Edu Parrilla
A sus 24 años este atleta perteneciente al club castellonense desarrolla su carrera al otro lado del charco . Allí ya ha dejado señas de su calidad hace solo unos días cuando logró la mínima para ir al Mundial de Portaland. Sin duda, está llamado a ser una de las grandes estrellas del atletismo español en el futuro
Vivir en el estado de Nueva York haciendo lo que más te gusta y disfrutando de la vida podría ser el sueño de muchos jóvenes de hoy en día. Muy cerca de la ciudad que nunca duerme, de la capital del mundo, está Bruno Hortelano, uno de los atletas con más progresión del panorama nacional actual. Su vida ha sido la propia de un trotamundos. Nacido en Australia, criado en Canadá y ahora en los Estados Unidos, el deportista nos concede una entrevista desde el otro lado del charco para poder conocerle en profundidad y saber como le va por unas tierras donde la competencia en esto de la velocidad es feroz.
Cuéntanos Bruno, ¿cuándo empezó tu pasión por el atletismo?
Con ocho años estaba pegado a la tele cuando el mundo vio ganar a Maurice Greene los 100m en los Juegos Olímpicos de Sydney. Lo vi dominar de una manera que realmente me inspiró, y aquella gesta me sembró la semilla de un sueño secreto y muy especial: el deseo de un día competir en unos Juegos Olímpicos como hizo Greene. Ese mismo año me enrolé a un club de atletismo en mi ciudad, y tras muchos años de disfrutar corriendo y competiendo, casi me olvido de mi sueño. Fue hace cuatro años cuando me quedé a un suspiro de participar en los Juegos de Londres que me acordé del ardor de aquel sueño de niño, y lo llevo conmigo día a día desde entonces.
¿Qué te ha llevado a acabar en Nueva York?
Mi historia quizás no sea típica. Nací con ciudadanía española en el extranjero (en Australia) porque mis padres hicieron estudios ahí. Antes de cumplir un año nos mudamos los tres a Canadá, a los cuatro años ya tenía doble nacionalidad española y canadiense, y hasta los diecisiete crecí en Burlington, una ciudad a orillas del lago Ontario al sudoeste de Toronto. Mis padres, mi hermano, y yo hacíamos viajes a España todos los años, a veces dos veces al año, para pasar navidades y los veranos con los tíos, primos, y abuelos. Desde que era juvenil competía en el Campeonato de España de mi categoría todos los veranos defendiendo los colores del Club Madrid Mapoma, gracias al apoyo incondicional de María Carmen Gómez, lo que permitió que la RFEA me conociera. Una vez que terminé el colegio en Burlington, me aceptaron en la universidad de Cornell para estudiar ingeniería biológica, y a la vez con la oportunidad de competir en la NCAA representando a la otra “Roja” (los “Big Red” de Cornell). Desde entonces, y con alguna excepción, he mantenido mi base en Ithaca, Nueva York, donde me encuentro muy a gusto, y rodeado de un ambiente que me permite preparar bien mis objetivos. Al acabar mi primer año de universidad la selección española me elegió para competir en el Mundial Junior de Moncton.
¿Cómo está siendo allí tu experiencia tanto académica como profesional y deportiva?
Me gradué de Cornell en mayo del 2014 tras cinco años de estudios. Esos cinco años fueron vitales para mi formación deportiva, tanto física como mentalmente. Físicamente me empujaron para llegar a conseguir más de lo que yo hubiese pensado era posible, y mentalmente me permitieron ver –y creer– que podría conseguir cualquier objetivo que quiera, mientras me lo proponga seriamente y prepare un plan específico para lograrlo. Desde que me gradué, estoy entrenando en Cornell con el mismo entrenador (Adrian Durant), y rodeado de compañeros que me han motivado a siempre exigirme más. En estos dos años he continuado buscando experiencias profesionales en biología, y he tenido el lujo de poder participar en el laboratorio de la Dra. Kristy Richards en Cornell, que está investigando sobre cáncer (en específico, linfoma) utilizando estrategias muy avanzadas y novedosas, que permiten aprender cosas referentes a esta enfermedad que no se sabían. Siempre he pensado, y sigo con la idea, que quiero buscar la excelencia en todos ámbitos de mi vida. No sé si algún día llegaré a obtener eso que busco, pero para mí es muy importante saber que pongo mi máximo esfuerzo en todo lo que hago, que lo estoy dando todo.
