El del valenciano Miguel Ángel Plaza debe estar en los medios de comunicación, y conocer su historia tanto los que practiquen deporte a diario como los que no lo hagan, porque su vida es un ejemplo y motivación para el resto de personas que ponen límites a sus propios sueños y ambiciones.
Tocando el cielo a los 48 años
Miguel Ángel, a sus 48 años, no le pone barreras ni obstáculos a nada de lo que se plantee, es más, los derriba zancada a zancada. Entrenando los siete días de la semana y con la mentalidad de un profesional aunque él no pueda vivir de esto del running, su gran pasión desde hace 20 años y la que le acabó conduciendo irremediablemente, allá por el año 1999, a entrar en el equipo de atletismo Cárnicas Serrano.
Un físico incombustible que el pasado 16 de agosto entró el primero en la meta del maratón en los campeonatos del mundo de atletismo de veteranos, celebrados en la ciudad francesa de Lyon. Allí, viéndole triunfar, estaban su mujer y sus hijas, asistiendo al “orgullo más grande” que ha experimentado nuestro protagonista en su dilatada trayectoria sobre el asfalto. Y no se quedó ahí la gesta, pues además de triunfar en la categoría de mayores de 45 años su tiempo le permitió ser el segundo en la clasificación absoluta de un evento donde corre gente 13 años menor que él.
“Ni soñando me lo podía haber imaginado, me faltó el ir un poco más confiado porque tenía miedo de poder lesionarme, dos meses antes en la preparación tuve amagos de lesión. De haber ido con los deberes hechos al cien por cien creo que hubiera conseguido también el triunfo en la general”, confiesa con rotundidad un tipo que todavía saborea algo que sólo él, y su familia, saben lo que ha supuesto de sacrificio personal.
8 horas de pie antes de calzarse las zapatillas
La historia diaria de este referente del atletismo popular valenciano y español es dura y exigente, no apta para cualquiera. Y dice mucho de la fortaleza mental y física que luego exhibe en esas carreras como la de Lyon, las que ya le han convertido en una auténtica leyenda.
Hablamos de turno de noche en la factoría de Ford en Almussafes con 8 horas dedicadas como operario a hacer vehículos, uno tras otro en una labor que le obliga a estar durante todo ese tiempo de pie. Pero con las primeras luces del alba a Miguel Ángel no se le pasa por la cabeza recoger los trastos, volver a su casa y bajar la persiana para entregarse a un sueño reparador. Eso puede esperar, primero hay que atarse las zapatillas de running y aprovechar la mañana, a eso de las 7, para salir a correr y mantener la forma física que exigen citas como la última en tierras francesas.
Durmiendo entre 5 y 6 horas los meses anteriores a una gran prueba, como él reconoce “viviendo al límite” para que su cuerpo de 48 años de edad pueda estar a la altura del de otros chavales mucho más jóvenes. Así se explica su medalla de oro en Lyon con un espectacular registro de dos horas, 30 minutos y siete segundos, en un 2015 que ya ha visto como Miguel Ángel se proclamaba subcampeón de Europa de media maratón y además obtenía el bronce en el Campeonato de España de 10 kilómetros.
Una foto en Zaragoza
Hace unos meses sus hazañas no pasaron desapercibidas para un chaval que trabaja en el Conservatorio de Música de Zaragoza, y ocurrió lo siguiente: “Me pidió una foto mía para ponerla en su aula, y motivar a los alumnos de que las cosas se pueden conseguir independientemente de la edad que tengas, con sacrifico, muchos ánimos y tesón. Es algo que me llenó de orgullo”.
¿Como para no hacerlo, verdad? Anécdotas así echan más leña en el fuego interior que conduce el día a día de Miguel Ángel, el que le hace correr después de una agotadora jornada laboral, el que contagia a una familia preocupada por él pero que a la vez sabe que competir y estar en este mundillo de las carreras es lo que le da la vida a este gran deportista valenciano.
Es muy sacrificado, soy una persona que me exijo más de la cuenta para hacer un deporte que es como aficionado, no vivo de esto y quizá me exijo mucho. Mi mujer ya me ha comentado que si colgara las zapatillas no pasaría nada, pero a la vez ella es mi máximo apoyo y es la sufridora de mis entrenamientos. Sabe lo que me gusta y lo que me ilusiona día a día, es el principal motivo para seguir haciendo algo así”.
Así que no contéis con su retirada ni con que baje el nivel, porque «ganar en Lyon me ha motivado mucho más y mientras pueda seguir a este nivel voy a continuar”. Lo sabe su entrenador José Garay, con quien ya prepara el próximo Campeonato de España en Sevilla y el Campeonato de Europa en Portugal, buscando una triple corona que sería algo como para volverse loco.
Pero no es descartable, para nada, sólo hay que conocer a Miguel Ángel Plaza, el mismo que se considera uno más del pelotón los fines de semana en cualquier carrera popular, que sigue apreciando el contacto y el buen rollo que se genera con el resto de participantes y al que si es por deporte, “hasta vería una carrera de caracoles”.