Héroes de carne y hueso: el maratoniano que volvió a la vida para convertir kilómetros en sueños | Yo soy noticia


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Qué decepción, ¿verdad? Pero, ¿alguna vez se ha planteado qué es lo que tenía aquel súperhéroe para que le concediera tanta admiración?

Cierren los ojos, piénselo. Ahora, ábranlos, miren, observen y vuelvan a soñar, porque los héroes sí que existen. Quizá no susciten tanto nuestra atención porque no poseen capacidades sobrehumanas, pero tampoco necesitan el antecedente “súper” para realizar hazañas extraordinarias. Poseen una cualidad mucho más valiosa: la certeza y la convicción de que las pequeñas acciones mueven el mundo. Personas solidarias les llaman. Personas de carne y hueso. Personas como tú y como yo.

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Construyendo sueños a través de pasos

El héroe de esta historia construye sueños a través de pasos. Y no, no es cuestión de trucos de magia. Javier Beleño es maratoniano. Su vida es el running, pero ganar no es ni mucho menos su objetivo prioritario, ni el crono su rival a abatir. Su batalla es combatir la pobreza y lo realiza atesorando los kilómetros recorridos en cada carrera para luego, venderlos de manera simbólica.

Convierto el running en una iniciativa solidaria porque veo que hay personas que les maravilla el esfuerzo que acarrea una maratón. Es una agarradera tremenda, por lo que decido sacarle partido. La gente compra, pero quiere algo a cambio y yo decido entregar mi esfuerzo».

Gracias al dinero obtenido, Beleño adquiere productos que destina al Banco de Alimentos. De modo que miles de personas puedan ver satisfecha una necesidad: comer. Un privilegio inaccesible para algunos, un hábito para otros.

«Es algo que veo súper necesario. Ya no solo por la ayuda que das, sino también por la imagen que quiero plasmarle a mis hijos. Las cosas no son gratis, hay niños que no tienen ni para un vaso de leche por las mañanas. Yo no me puedo acostar por las noches sabiendo que hay niños como los míos con tantas carencias».

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El furgón que le dejó en coma

Por esta razón tan potente cada mañana Javier Beleño se calza sus zapatillas, y sale a la calle con las miras puestas en un nuevo maratón. Jamás ha desistido en su objetivo, a pesar de los golpes recibidos por el camino.

Un fatídico 10 de julio, mientras se ejercitaba para un ironman por el carril bici, Beleño era arrollado por un furgón dejándole en estado de coma. Las múltiples fracturas que recibió su cuerpo incentivaban a pensar que jamás volvería a las competiciones.

Cuando desperté, el jefe de traumatología me dijo: conociéndote sé que dentro de un año volverás a hacer vida normal, pero con las lesiones que tienes, olvídate de todo lo que termine en “ón”.

Desde aquellas duras palabras han transcurrido 6 años y 14 maratones. Nuestro héroe continúo corriendo. Desde entonces sus desafíos no sólo no han dejado de crecer, sino que han ido haciendo parecer pequeño al reto anterior.

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Correr encadenado

‘Run to Valencia’ es hasta la fecha su apuesta más alta. Una iniciativa con la que pretende recaudar 6.000 kilos para el Banco de Alimentos. Cantidad a la que, a escasos días del 20 de noviembre, fecha en la que tendrá lugar la Maratón Valencia Trinidad Alfonso, decide aumentar a 2.000 más.

En total 8.000 kilos, el doble de lo obtenido la edición pasada. Una cifra que, en caso de no llegar a conseguir, el propio Beleño se compromete a saldar de su propio bolsillo. «Es un beneficio moral tremendo. Pensar que con tu esfuerzo ayudas a personas que ni siquiera te conocen, es maravillosa esa sensación».

Maravillosa la siguiente hazaña que nos trae nuestro protagonista. Si recorrer 42 kilómetros ya es arduo de por sí, imaginénse hacerlo encadenado. Javier Beleño decidió un día correr desde la línea de salida hasta la meta con unas esposas en las manos. ¿Por qué? Mejor dicho, ¿por quién? Por ‘Atenpace’, un centro de atención y ayuda a personas con parálisis cerebral.

Después de hacer 42 kilómetros esposado, que mis hijos me liberasen los brazos para poder abrazarles, y que una multitud de niños con parálisis cerebral y sus familias cruzasen conmigo esa meta fue… indescriptible».

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La solidaridad como ‘motor’ de una vida

Indescriptible todo cuanto puede llegar a realizar la voluntad, el deseo, la solidaridad de una única persona. Algo digno de admirar y halagar. «Estoy contento porque la gente me apoya, me sigue y me da las gracias».

Gracias ya no solo por hacer que un niño pueda tener cada día su vaso de leche, sino por demostrar que existen motivos por los que luchar. Gracias, Beleño, por enseñarnos que hay alegrías que no son únicas ni propias, sino compartidas. Gracias a ti por hacer grande el deporte, sin necesidad de medallas ni galardones.

Gracias por darle sentido práctico a las palabras: solidaridad y empatía. Simplemente gracias por desvelarnos esta clase de historias, por permitirnos volver a soñar y volver a creer en las grandes hazañas. Tan solo gracias por recordarnos que los héroes sí que existen.

Los sueños son sueños. Hay que diseñarlos porque son a nuestro gusto, es lo que queremos. Hay que desearlo para luego realizarlo”. Javier Beleño

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