Los sub 20 fueron hace unos meses subcampeones del Mundial Trophy, una generación española que ya había conquistado el campeonato de Europa sub 19 con una nutrida representación valenciana. Súmale que tanto el equipo masculino como el femenino absoluto de Seven acaban de lograr billete para Río 2016 en uno de los mayores hitos del deporte español, y el resultado es que el balón ovalado vive un ‘boom’ sin precedentes entre nuestras fronteras.
Por eso ahora más que nunca conviene echar una mirada a las bases, a los detalles que tanto cuidan en la ‘familia’ del rugby y que convierte esta práctica en algo muy especial. El respeto a los valores y las tradiciones lo son todo, y no está de más echar un vistazo a un decálogo que concentra todo aquello que debe atesorar un deporte colectivo de contacto y evasión como el que nos ocupa.
1. Sin humildad no llegarás a nada
Debes aceptarte tal y como eres, con tus virtudes pero sobre todo con tus defectos que te harán ser mejor jugador y entender cómo llegar al éxito. Difícilmente se alcanzan las metas marcadas sin tener los pies en el suelo, sin reconocer que tu realidad es la misma que atesoran los demás.
2. Deporte de equipo por excelencia
En el rugby no hay ‘estrellitas’, ni está bien visto personalizar el éxito de un grupo en 2 o 3 nombres propios. Aquí la palabra ‘familia’ y lo de compartir éxitos y fracasos alcanza su máxima expresión, cada uno tiene una función igual de importante y sobre todo necesaria para que tu ‘hermano’ sobre el campo confíe en ti.
3. El árbitro es uno más
Fuera los ‘clichés’ futboleros y demás estupideces que se ven a diario en aquel deporte, relacionadas con el trato a los que imparten justicia sobre el terreno de juego. En el rugby el respeto al árbitro es casi reverencial, basado en la comprensión de que la tarea realizada no está exenta de errores humanos. La tensión del momento puede llevarte a pensar que los demás están equivocados, pero protestar no va a cambiar la jugada ni te va a hacer más útil en el partido.
4. El recinto de juego es sagrado
El respeto a los árbitros y rivales también debe extenderse a cada recinto donde tengan lugar los partidos. Nada de romper mobiliario ni dejar el vestuario hecho unos ‘zorros’. El ambiente debe ser agradable dentro de la lógica tensión y frustración que conlleva competir, y en el rugby es prioritario cuidar la imagen dada a todos los niveles.
5. El entrenamiento es igual, o más importante si cabe que el día de partido
Se entrena para jugar. En un deporte como el rugby, que no es profesional y donde hay responsabilidades de estudio o laborales para la grandísima mayoría de quienes lo practican en edad adolescente y adulta, cuidar la asistencia durante la semana y la interacción con los compañeros ayuda a fortalecer el grupo. A que todos compartan unos intereses comunes y por los que están dispuestos a hacer grandes esfuerzos, sacrificando la mayor parte de su tiempo de ocio.
En los clubes de formación se prioriza el estudio, pero los jugadores y jugadores deben organizar su vida para llegar a ambos. A esto hay que añadir un gran trabajo físico individual, nuestro cuerpo es nuestra ‘armadura’.
6. El entrenador manda
El tiempo que él dedica a formarte y ayudarte a mejorar no debe ser infravalorado, y aunque en caliente y con la tensión de un partido dentro del cuerpo surjan dudas sobre su labor, nunca hay que dejarse llevar por los nervios y perderle el respeto. Esto no significa que sean perfectos, o que no pueda haber intercambio de opiniones para ajustar detalles del juego, pero siempre con la educación y las formas que requiere el dirigirse a una figura como la suya.
7. Lucha por cada balón y trasládalo a tu vida
El deporte del rugby nos enseña que hay que luchar por cada balón en juego. Ninguno es gratis ni hay partido ganado de antemano, una filosofía sobre el campo que también debes aplicar en tu vida si quieres triunfar en todo lo que propongas.
Video de motivación. RUGBY
8. Cuida tu entorno
No solo conviene estar físicamente como un ‘toro’ para llegar lejos en el rugby, el factor psicológico juega un papel mucho más importante del que puede parecer a priori. Una mente despejada y libre de preocupaciones ayuda a estar más concentrado en el juego, a tener un mayor acierto e incluso a evitar ciertas lesiones relacionadas con el estrés y las preocupaciones constantes. Para ello, cuida de tu familia que debe ser la base de tu estabilidad y rodeate de gente que te haga sentir bien y te ayude a mejorar en todos los niveles.
9. Olvídate del resultado
Aplicable especialmente en categorías de formación, en los más jóvenes que se acercan al rugby y desean aprender los valores de humildad, compañerismo y solidaridad que hacen único a este deporte. A edades más adultas todos juegan para ganar y están inmersos en una competición con victorias y derrotas, pero incluso en estas circunstancias hay que ser consciente de que aspectos como el respeto al árbitro, compañeros, rivales y entorno están por encima de una anotación de más o de menos, y de que no vale todo para justificar un resultado positivo a tu favor.
10. Comparte diversión
En el fondo todos jugamos a un deporte para divertirnos y pasar un rato agradable, y si además no hay posibilidad de ganar millones de euros siendo profesional en la élite todavía cobra más trascendencia esta afirmación. Sé feliz, y ayuda a difundir el rugby entre la sociedad para que cada vez haya más personas que entren a formar parte de la gran ‘familia’ del balón ovalado.
Pero no olvides que se puede coordinar diversión con lucha, pues la pelea por cada balón es clave como ya se ha dicho en un punto anterior, pero también divertida.
Unidos por la misma pasión