Lazos vitales y rugbiers | Yo soy noticia

FOTOS Y VÍDEO: CARLOS MARTÍNEZ

 

Yosoynoticia.es se cita un sábado por la tarde del mes de diciembre con Silvina y Kiara. Estamos en las instalaciones del campo del Río en la ciudad de Valencia, un lugar en el que ellas dos conforman una de esas inspiradoras y curiosas historias que el deporte valenciano alberga en su seno.

De Argentina a encontrar la inspiración en su hija

Silvina nació y creció en Argentina, pero en un país tan entregado al rugby y sus ‘Pumas’, nos sorprende escuchar que jamás había tocado allí un balón ovalado. Las mujeres allí se encaminan hacia el hockey.

Pero ya hace algo más de 20 años que Silvina aterrizó en nuestro país, y aquí nació su hija Kiara hace 15 años. Ella fue, junto a su hermano, las que inocularon el virus del rugby en las venas de su madre, que desde entonces agradece cada día el haber podido descubrir los muchos e inigualables valores que este deporte atesora.

Así nos lo cuenta en la entrevista, mucho menos tímida que una hija que como se suele decir, es de las que habla en el campo. Por suerte, ambas conocen al detalle de qué va todo esto, y desde hace unos meses han comenzado a compartir momentos inolvidables y de mucha calidad con el Femenino del CAU Rugby Valencia.

Madre e hija compartiendo la pasión por el rugby

Las dos (madre actuando de pilar, la hija es tercera línea) formaron en el equipo que debutó hace unos meses en la presente competición Territorial Femenina, haciéndolo muy joven Kiara en la máxima categoría de la Comunitat Valenciana. Eso sí, con el permiso de una madre que no puede estar más feliz de ver los pasos tan grandes que va dando su hija.

Presente en las convocatorias de la Selección Valenciana, Kiara ya reside en el Complejo Educativo de Cheste donde está becada para estudiar y jugar a rugby. Se trata de una joven promesa del rugby femenino valenciano que entrena con chicos durante la semana, y son precisamente sus buenas prestaciones ahí las que ya le han abierto las puertas del primer equipo Femenino, donde compite desde hace unos años su madre.

Son lazos familiares y de rugby en el CAU, en los que profundizamos a través de esta deliciosa charla que, como nos confiesa la hija, no hubiera sido posible si ella un buen día no se hubiera enfadado para así dejar la natación y seguir los pasos de su hermano hacia el balón ovalado.

En aquel momento ninguna de las dos hubiera imaginado estampas como las que ahora comparten sobre el césped con los colores rojinegros puestos, pero así es la vida y un deporte como el rugby. Una familia en el sentido más amplio de la palabra.

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