¿Qué diferencia hay entre el deporte de élite allí con el de España? ¿Qué podemos aprender nosotros de ellos y ellos de nosotros (si se da el caso)?
Para empezar, hay tantísimos atletas de élite en EEUU que al que no está entre los mejores del mundo se le olvida. Y eso hace muy difícil conseguir que todos los atletas con talento reciban ayuda económica del estado o de patrocinadores privados. Hay muchos atletas en EEUU de calibre mundial que si tuviesen la suerte de representar cualquier otro país, asistirían a JJOO y Mundiales sin ningún problema. Pero con USA jamás lo harán. Una ventaja de este sistema es que siempre habrá gran competencia entre los atletas en campeonatos nacionales, y esta competencia mantendrá siempre el fuego en los atletas que realmente lo quieren, además de crear un nivel de atletismo que no se ve en ninguna otra parte del mundo. Un estadounidense de élite nunca se conformará con correr 10.00/20.00 en 100m/200m porque con estas marcas no se gana en el campeonato de EEUU. Me recuerda bastante a la pruebas de fondo en España, donde tenemos consistentemente a más de tres atletas con las mínimas olímpicas y de mundiales. Eso hace que en los campeonatos de España se corra una barbaridad en las pruebas de fondo, y siempre hay espectáculo, porque solo tres atletas pueden representar a España, y alguien se tiene que quedar en casa viendo los JJOO por la televisión. Esto es malo para el atleta que se queda en casa, pero es muy bueno para el deporte porque así se crean campeones que luego pueden ir a un Mundial o a unos JJOO y tener la confianza de poderlo ganar.
Sabemos que acabas de lograr la mínima para el Mundial de Portland, ¿cómo fue la competición del pasado fin de semana?
Fui a la pista nueva de Ocean Breeze en la ciudad de Nueva York el 12 de febrero con la intención de lograr la mínima. En enero, tras la primera competición del año, logré 6.66 y ya entonces supe que podría bajar una centésima si todo iba bien. Pues la carrera del 6.64 no fue perfecta, y analizando vídeo sabemos que aun puedo mejorar mucho esta misma temporada, tanto en la salida como en el final. Y esto me motiva mucho para hacer marca de nuevo en Portland.
¿Qué objetivos te marcas en el mundial?
Portland será mi primera participación en un campeonato del mundo de pista cubierta, que servirá además como un paso importante en el camino para llegar a los que serán mis primeros JJOO en Río de Janeiro. A menudo sueño con alcanzar el podio en Portland, dado que son esos sueños grandes no se puede obtener ningún gran resultado, pero el objetivo real mío es hacer marca personal en las series clasificatorias, volver a hacerla en la semifinal para intentar meterme en la final, y una vez más repetir marca personal en la final. A mis rivales no les puedo controlar, y por eso me concentro en mejorarme para hacer marca en el momento adecuado, es lo máximo a lo que puedo aspirar. Lo demás no depende de mí, y por tanto queda fuera de mi control. Al fin y al cabo, mi gran sueño no es otro que hacerlo bien en Río, donde pienso asistir, salvo lesión, con la misma estrategia de competición con la que viajó a Portland. Y si todo sale como espero, conseguiré también marca personal en Río.
Siendo miembro de Playas de Castellón, ¿cómo te organizas? ¿puedes participàr en Campeonatos de Europa o nacionales?
El Playas –a través de Pepe Peiró– ha sido un gran club conmigo, año tras año desde que estaba en categoría Promesa. Me han dado la libertad de entrenar y competir en EEUU la mayoría del año y representarles casi exclusivamente en verano. Estas facilidades me han venido fenomenal, especialmente este año que tengo intención de pegar un salto de calidad y tener éxito en los Juegos de Río. Pero antes de llegar allí espero poder aportar al club todo lo que pueda en el campeonato de Europa de clubes en Turquía a finales de mayo.
