Adrián Rubio
La idea que nació a mediados de los 90, contenedora de los valores y riqueza que atesora la práctica de este deporte entre los más jóvenes, ha crecido hasta límites inimaginables por sus propios fundadores, finalizando recientemente otra multitudinaria edición del 2017
El CAU Rugby Valencia, junto a otros históricos del oval nacional como la UE Santboiana, El Salvador y Liceo Francés pusieron las primeras piedras de un camino que debían recorrer sus categorías inferiores, enfrentándose en una serie de encuentros de carácter anual que sin duda ayudarían al desarrollo y motivación de sus jugadores en torno al rugby.
Celebrándose alternativamente en sedes como Valencia y Barcelona, con el tercer tiempo de convivencia como bandera, empezó a brillar el primer lugar de encuentro entre talentos ‘rugbiers’ que más adelante se veían las caras en la disputa de Campeonatos de España, o compartiendo vestuarios en selecciones nacionales.
El posterior auge de los torneos nacionales de rugby puso un mayor foco sobre el Torneo Melé, que abría sus brazos a más clubes y a más categorías incluyendo el femenino hasta dar con sus huesos en la época actual, donde la ‘criatura’ ha alcanzado dimensiones que superan con creces las expectativas iniciales que tuvieron sus visionarios impulsores.
Campo de ilusiones
El Torneo Melé a día de hoy alberga categorías desde S8 hasta S16, también con espacio para el pujante rugby femenino, y la afluencia de equipos de diferentes rincones del país, así como la dificultad de encontrar una única instalación y fechas disponibles para albergarlo con continuidad, le tiene jugando en 4 sedes.
La de Valencia de la mano del CAU, la de Madrid con el Liceo, Valladolid con El Salvador y Barcelona con la Santboiana, aprovechando siempre la larga festividad del puente de la Constitución y entre semana, para así no chocar con los cargados horarios de los campos en los sábados y domingos.
En este 2017 Valencia no fue sede (van rotando para que cada curso le toque a 3 de los 4, y esta vez Madrid, Valladolid y Barcelona han sido los destinos escogidos para el Torneo Melé), pero hasta esos lugares se desplazaron diversas expediciones de un CAU Valencia que sigue ofreciendo a los suyos formación y rendimiento, las claves de su correcto aprendizaje en el rugby.
«Para el rugby valenciano es muy importante tener a un club ahí, que compita todos los años con las mejores canteras de España. Ver a 8 grandes clubes que compiten en categorías de rendimiento y promoción, con todos los partidos siendo importantes para el crecimiento de un jugador que aquí encuentra condiciones de máximo nivel».
«Esa es la gran ventaja de este torneo, y lo que lo hace tan especial desde su nacimiento», añade Toni Gimeno, referente del CAU y una de las figuras que ayudó a dar sus primeros pasos a este torneo ejemplar con más de dos décadas de vida.
«Yo jugué el Torneo Melé»
Se presenta como una ilusión y un reto para esos chicos y chicas que en edades de formación, cuando son parte de las canteras de clubes importantes en España, aprovechan las fechas previas a las vacaciones navideñas para engrosar la larga y dilatada historia de este clásico del rugby nacional.
Un torneo que todos recuerdan pasados los años, una cita donde miden lo aprendido y donde presionarse para mejorar teniendo enfrente a chavales de su mismo nivel competitivo.
Justo lo que buscaba en sus inicios este Torneo Melé que llegó a nuestras vidas en un momento donde los Campeonatos de España de categorías de formación no eran lo que son hoy en día, cuando salir del ambiente territorial no era un realidad tan extendida como en la actualidad.
Seguir logrando que todo el rugby español lo vea como una cita especial en su calendario anual de torneos es el reto, como también asentarlo en cuanto a organización e instalaciones que actualmente limitan su crecimiento.
Pero el futuro, viendo la cantidad de talento y ganas que se concentran en estas fechas del evento, es apasionante, y en manos de las futuras generaciones está el poder decir aquello de «yo jugué el Torneo Melé».
