cada vez venga más gente joven», insiste.

Pero no sólo eso, sino que también se quiere potenciar las escuelas de niños y  la incorporación de la mujer. Dos frentes en los que se está trabajando desde hace tiempo y que han experimentado un cambio sustancial pero todavía insuficiente.

Fotografías: Fedpival

 

 

 

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