Ingrid Algar es mujer, rugbier y soñadora: «Si tienen un objetivo claro que nunca bajen los brazos» | Yo soy noticia

En el deporte español ya llevan años siendo un orgullo para todos, medalla tras medalla, gesta tras gesta. Elevando el nivel sobre el campo de juego, y la atención mediática hacia ellas. Y en Yosoynoticia.es siempre estamos a su lado, apoyando por igual tanto el deporte masculino como el femenino.

Pero hoy viernes 8 de marzo, en el Día Internacional de la Mujer, queremos dar un pasito más y poner el foco sobre mujeres deportistas que luchan por triunfar en la élite de diferentes disciplinas, y así conocer más en profundidad la historia vital de cada una de ellas.

Una de estas protagonistas es Ingrid Algar, barcelonesa de nacimiento pero valenciana de adopción desde que era una niña. Ahora, con 21 años, puede decir con orgullo que sus años de esfuerzo y sacrificio han cristalizado en una beca de la selección española de Rugby Seven, combinado en el que es pieza importante y con el que luchará en breve por alcanzar el sueño olímpico de Tokio 2020.

¿Cómo vive Ingrid Algar el Día Internacional de la Mujer?

“Para mi es una semana normal, pero es cierto que se acerca el día donde las mujeres se van a reivindicar e iré a esa manifestación para apoyar todos los derechos de la mujer”, nos cuenta desde Madrid. Allí forma parte del Sanse Scrum de rugby XV en la Liga Iberdrola, la máxima categoría del rugby femenino en España, y con las compañeras de equipo acudirá a esa cita junto a miles de mujeres más.

Ingrid es un claro ejemplo de mujer luchadora, de ir a por los retos aunque eso implique marcharse de casa y no tener apenas tiempo para estar con amigos y familia. Como ella nos cuenta, un día normal en la vida de esta internacional española del Seven es, cuanto menos, intenso.

Entrenar, entrenar, entrenar y entrenar. Así se pueden resumir mis días aquí en Madrid”, apunta. Eso significa gimnasio por las mañanas, luego descanso para comer y más entrenamiento por la tarde y noche tanto en el gym como en su club de la Liga Iberdrola de rugby femenino.

“Estoy en un curso online porque presencial no puedo hacer nada. Es algo que también veo en compañeras que están en una carrera y les cuesta muchísimo presentarse a los exámenes, o cogerse más asignaturas porque es difícil compaginar en España el alto rendimiento nuestro con la vida académica”, añade.

El aspecto de los estudios y el deporte afecta por igual a chicos y chicas en España, eso es así, y es un aspecto a mejorar en el futuro para que tanto talento joven no se quede por el camino en alguno de estos dos ámbitos.

¿Cuánto cuesta en España llegar a la élite deportiva sin dejar de lado los estudios?

El ejemplo para las futuras generaciones

A sus 21 años Ingrid lleva tres viviendo lejos de su añorada Valencia. Ahí fue donde empezó a despuntar dentro del CAU Rugby Valencia y en el ámbito autonómico, hasta que la Federación Española de Rugby se dio cuenta de que en la figura de esta apertura había cualidades para llegar al Seven, que trabaja por repetir presencia olímpica el próximo año.

A ella le gusta mirar con mezcla de orgullo y satisfacción toda su trayectoria, y pese a las dificultades económicas que rodean la práctica del rugby en España (un ámbito donde tanto chicas como chicos se igualan por lo bajo) y que la beca que recibe no le da para mucho más que para pagar los gastos básicos, ella no cambiaría nada de todo lo vivido.

No he tirado la toalla porque cuando decidí venirme a Madrid aún no había jugado con la española, y decidí venirme aquí 1 año por ver si podía conseguirlo. Ya llevo tres años y estoy muy a gusto, he conseguido mi primer objetivo de ser internacional y ahora tengo que mantenerme, que es difícil porque hay mucha competencia”, confiesa.

Quién se lo iba a decir a esta joven que con 13 años, cuando la actividad del rugby visitó un día su instituto, miraba con recelo ese balón ovalado del que ahora es inseparable. Porque entrando en la adolescencia era el atletismo lo que más le gustaba, aunque aquellos años sobre el tartán sin duda que le han servido para moldear un físico que ahora le permite despuntar sobre el verde.

“Estoy muy contenta de haber tomado esa decisión”, reconoce Ingrid, de cuyas palabras pueden extraer valiosas lecciones todas las mujeres que deseen seguir sus pasos. Porque no va a ser fácil, porque el rugby está creciendo en España pero aún tiene que mejorar, y porque las mujeres todavía se encuentran con descerebrados e impresentables que consideran de menor valía y mérito lo que ellas consiguen.

“Todavía cuando algunos nos ven escuchamos eso de que ‘eso es para hombres’, ‘eso no deberías de practicarlo’ o el ‘tú tendrías que estar en casa’… hay gente que aún sigue haciéndolo porque esto de la igualdad va muy lento”, señala. Aunque es su papel, y el de millones más en todo el mundo, el que convence a toda la sociedad de que las chicas también juegan a rugby porque “esto no es solo para hombres, y puede jugar cualquier persona que quiera”.

Sueños

A ella le queda toda la vida personal y deportiva por delante, y sueños que cumplir ahora que ya es un nombre reconocible en la máxima categoría del rugby femenino en España, dentro de una época del año donde va a jugarse el billete olímpico con el Seven.

Este mes de junio, en Francia, disputarán el Europeo que ya otorga plaza para las primeras clasificadas, y todavía tendrán más meses de competición y de oportunidades para representar al rugby español en Tokio 2020. Ingrid, junto a Teresa Bueso, podrían ser la única representación de la Comunitat Valenciana en el equipo, y le es imposible ocultar que se trata de algo que más que un objetivo para ella.

Es un “sueño” que atesora a sus 21 años de edad, sabiendo lo que ha sacrificado para estar donde está, como mujer y también como deportista de élite buscándose la vida en el siempre complicado (por lo económico y poco mediático) mundo del rugby en España. “Yo voy a seguir aquí porque me gusta, hasta que me digan que no. Estoy donde quiero estar porque lo he conseguido por mis propios méritos, y no me quiero rendir”.

Y eso es lo que espera que también hagan las futuras generaciones de mujeres y hombres deportistas que se inspiran en un día tan señalado para todos (especialmente para ellas) como es el 8 de marzo. El Día Internacional de la Mujer en el que el color dorado toma las calles.

Que no se rindan, que soñar es muy bonito y si tienen un objetivo claro que no bajen nunca los brazos. Da igual las piedras que les pongan en el camino, que sigan luchando por lo que quieren que seguro que lo van a conseguir”, concluye.

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