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La valenciana dejó atrás el mundo de la competición cuando sintió que ya no lo disfrutaba. Con una filosofía diferente al resto de deportistas, llegó a competir a nivel nacional aún sin esperarlo.
Alicia Bartual Doménech nació el 14 de enero de 1972 en Valencia. Desde pequeña ha practicado multitud de deportes, desde gimnasia rítmica hasta baloncesto, pero ninguno le apasionó demasiado. Si hay algo que de verdad le cautivó fue el gimnasio, donde lleva yendo casi cada día desde que tenía 20 años.
Así, comenzó a entrenar aeróbic en la escuela de la campeona de Europa, Carmen Valderas. Tras mucho esfuerzo, pudo comenzar su camino como monitora: “Con el entrenamiento de aeróbic me quedé muy fibrada, así que me animaron a competir en fitness”.
La deportista participó en el Campeonato de la Comunitat Valenciana logrando un cuarto puesto. Tras esto, continuó en el fitness haciéndose con el bronce de la Comunitat, una posición gracias a la que pudo competir en el Nacional.
Me machacaba tanto que en lugar de disfrutar, padecía».
En su último año como profesional logró una segunda posición: “Me lo dejé porque estaba cansada del mundo de la competición. Me machacaba tanto que en lugar de disfrutar, padecía”.
Del fitness al triatlón
No le dio tiempo a echar de menos el fitness, ya que enseguida comenzó a practicar triatlón. Un deporte del que también se retiró hace dos años porque ya no se sentía cómoda: “Lo dejé porque se convirtió en una moda. Soy una persona que vive mucho las cosas, y todo lo que hago es por placer y para disfrutar.»
El triatlón llegó un momento en el que se convirtió en un pase de modelos».
«El triatlón llegó un momento en el que se convirtió en un pase de modelos: gafas a juego con las zapatillas y con la bicicleta. Ese ambiente ya no iba conmigo”, concluye la valenciana.
Tan claro lo tenía, que de un día para otro Alicia vendió su bicicleta. A partir de entonces, continúa yendo cada día al gimnasio y practica running: “Lo hago exclusivamente por disfrutar, no tengo ningún objetivo, solo hacer lo que me apetezca en cada momento”.
Y es que nada mueve más montañas que la pasión por lo que haces: “Entrenar para un triatlón da mucha satisfacción, pero acabarlo aún más. No es necesario que alcances ninguna posición, al menos para mí”.
Sin objetivos
Alicia nunca eligió un deporte para vivir de él, sino para vivirlo: “En España no te puedes ganar la vida con el fitness, solo te da caché como monitora. A mí me encantaba dar clases y por eso lo hacía”.
En nuestro país este tipo de deportes no tienen tantos adeptos como para poder vivir de ello: “Como mucho te dejan un gimnasio para entrenar porque atraes a gente, pero poco más”.
“Lo mismo pasa con el culturismo. Mientras que en otros países están ganando muchísimo dinero, aquí no te da ni para comer. Este tipo de deportes no son tan valorados”, añade Alicia.
Llegar a lo más alto sin disfrutarlo no tiene ningún valor».
Con una filosofía diferente, consiguió cosas que ni se planteaba. El hecho de disfrutar de su pasión y esforzarse día a día le llevaron a competir a nivel nacional. Y ahí reside el secreto del éxito, en que te apasione cada paso que des: “Para mí, llegar a lo más alto sin disfrutarlo no tiene ningún valor”.
La deportista se queda con todos los buenos momentos que ha vivido gracias al aeróbic y al fitness. Momentos que nunca olvidará y que guarda como una época ilusionante, pero pasada.
Sin saber qué le deparará el futuro, que siempre ha sido para ella totalmente inesperado, Alicia continuará dejándose guiar por aquello que sea capaz de disfrutar en cada momento, con la única meta de exprimir cada deporte que practique y divertirse al máximo.
